COSA DE PRENSA / Periodismo

 

Conferencia de prensa de la procuradora general de Justicia del Distrito Federal, Victoria Adato de Ibarra. Se pueden ver a Ernesto Villarreal, Javier Alatorre, Raúl Uzeta y sentados y en primer plano, a Guillermo Valencia Ramírez y a Alfredo Jiménez Ramos… Es muy probable que sea la primera rueda para medios en que la funcionaria explicara cómo terminó el caso criminal de La Hiena de Sinaloa, a mediados de enero de 1983.

 

  • Llegó el momento de hablar

  • Alfredo Jiménez y Excélsior

  • Despertar memoria dormida

  • Tenemos mucho qué decir

 

Javier Rodríguez Lozano

CIUDAD DE MÉXICO, miércoles 26 julio 2023.- Es muy probable que haya llegado el momento de hablar, como nunca antes se hiciera en la historia del periodismo mexicano, al despertar la memoria dormida de mujeres y hombres que escribieran una historia inocultable y digna de ser conocida.

 

Ayer, en el Patio de la Federación, como alguien bautizara el hall del Senado, en Paseo de la Reforma, conversaba con dos grandes: Julio González, camarógrafo de Televisa; y Ricardo del Valle, que se iniciara como auxiliar del columnista Francisco Cárdenas de Cruz en El Universal hace muchas décadas.

 

Nos ganó el anecdotario, recordando algunas de las mil batallas vividas en las trincheras del periodismo mexicano, desde la década de los 60s hasta nuestros días y coincidimos en lamentar que a ninguno se nos haya ocurrido la idea de escribir más a fondo; todos quisiéramos, pero algo lo dificulta.

 

Les comentaba yo a Ricardo (con quien conviví muchos años en El Universal) y a Julio (cubrimos la campaña presidencial de Manuel J. Clouthier), el brillante texto de Alfredo Jiménez Ramos, exreportero de Excélsior, con quien también conviví mucho tiempo en la fuente policiaca, aquella del Negro Durazo, la DIPD y Victoria Adato de Ibarra y Abraham Polo Uscanga, difundido ayer en Facebook.

 

“Yo creo, mi querido Javier, que si cada uno de nosotros aportáramos al menos una anécdota podríamos escribir entre todos un gran libro sobre la historia del periodismo mexicano”, nos dijo Ricardo a Julio a y mí.

 

Ya lo creo, le respondí y les comenté también cómo durante las reuniones que sostuviéramos los últimos años Guillermo Valencia Ramírez, exreportero de la fuente policiaca, luego de la obrera y mi jefe de Información en El Universal, “hilvanábamos sobre la misma costura”, es decir, abordábamos la misma nostalgia; algún día se hará realidad eso, siempre le dije.

 

El de ayer, también profuso y largo en su extensión del texto, donde parodia a alguien que se disculpa por no haber tenido tiempo de abreviar, al referirse a las notas del Excélsior de antes de 1976, Alfredo Jiménez Ramos titula su nota -la más actual de muchas que ha publicado en la citada red, que lo convierten válidamente ya en El Cronista de El Periódico de la Vida Nacional- “Memorias de El Excélsior de Ayer”, narra en su entrada:

 

“Abreviar, cortar, abreviar, cortar, abreviar, cortar. Tal era la norma que rezaba enmarcada en el muro y sobre el escritorio de Eduardo Deschamps, reportero de primer nivel en las cuestiones de arte y cultura en EXCÉLSIOR, el EXCÉLSIOR que Julio Scherer, García, por supuesto, llevó a uno de los primeros lugares de importancia, calidad y veracidad en el orbe. Había que escribir corto, nítido, certero y preciso. Sin embargo, había libertad de espacio y obviamente de expresión”.

 

La verdad, son auténticas joyas los escritos de Jiménez Ramos sobre el mejor periódico de México en su tiempo, porque luego de aquella infausta fecha de1976 en que Luis Echeverría le diera golpe de estado, surgiría paulatina pero certeramente el nuevo liderazgo de El Gran Diario de México, que escribiría su propia historia.

 

Qué delicia leer los nombres de tantos personajes de Excélsior que se cruzaron en los caminos de muchos de nosotros, desde nuestro inicio hasta el final de su tiempo como cooperativa; ah, porque también hay decirlo con todas sus letras: El periodismo mexicano siempre fue mal pagado, pero después de Televisa, los reporteros de las cooperativas La Prensa y Excélsior tuvimos los mejores salarios del mercado.

 

Alfredo cita a los periodistas de entonces, y recuerda en otro párrafo:

 

“Llegarían más a la caída de Julio Scherer, a la caída de aquel poderoso EXCÉLSIOR cuyo golpe gestó Luis Echeverría Álvarez a través de Regino Díaz Redondo y José Andrés Barrenechea Álvarez. Con éstos, EXCÉLSIOR no volvió a ser lo que era y pese a la llegada de otras buenas plumas, se colaron muchos de cuyo nombre no queremos acordarnos y que fueron fieles, serviles y postrados a los pies de ese par de vergüenzas del periodismo nacional. Muchos de ellos considerados los “viudos y viudas” de los oscuros personajes, aún deambulan por ahí tratando de que la situación de EXCÉLSIOR, no se resuelva para tapujar las maniobras, fraudes, engaños y saqueos de Díaz Redondo y sus cómplices que permitieron trastocar la calidad de EXCÉLSIOR cuya grandeza perdura como inercia de aquel periodismo heroico.

 

“Aquel vergonzoso 8 de julio de 1976, en el que EXCÉLSIOR fue apuntillado por manos criminales, fortaleció de alguna manera a todos los periódicos del país que reforzaron sus cuadros con reporteros y redactores de EXCÉLSIOR que con la inercia de su grandeza se aferraba a su respetabilidad, pero… no lo logró”.

 

Ciertamente, la caída de Excelsior detonó a otros periódicos, como El Universal, adonde yo llegué proveniente de La Prensa, y con una semana de diferencia, en la Navidad de 1987, desde donde me catapulté sobre las bases de aquel inolvidable periodismo; esto es, mis jefes con quienes yo escribiera mis mejores trabajos en El Gran Diario de México eran egresados de Excélsior: José Villa Alcalá, Pedro Álvarez del Villar y Emilio Viale Fiestas… Me pongo de pie, con la mano en el corazón.

 

Al texto de Alfredo Jiménez, de ayer, le compartí este comentario:

 

-Brillante relato, mi querido y respetado Alfredo Jiménez, compañero reportero policiaco de mil batallas.

 

La magnificencia de tu invaluable texto ofrece otro paradigma también majestuoso, que hizo una escuela irrepetible en el periodismo mexicano: La encarnizada competencia.

 

Es probable que lo hayas incluido en tu histórica crónica de El Periódico de la Vida Nacional, pero hubo un reportero de La Extra, Enrique Olivares, que cuando las investigaciones del quebranto financiero del Banco Nacional Pesquero y Portuario (Banpesca) se publicaran por primera vez en el periódico vecino. El universal, en 1990, me advertiría, respetuoso pero firme:

 

“Por cada chacaleo (exclusiva) que publiques, mi querido Javier, te vamos a responder con dos”.

 

A aquella primera exclusiva del gigantesco fraude cometido por la clase política en Banpesca, le siguieron otras más, desde la fuente parlamentaria, y no hubo periódico en México que publicara nada semejante.

 

Cuando dos meses después el dueño de mi periódico Juan Francisco Ealy Ortiz me premiaba por aquella investigación periodística, a la que Fernando Gutiérrez Barrios y Pedro Aspe Armella habían puesto fin con el reconocimiento oficial, me di cuenta que yo me había ido solo con la nota; por supuesto, porque “la nota es la lanota… del pueblo”.

 

Conocí personalmente a muchas de las personalidades que citas, mi querido Alfredo; algunas de ellas fueron mis maestros, jefes y guías, no los cito para no caer en injustas omisiones, a todos los llevó a mi corazón.

 

Aquella Escuela de la Competencia con que Excélsior le diera sentido al periodismo mexicano, simplemente es una historia aparte.

 

Un fuerte abrazo, mi querido Alfredo, y con respeto te comento que si el sistema jurídico mexicano nunca estuvo a la altura de la problemática del periodismo que citas, tampoco lo está ahora, a menos, naturalmente, solo a menos que el ejercicio del periodismo sea elevado a rango Constitucional, donde su dignidad e integridad individual sean debidamente reconocidos y protegidos.

 

Abrazo.

 

LA COSA ES QUE…

Los periodistas tenemos mucho qué decir y lo vamos a decir.

 

Qué tal.

 

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