COSA DE PRENSA / En primera persona 2

El presidente Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano, y el hijo de ambos, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en la residencia oficial de Los Pinos, ocupada por una familia presidencial por vez primera, en 1934; “muchachito majadero”, llamaría doña Eva Sámano viuda de López Mateos al que sería el autor principal de la debacle del PRI, a partir de 1961, cuando fundara el Movimiento de Liberación Nacional. 

 

  • “Muchachito majadero”: Doña Eva a Cuauhtémoc

  • Lázaro Cárdenas, no junto a Plutarco Elías Calles

  • Exige y logra que el Senado cumpla su capricho

  • Muy difícil, “echarse el mismo trompo a la uña”

Javier Rodríguez Lozano

 

 

CIUDAD DE MÉXICO, lunes 18 marzo 2024.- Hoy conmemoramos los mexicanos una de nuestras fechas más sentidas: La Expropiación Petrolera de1938, un manotazo presidencial cardenista que solamente se repetiría 22 años después, en 1960, con Adolfo López Mateos al nacionalizar la industria eléctrica y llevar la luz a un oscurecido pueblo.

Después de Cárdenas y López Mateos ningún otro presidente de la República ha calado tan hondo en la historia moderna de México como el actual, en el último año de su sexenio 2018-2024, pésele a quien le pese y “haiga sido como haiga sido”; ejemplar mechero a las mismas tinieblas que aterraron a Emiliano Zapata y aún horrorizan a la mayoría de los mexicanos:

“La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía”.

(1976 fue uno de los años de mayor tiranía para México, con Luis Echeverría Álvarez y su gobierno de pesadilla, que aquí documentaré en lo fundamental, en estos mis relatos En primera persona, que me resultan sumamente placenteros, al recorrer mi propia historia periodística; no la imaginé, pero sí intuía esta delicia, porque siempre he creído que creer es crear).

Retrocedamos en el tiempo:

El jueves 21 de enero de 1976, el candidato presidencial José López Portillo, rinde homenaje a Adolfo López Mateos en Toluca, ante la viuda doña Eva Sámano, quien -entrevistada por los periodistas- se lanza encolerizada, en contra de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano:

“Muchachito majadero”, le dijo.

¿Por qué?

No era “un muchachito”, tenía 41 años de edad.

¿Por convertirse Cuauhtémoc en el enemigo público número 1 de la Revolución enarbolada por el PRI? ¿Podría venir desde entonces la decadencia e inobjetable mediocridad en que ahora se hunde ese partido, enlodado en la corrupción “Alita”, creado en 1929 por Plutarco Elías Calles, y sin embargo, principal constructor del México moderno, con todo y entreguismo, hasta el año 2000?

El hijo del general había nacido el 1 de mayo de 1934 -a 20 días del cumpleaños del divisionario jiquilpense-, y tenía solo siete meses de edad cuando se convertiría en tercer huésped en la historia de la residencia oficial de Los Pinos, al asumir la Presidencia su señor padre, Lázaro Cárdenas, el 1 de diciembre siguiente.

La residencia oficial de Los Pinos es una historia aparte, pero la vamos a aludir apastillada: Ese predio de nombre La Hormiga lo expropiaría Venustiano Carranza y se mantendría como propiedad federal, hasta que en 1934 fuera remodelado y convertido en residencia oficial, al negarse el General Cárdenas a vivir en el mismo lugar que Maximiliano y Carlota, el Castillo de Chapultepec.

De esa manera, Lázaro Cárdenas y doña Amalia, con su hijo Cuauhtémoc, serían la primera familia presidencial en ocupar la residencia oficial de Los Pinos, nombre elegido por el de Juiquilpan, en honor a la huerta de Tacámbaro, Michoacán, donde Lázaro y Amalia se conocieran.

(En 1980 mi información en La Prensa le daría la vuelta al mundo: Un tío del general, el sacerdote Nabor Cárdenas Mejorada, “Papa Nabor”, renunciaría a la Iglesia Católica y fundaría en Puruarán, municipio de Tacámbaro, la secta rosarina de La Nueva Jerusalén, donde la virgen era una bella jovencita regiomontana, Mamá María de Jesús, con un séquito de ocho jóvenes apuestos, como Popea Sabina, la esposa asesinada por su marido Nerón, al descubrirle su infidelidad con su capitán de la guardia, que bueno… No tan metafórico, pero publiqué el tema en un populibro de La Prensa).

El Presidente Cárdenas se deslindaría muy pronto de su principal promotor -al contrario de Echeverría en su desesperada promoción en favor de López Portillo, como veremos en otros momentos- Plutarco Elías Calles.

Así como algún día Miguel Reyes Razo fuera el reportero consentido de un Presidente -JLP- Fidel Samaniego, de otro -Carlos Salinas de Gortari- y mi amigo Carlos Pozos, Lord Molécula, lo sea ahora de Andrés Manuel López Obrador, así también el candidato presidencial Lázaro Cárdenas, tenía igual su reportero favorito, y ese era nada menos que Antonio Sáenz de Miera, alias “El Charro”, entonces en El Sol de México, quien en 1962 recibiría precisamente, por iniciativa de ALM y de manos de Raúl Salinas Lozano, el inmueble que hoy ocupa el Club de Periodistas de México, A.C., en Filomeno Mata 8.

Por aquello del Maximato, en 1936 Cárdenas expulsaría del país a Calles y le cambiaría el nombre al partido creado por él, que pasó a llamarse Partido Revolucionario Mexicano (PRM), antes del PRI en 1946 bautizaría Miguel Alemán como PRI.

Cuauhtémoc fundaría en 1961 el Movimiento de Liberación Nacional, en contra del PRI, es decir, a mitad del sexenio de López Mateos, iniciado en 1958; años después, en 1975, fundaría la Corriente Democrática, raíz del PRD, que buscaba la renovación interna de su partido, sin que se percibiera que en realidad lo estaba destruyendo, lo que le llevaría a ser expulsado del PRI en 1987.

Pero regresemos a aquel homenaje lopezportillista a ALM en Toluca, del 21 de enero de 1976, donde la viuda de don Adolfo el Joven, doña Eva Sámano, le dice: “Muchachito majadero” a Cuauhtémoc Cárdenas, quien ostentaba 41 años de edad.

La nota firmada por Antonio Garza Morales en La Prensa, dice que doña Eva dijo que: “Adolfo fue tan apasionado de servir al país que incluso tomó calmantes y no se atendía como era debido, si no lo hubiera hecho tal vez todavía estaría trabajando para México.

“Por eso digo que miente Cuauhtémoc Cárdenas cuando dice que Adolfo trató mal a su padre (el general Lázaro Cárdenas), eso no es cierto afirmó.

“Adolfo López Mateos ha sido de los presidentes más queridos por el pueblo de México, dijo doña Eva y pidió que no se agreda a la ligera la memoria de Adolfo López Mateos, llamó muchachito majadero a Cuauhtémoc Cárdenas”.

Relata Garza Morales, también amigo mío y quien al año siguiente emigraría a Excélsior, escribiría que doña Eva dijo que:

“Adolfo evitó que el prestigio del general Lázaro Cárdenas se derrumbara, que se dañara gravemente, y quizás hasta de que se perdiera su nacionalidad mexicana”.

Estas revelaciones de doña Eva Sámano, viuda de López Mateos -dice la nota- causaron verdadera conmoción en esta capital del Estado de México, entre los políticos que acompañan en su gira al candidato José López Portillo.

Finalmente ella dijo no es justo que se viertan inexactitudes contra quien ya no puede defenderse.

LA COSA ES QUE…

Es difícil, muy difícil, que un hijo supere a su señor padre, salvo muy honrosas excepciones, como la de Johann Strauss (1824-1899), el rey de vals, quien superaría con creces a su progenitor del mismo nombre; o Carlos Salinas de Gortari, para mal, al desarrollar una trayectoria más ambiciosa que la de su papá don Raúl Salinas Lozano, pero invariablemente los padres son insuperables, como Einstein antes sus tres hijos, el último de los cuales se suicidaría por falta de amor paterno.

El espacio se me agota porque los textos para internet no son tan largos. Me faltó detallar que en aquel año, cuando el Senado preparaba un homenaje a Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas, Cuauhtémoc se opuso y exigió que los homenajes fueran por separado, por lo que la Cámara Alta hubo de acceder a su capricho.

Como reportero, entrevisté varias veces a Cuauhtémoc, por ejemplo, como subsecretario Forestal y de la Fauna, acerca de la tala clandestina en la sierra poblana, por Chignahuapan, y me pareció que protegía a los talamontes; no muy honesto que digamos.

Mis respetos a las personas, pero a ciertas figuras públicas no, porque su compromiso político y la obligación periodística de informar son cosas aparte. Si la política no fuera tan farsante no habría periodismo.

Como reportero, tampoco me convencía Andrés Manuel López Obrador, en su carácter de “gerente de La industria de la inconformidad”, según Adrián Lajous, pero como Presidente de la República, mis respetos… Me pongo de pie, va a ser muy difícil que otro presidente “se eche el mismo trompo a la uña”, igual que Donald Trump al desmantelar a la OTAN cuando regrese a la Casa Blanca, el 20 de enero próximo, con lo que vendría la paz en Ucrania, en Gaza y hasta en Taiwán.

Qué tal.

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