COSA DE PRENSA

  • Ignacio Rodríguez Terrazas
  • Periodistas caídos en la guerra
  • Una mira telescópica asesina

 

Javier Rodríguez Lozano

AGUASCALIENTES, Ags., martes 11 de julio de 2017.- Como decíamos: conocimos a aquel joven que narra Carlos Ferreyra Carrasco en su artículo De memoria, los fines son los que cuentan. Tuvimos el enorme privilegio de tratarlo personalmente en una de nuestras giras para La Prensa con el presidente José López Portillo a Chihuahua, cuando gobernaba Manuel Bernardo Aguirre, aquel que acuñara la célebre frase en respuesta a la interrogante de los reporteros de si “¿eso nos beneficia o nos perjudica?”, y que decía: “Ni lo uno, ni lo otro; sino todo lo contrario”… En aquella fuente presidencial cubrían para El Universal Ángel Gómez Granados; Isabel Zamorano, Excélsior; Jesús Saldaña, El Heraldo; Irma Fuentes, Novedades; Leopoldo Regalado, Canal 13; Salvador Estrada, Televisa, entre otros. Hablamos de Ignacio Rodríguez Terrazas, de quien uno de sus compañeros de generación, Rogelio Luna Jurado, diría que se inició en el periodismo en 1975, en el periódico chihuahuense El Norte, de Luis Fuentes Saucedo, que pronto desaparecería… Pero cuando lo conocimos, si bien nos impresionamos muy gratamente por su combatividad, nunca imaginamos el perfil extremo de Nacho. Pocos años antes nosotros habíamos trabajado en el periódico El Rotativo, de don Luis Cantón Márquez, periodista tabasqueño que en los años 50s –al igual que nosotros en los 60s- también formaría parte de las baterías de reporteros de Antonio “Indio” Velázquez, entonces director del semanario Guerra al Crimen. En aquella redacción de los Cantón Zetina conocimos al reportero Marco Antonio Guevara, que pronto se iría a radicar a Chihuahua y sería gran amigo de Nacho Rodríguez. Rogelio Luna lo recuerda así: “Poco tiempo después atendía también el reporte de noticias para la organización de radio Radiorama, en donde trabó una profunda relación profesional y de amistad con Marco Antonio Guevara, otro importante periodista de la entidad. Por esos días, la radio noticiosa de Chihuahua difundía reportajes de verdadero privilegio, en la voz de un acucioso corresponsal de guerra en las calles de Managua y San Salvador”… Cuando conocimos a Nacho Rodríguez ya había viajado a Nicaragua, a la guerra que para el periódico en que trabajábamos entonces –Que dice lo que otros callan– sería cubierta por Jorge Luna Millán y Héctor Moctezuma de León, dejándonos en lista de espera a Evaristo Corona Chávez, Carlos Espinosa y este servidor… Ya para Unomásuno Nacho realizaría su último viaje a El Salvador y creemos nosotros que sería su involucramiento, ya no como periodista sino como activista del Frente Farabundo Martín de Liberación Nacional en Nicaragua y el Frente de Acción Popular Unificada en El Salvador, lo que provocaría que el gobierno salvadoreño pusiera en él la mira telescópica de un francotirador, que le dispararía matándolo, el 8 de agosto de 1980 en la capital salvadoreña.

LA COSA ES QUE…

En 1989 cubriríamos en El Salvador las elecciones que ganaría la derecha con Alfredo Cristiani y en aquella cobertura, cinco reporteros enviados serían asesinados de la misma forma: por las balas de los francotiradores salvadoreños. Cerraremos este tema en otro momento; qué tal.

 

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