COSA DE PRENSA / Jefes de Prensa presidenciales II

 Adolfo López Mateos y Humberto Romero Pérez

 

  • “Timba, jiribilla y rampaboya”
  • Como no teniendo qué hacer
  • Trabajan mejor que muchos
  • El que a buen árbol se arrima

 

Javier Rodríguez Lozano

Lunes 15 febrero 2021.- Pareciera que es un tema que se aborda porque no hay otro o porque el autor “no tiene qué hacer”, sin embargo, no es así; tiene su “timba”, su “jiribilla” y su “rampaboya”; se escribe para que alguien (no todos) lo lea.

Hablar de eslabones perdidos o de viejas glorias no es tan ocioso como parece, aunque hay que admitir que la laringitis y la penicilina “jota” -como el chile que no pica, pues- le quita a uno hasta la inspiración para escribir con mayor profundidad.

Como sea, hablar de los jefes de prensa del Presidente nunca será ocioso, antes al contrario, debiéramos escribir un libro sobre ellos, para recordar las bondades de un oficio al que se le debe muchísimo más de lo que se reconoce.

Por ejemplo, ¿qué hubiera hecho Elba Esther Gordillo sin los sabios consejos de nuestros respetados compañeros y amigos Lalo Campos, Francisco Rodríguez, Carlos Salomón, Carlos Olmos, entre otros?

Lo que nunca pudieron hacer ni Echeverria (ARC, ALM, GDO, JLP, entre otros pocos, sí) ni Ernesto Zedillo, ni Fox, ni Calderón, porque no tuvieron la altura de miras que los llevara a los elevados niveles de la excelencia de las publirrelaciones.

La actual y posteriores generaciones de periodistas nunca conocerán la “etimología”, raíces o significados de la materia prima de la redacción periodística y las relaciones públicas de sus antecesores: Ambas se hacían con “timba, jiribilla y rampaboya”.

No lo podrán conocer, simplemente porque no existen definiciones castellanas que lo permitan.

Por ejemplo, “la Timba”, según Wikipedia, es “ponerle el corazón a la música”, como al son montuno de Cuba; “Jiribilla, de acuerdo a la Academia Canaria de la Lengua, es “Persona muy inquieta”; y “Rampaboya”, de plano no existe, aunque yo se la escuché en el Club de Periodistas de México, A.C., más de una vez, a Renato Leduc, y asumo que quiere decir cabeza, pensamiento, inteligencia, creatividad.

Hoy en día las redes sociales han sepultado estos ingredientes en el periodismo moderno, ya no se escribe con timba, jiribilla y rampaboya, porque las imágenes las sustituyeron; hoy un video bobo es más visto que leído un poema, otra vez, de Renato Leduc, por ejemplo.

Algo que tendrá que recordar, admitir y considerar el presidente Andrés Manuel López Obrador, es que tanto la promoción que en su tiempo tuvieron la fundación del Partido Nacional Revolucionario (1929) como la Expropiación Petrolera (1938), se debieron al manejo de los expertos.

En especial desde el punto de vista de la aportación que el pueblo ofreció a ambos episodios nacionales, que se debió con mucho al trabajo excelente de los jefes de Prensa de Plutarco Elías Calles, Melchor Ortega; y de Lázaro Cárdenas, Agustín Arroyo Chi.

Calles fundó la primera Secretaría de Prensa y Propaganda de lo que fuera por muchos años el partido oficial y Cárdenas creó en Los Pinos el primer Departamento de Prensa y Publicidad. Es decir, fue el primero que empezó a pagarle abiertamente a los periódicos.

En el debate histórico aún resulta difícil enrarecer las imágenes de Calles y Cárdenas, sus jefes de prensa hicieron un buen trabajo, a menos que usemos Photoshop.

Decía nuestro amigo Angelito Gómez Granados, que “los caminos los hacíamos los de avanzada, para que los siguieran los demás”. A Calles y Cárdenas los siguieron muy bien Manuel Ávila Camacho, que creó la primera Jefatura de Prensa de la Presidencia; y Miguel Alemán, al crear la primera Oficina de Prensa y Relaciones Públicas.

Y yo no sé Usted, si ya andaba en esto del periodismo en aquellos años, pero yo recuerdo a mis maestros platicar orgullosos de las imágenes de Ávila Camacho y Alemán, durante la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la primera revolución industrial mexicana. Otro buen trabajo de sus jefes de prensa.

Pero donde las jefaturas de prensa de la Presidencia de la República cobraron su mayor brillo y mejor tradición fue con Humberto “El Chino”, Romero Pérez con Adolfo Ruiz Cortines.

En las ciudades más importantes del país, la que Usted elija amable lector, los obispos suelen ser consultados por los gobernadores cuando se preparan para unas elecciones, en busca de sus “bendiciones”.

Humberto Romero hizo ese papel durante muchos años, para toda la clase política, en especial, para los desafíos que planteaba la siempre tensa y delicada relación del poder público con los medios de comunicación.

Fue el primero que saltó de una oficina de prensa presidencial a cargos políticos de importancia, camino que luego seguirían otros como los aguascalentenses Rodolfo Gallegos Landeros y Otto Granados Roldán, por citar un par de casos.

Adolfo López Mateos nombró a don Humberto Romero su secretario particular en 1958.

Se ausentó al terminar el sexenio y reaparecería hasta 1983 como jefe de prensa en el Departamento del Distrito Federal con Ramón Aguirre Velázquez, aquel que Salinas obligaría a regalarle su triunfo en 1991 a Vicente Fox en Guanajuato.

COSA DE PRENSA…

“La timba, la jiribilla y la rampaboya”, no es otra más que ésta: Ningún régimen presidencial, llámese “viejo” o “4T”, debe prescindir de los expertos en el manejo de las oficinas de prensa.

Su trabajo supera con mucho, y muchas veces, el de muchos políticos experimentados.

“El que a buen árbol se arrima…”

(Mucho ojo, no buscamos empleo; hemos dejado de corretear la chuleta).

Qué tal.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *