XV Cumbre Presidencial / DE LA ALIANZA DEL PACÍFICO

(Texto íntegro)

CIUDAD DE MÉXICO, sábado 12 diciembre 2020.- PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Un saludo cariñoso, fraterno, a los pueblos hermanos de Chile, de Perú, de Colombia y a sus gobernantes. Al presidente de Chile, Sebastián Piñera; al presidente de Colombia, Iván Duque; al presidente de Perú, Francisco Sagasti.

Me da mucho gusto participar en este encuentro de Estados miembros de la Alianza del Pacífico.

Mi intervención va a tratar básicamente sobre nuestra experiencia en enfrentar esta doble crisis: la sanitaria, la pandemia, y la crisis económica.

Doy por entendido, y aceptamos la necesidad de fortalecer nuestras relaciones en todos órdenes, en lo económico, en lo social, en lo cultural, en lo comercial. Y sólo puntualizar que debemos todos, cada quien de acuerdo a su realidad, su circunstancia, entender que ir a una nueva normalidad después de la pandemia, implica también aceptar que hay una nueva normalidad en el mundo y en nuestros países.

Ya no se puede continuar con las mismas estrategias, tenemos que reinventarnos en todos los órdenes. Ya no se puede seguir sosteniendo la misma política económica, no se puede poner vino nuevo en botellas viejas. Más, cuando las políticas que se han aplicado en el pasado no han dado resultados. Esto no es un asunto ideológico, es de juicio práctico.

A nosotros nos deja lecciones muy importantes la pandemia. Así como nos deja sufrimiento y tristeza por la pérdida de vidas humanas, también nos enseña que no se debe de abandonar el sistema público de salud, que fue un error grave apostar a la privatización de la salud, como se hizo también en el caso de la educación.

Nosotros actualmente, por esa política privatizadora, tenemos un déficit de médicos y de especialistas. La educación y la salud no son privilegios, son derechos de los pueblos.

Entonces, tenemos también que revisar, decía, la estrategia que se ha venido aplicando cada vez que se presenta una crisis económica.

Antes, frente a una crisis, lo que hacía y se recomendaba, incluso hasta por organismos financieros internacionales, era recurrir a créditos, endeudar a nuestros países y utilizar ese endeudamiento para rescatar a las grandes corporaciones, tanto empresariales como financieras.

Ahora, con la crisis que precipitó la pandemia, nosotros optamos por rescatar primero al pueblo, a la gente más necesitada; empezar a apoyar, a reactivar la economía de abajo hacia arriba, desde la base de la pirámide hacia arriba.

Se intensificó el apoyo a programas sociales, Programas del Bienestar; se adelantó la entrega de recursos para la pensión a los adultos mayores para que no salieran los adultos mayores de sus domicilios y se cuidaran.

Se adelantó también el pago a niñas, niños con discapacidad.

Se adelantó el pago para 11 millones de estudiantes que reciben becas.

Toda esta inversión que se dirigió a la base de la pirámide social ayudó a que no se desplomara el consumo, que la gente contara con lo fundamental, los alimentos, los artículos de primera necesidad.

Entonces, logramos que la economía se reactivara pronto, ya estamos en ese proceso.

Es importante informarles que esto se reforzó con una aportación extraordinaria de nuestros paisanos migrantes, que, a pesar de la pandemia, están enviando ahora más recursos a sus familiares en México. Este año vamos a tener remesas récord, vamos a alcanzar 40 mil millones de pesos de envíos de mexicanos que trabajan, viven en Estados Unidos y que envían estos apoyos a 10 millones de familias en México, un promedio de 350 dólares mensuales por familia.

Entonces, con este apoyo y con la decisión de destinar recursos desde abajo, a la gente más necesitada, estamos saliendo adelante.

No solicitamos créditos, no aumentamos impuestos, no aumentamos los precios de los energéticos y estamos optimistas. A pesar de lo difícil que ha sido enfrentar la pandemia y a pesar de la caída de la economía, estamos seguros de que saldremos con esta fórmula, con esta nueva estrategia.

Desde luego, como ustedes saben, en México hemos decidido acabar con la corrupción.

En nuestro diagnóstico, desde que estábamos en la oposición, sosteníamos que el principal problema de México era la corrupción, que nada había dañado más al país que la deshonestidad de los gobernantes y que teníamos que erradicar la corrupción, desterrar la corrupción.

Y ahora que estamos en el gobierno estamos llevando a cabo un programa para limpiar de corrupción al gobierno de arriba para abajo, como se barren las escaleras, como se limpian las escaleras.

Estamos encontrando también:

El combate a la corrupción no sólo es un asunto de índole moral, sino también el combatir la corrupción significa liberar muchos fondos para el desarrollo.

Esto se complementa con una política de austeridad republicana, es decir, abandonar los lujos en el gobierno. Le costaba mucho al pueblo mantener al gobierno. Ahora hay austeridad y eso también significa ahorros.

Ya en México no hay Estado Mayor Presidencial.

¿Saben cuántos elementos del Ejército cuidaban al presidente, o cuántos elementos constituían el Estado Mayor Presidencial?

Ocho mil elementos para cuidar al presidente.

Se compró un avión para el presidente, que lo queremos vender y no podemos porque está valuado en 120 millones de dólares, y como es muy lujoso, extravagante, no hay quien quiera comprarlo. Pero imagínense el tamaño de esos excesos, la dimensión de esos excesos.

Entonces, todo eso se termina y con el combate a la corrupción y con un gobierno austero estamos liberando fondos para el desarrollo.

Y, repito, no hay necesidad de endeudar ni de aumentar impuestos, ni de cobrar más por las gasolinas, por el diésel, por la energía eléctrica.

Y sí, termino comentando, subrayando, que es muy importante repensar acerca de lo ineficiente que ha sido el modelo neoliberal; desde luego, bueno para las minorías, muy malo para los pueblos.

El gobierno tiene que representar a todos y tiene que haber una división clara entre el poder económico y el poder político. Cuando el gobierno está al servicio de una minoría no se puede avanzar.

Entonces, yo celebro este encuentro con ustedes. La verdad, la verdad, muchas gracias al presidente Piñera, que es ahora el responsable, el coordinador de este encuentro y de la Alianza; está por concluir su mandato y le deseo lo mejor al presidente Duque que va a tomar la estafeta.

A mí me gustaría tener esta reunión de manera presencial, pero ya sabemos que no es posible por cuestiones sanitarias, por la sana distancia que se tiene que mantener, pero ya va a pasar esto y nos vamos a encontrar.

En lo personal, un saludo también al presidente del Perú. Nos da mucho gusto que se haya decidido elegirlo como presidente del Perú, al presidente Sagasti, que, a pesar de la situación interna, él representa la conciliación y deseamos que salga adelante por el bien de su pueblo.

Y también nosotros apoyamos el ingreso a la Alianza, de Singapur y, desde luego, el ingreso de Ecuador. Votamos por eso y ojalá se pueda lograr lo más pronto posible.

Ya nada más termino diciendo que vamos a firmar las declaraciones. En particular, lo que tiene que ver con la firma de la declaración de Santiago, Santiago de Chile.

¡Que viva Chile

¡Y que viva Colombia!

¡Y que viva Perú!

¡Y que viva nuestra América!

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