COSA DE PRENSA / Clamor

 

  • Ni los Poderes pueden contra la injusticia
  • AMLO reconoce que no puede contra ella
  • Sistema de justicia es de lo más cuadrado
  • El sucesor presidencial otra vez da la cara

 

Javier Rodríguez Lozano

CIUDAD DE MÉXICO, martes 30 agosto 2022.- Entre 1966 y 2022, las experiencias periodísticas más impactantes que vivimos fueron en la fuente policiaca, con hechos inenarrables, de corrupción e injusticia.

¿Por qué “inenarrables”, cuando la cobertura y su redacción son obligatorios para todo reportero policiaco?

Porque superan con mucho la capacidad de asombro de las mesas de redacción y los criterios editoriales de los medios, siempre alineados a estándares que lo imposibilitan; nomás por eso.

Muchas veces creíamos exagerar, pero 56 años después confirmamos con desencanto que no nos equivocamos: la injusticia de nuestro sistema mexicano de justicia, con voraces Ministerios Públicos y Jueces, son el mayor flagelo del mexicano.

“Ni los Poderes Ejecutivo y Judicial pueden contra las injusticias”, esto jamás había sido reconocido por un presidente de la República, como ocurrió ayer en la mañanera, donde Andrés Manuel López Obrador puso el dedo en la llaga más abierta y doliente del mexicano: La injusticia.

Con datos del Inegi, entidades pequeñas como Aguascalientes, que pueden ser gobernadas por cualquiera con voluntad, tenía en 2011 una sobrepoblación carcelaria de 265%, que para 2016 ya era del 65%, es solo una muestra del desequilibrio.

Pero el problema no es solo la sobrepoblación, sino la enorme injusticia porque muchas de las personas presas no tienen sentencia, por los menos, unas 65 mil en 2016, fecha en que el Inegi registró el dato, que para 2022 debe haber aumentado porcentualmente, por supuesto.

Inegi lo dice así:

“Al cierre del 2016, 65 mil 21 de las personas recluidas en los establecimientos penitenciarios no tenían sentencia, es decir, 35% de la población reclusa, de las cuales 93% son hombres. La proporción de personas sentenciadas fue de 65% para ese mismo año”.

Ayer, el presidente AMLO abordó nuevamente sobre el tema, de la población carcelaria que no ha recibido sentencia; el punto no es el punto, sino el dramatismo en cómo lo abordó.

En respuesta a pregunta del reportero Vicente Serrano, de “Sin Censura”, López Obrador se refirió a un documental sobre el caso de la Florence Cassez y Loret:

“No lo he visto, pero pregunté y me dijeron que estaba bien, pero no hablan de que ya no hay tortura, porque eso les duele mucho, les cuesta trabajo aceptarlo. Por eso digo: No somos iguales, sí, porque eso se terminó. Y lo que dicen es de que los torturados todavía no salen; van a salir”, presumió el Mandatario”.

Pero enseguida corrigió. Dijo:

“Y dicen algo que es cierto, que no han podido dos secretarios de Gobernación sacar, dos secretarios de Gobernación ya del gobierno nuestro, sacar a quienes están ahí, y está demostrado que fueron torturados. Y es cierto, porque los procedimientos judiciales son de lo más complejos”.

El Presidente se lanzó con la burocracia del sistema de justicia mexicano:

“Y además también no hay entusiasmo, no hay voluntad en algunos funcionarios de hacer justicia, se deberían de fortalecer con ese deseo, ese afán de justicia, y hay todavía mucho burocratismo”.

– ¿A qué funcionarios de refiere, Presidente?

– En general, en general, es parte de la decadencia. Entonces, quedaron las prácticas estas de que falta el oficio del juez y no se ha estudiado bien el expediente.

Y fue más a fondo el Ejecutivo federal:

“Hoy decía yo en la mañana… Y estimo muchísimo al presidente de la Suprema Corte, porque además no es asunto personal, es que lo considero un hombre íntegro. Y fue una visita a unos reclusorios y fue como hace un mes aproximadamente, o 15 días, ¿o cuánto tiempo?, el ministro…

“(Santa Martha… Del Día Internacional de la Mujer, que le enviaron una carta).

“Eso es, eso es. Y habló de una persona que él iba hacerse cargo de que saliera; no ha salido. Estamos hablando del presidente de la Corte”.

Reconoció el Presidente López Obrador que a él mismo le pasa, “porque son resistencias: ponen los procedimientos legales por encima de la justicia, se les olvida que la ley es para el hombre o la mujer, no la mujer y el hombre para la ley, son de lo más cuadrado que puede haber”.

Admitió el Mandatario que eso lleva tiempo, que ya trató el tema y lo encargó a Rosa Icela Rodríguez:

“Lo que quiero es que ella se dedique. Tiene otras tareas, pero está en especial que se dedique a reparar daños, a que los que están injustamente en la cárcel, que son inocentes, los liberen de inmediato. Y que sí va a encontrar muchos obstáculos, pero si se actúa con perseverancia, y Rosa Icela sabe hacerlo, vamos a avanzar mucho.

“Y esto no es un asunto de oficinas, de subsecretarías, de secretarías, de estructura, de aparato burocrático, es un asunto de voluntad, de decisión, de hacer justicia”.

Y explicó le lo que nosotros llamaríamos algo así como “la fenomenología de la injusticia en México”:

– Porque, ¿qué es lo que sucede?

– A ver, ya hablamos con el juez, nos pidió un oficio, ya se le entregó el oficio, pero todavía no lo ha visto y ya son las tres de la tarde, ya no está. Ah, es viernes, el sábado y el domingo no, el sábado y el domingo que se aguante el que está en la cárcel, aunque sea inocente, sábado y domingo no hay justicia.

– Es como lo que pasa con los centros de salud y los hospitales, ‘no te enfermes sábado y domingo porque no hay médico, aguántate y te enfermas el lunes o el martes’. Entonces, así va pasando, va pasando, va pasando.

– A mí me toca lo mismo, hace falta que se apruebe el presupuesto para el rescate de los mineros de Sabinas. Hay que hacer la solicitud, hay que llevar a cabo registro de cartera en Hacienda, hay que esperar que esté el oficio de autorización, hay que llevar a cabo una licitación o una convocatoria a tres empresas, y ya se fueron dos, tres meses en eso.

– Entonces, ¿qué hacemos? A ver hace falta todo esto, reúnanse, no salgan todos los que tienen que ver, y hoy mismo, mañana, a trabajar para el rescate de los mineros. Pero si no se hace así, no se avanza.

– Eso es lo que tiene que hacer Rosa Icela. Y si ya hay elementos suficientes, pedir a la fiscalía que se desista. Y sí hay forma, siempre y cuando exista la voluntad de hacerlo.

– Ese es un procedimiento, eso en 24 horas se resuelve, pero se va dejando, se va dejando y va transcurriendo el tiempo.

– Yo sí quiero que a partir de este documental se conozca lo que sucedía en materia de impartición de justicia, era tremendo.

LA COSA ES QUE…

Desde otro punto de vista, recordamos que en 1982 escribimos 640 cuartillas de un reportaje sobre la Sucesión Presidencial y en el último párrafo citamos en primer lugar a Javier García Paniagua y en segundo, a Miguel de la Madrid, como los perfiles más adecuados para suceder a José López Portillo.

Don Javier, por el momento de criminalidad que vivía México; y don Miguel, por la pobre economía, aunque nunca imaginamos que él resolvería globalizándola.

Como en las noveles de ciencia ficción (aunque sugerimos tomarlo más en serio):

“Cualquier semejanza con 1982 es mera coincidencia 40 años después”.

Además de la creciente y necesaria militarización de las calles del país, el retrato hablado del sucesor de Andrés Manuel López Obrador no puede ser más claro.

El problema no es la pobreza de un pueblo pobre, sino el cinismo de un sistema de justicia injusto.

(Una disculpa: causas ajenas a nosotros nos han impedido editar con oportunidad; no perderemos el paso).

Qué tal.

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