COSA DE PRENSA / Bienestar

Dieta, Vernier, Sandwich

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  • Atrás de las “Docenas Trágicas PRI-PAN”

  • De LEA a JLP y de Fox a Felipe Calderón

  • En 2013 empieza a medirse el bienestar

  • Las cosas no están tan mal como piensan

 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

 

CIUDAD DE MÉXICO, lunes 4 marzo 2024.- Las “Docenas Trágicas” del PRI (1970-1976 de Luis Echeverría Álvarez-José López Portillo 1976-1982) y del PAN (2000-2006 con Vicente Fox y 2006-2012 de Felipe Calderón), habían quedado atrás y por vez primera en la historia, en 2013 se midió el bienestar de la población mexicana.

 

Esta semana el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el INEGI, dio a conocer los resultados obtenidos en enero de este año, del Módulo Básico de Bienestar Autrreportado (BIARE Básico), “que ofrece información sobre la situación de bienestar subjetivo en México”, de población adulta y urbana.

 

Para saborear estos datos es menester un contexto histórico, aunque nada halagüeño, precisamente para ver la enorme diferencia, “a vuelo de pájaro”:

 

Hubo de presentarse una cadena de hechos sangrientos en México, en aquellos 24 años de oprobio, iniciados con el Movimiento Estudiantil de julio-octubre de 1968, cuando el secretario de Gobernación, Luis Echeverría, armaría todo un trabuco criminal para hacerse del poder presidencial y sustituir a Gustavo Díaz Ordaz, que culminaría con el Jueves de Corpus del 10 de junio de 1971, ya encaramado en ese “cuerno de la luna” llamado Presidencia de la República “El Señor de San Jerónimo Lídice”.

 

Aquella generación, por supuesto, no olvida los nefastos gobiernos de Echeverría Álvarez, al que le siguiera el sexenio de “El Señor de la Frivolidad”, cuya primera dama, doña Carmen, acostumbraba irse de “supermercado”, de compras, o shoping, como se quiera, a París, a bordo de la flota aérea del Estado Mayor Presidencial; su sustituta sentimental, Sasha, sería más discreta.

 

Pero el escándalo no eran los amoríos de Pepe Quetzalcóatl, sino el ridículo histórico al no poder nunca defender como perro lo que había prometido con tanta alharaca en su último año de gobierno, el peso, porque el de “La Colina del Perro” sería doblegado y arrodillado por el poder económico.

 

En aquellos nacía una recia figura del conservadurismo, irrepetible, singular e histórico: Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, que hubiera de ser sacrificado, o mejor dicho, asesinado, por no reconocer el robo electoral de Carlos Salinas, como sí lo hicieran sus demás directivos blanquiazules, no menos históricos: Carlos Castillo Peraza, Luis Felipe Bravo Mena y don Luis H. Álvarez.

 

La “Docena Trágica” priista fue epopéyica, en la que la pobreza y el malestar de la población fueron una constante; naturalmente, la vivimos palmo a palmo.

 

Lo mismo ocurrió con la que siguiera en el año 2000, al comenzar la “Docena Trágica” blanquiazul, cuando Salinas de Gortari cumpliera sus compromisos electorales contraídos en 1988 para que lo dejaran gobernar: Por eso mataron a Luis Donaldo Colosio, porque no estuvo de acuerdo en bajarse del caballo y cedérselo a mitad del río al PAN, cuya factura electoral empezaría cobrando este partido en Baja California en 1989, para seguirse después a Guanajuato y Aguascalientes.

 

Pero El Señor de las Botas, que sabía más de las pieles de víbora, de tepocatas y de chiquillos y de chiquillas, que de estadista, haría tanta agua en su sexenio que a su sucesor, Felipe Calderón, le sería imposible enderezar el barco, y menos aliándose como lo hiciera, al crimen organizado a gran escala, es decir, implícito también en las grandes empresas trasnacionales predominantemente españolas, como Iberdrola.

 

De 2000 a 2012 México vivió otra “docena trágica” no solo de lacerante pobreza, sino de enrome injusticia social y espectacular inseguridad pública.

 

Las “Docenas Trágicas” del PRI y del PAN merecen ser recordadas muy amplia y puntualmente en estos tiempos en que hay que volver a tomar decisiones electorales, que ahora también compete a oscuras fuerzas externas, ya no solamente desde Estados Unidos, sino de otros países del ámbito latinoamericano como Argentina y de Europa, como España.

 

Pues bien, en ese contexto de lacerante miseria del pueblo mexicano, con presidentes que dan vergüenza histórica, en 2013 Enrique Peña Nieto ordenaría la elaboración de un indicador “de balance anímico general de la población”, construido a base del estado de ánimo de la gente.

 

Este balance -dice el INEGI- se expresa en valores positivos y negativos, en un rango de -10 a 10.

 

En enero de 2024, en promedio, el balance anímico de la población adulta tuvo un valor positivo de 6.6, es el nivel es el más alto observado en la serie, desde que esta inició en julio de 2013.

 

Entre hombres y mujeres hay una brecha en el balance anímico: el nivel promedio de los hombres es mayor que el de las mujeres, 6.7 y 6.4, respectivamente.

En enero de este año, en una escala de 0 a 10, la población adulta urbana calificó su satisfacción con la vida, en promedio, en 8.4.

 

Según la calificación, 7% de la población adulta se considera insatisfecha o poco satisfecha con la vida, al reportar un nivel de satisfacción por debajo de siete. Con calificación de siete y ocho, 44.9 % de la población adulta se encuentra moderadamente satisfecha. El mayor porcentaje de población adulta en el ámbito urbano de México está satisfecha, es decir, 48 % calificó con 9 y 10 su satisfacción con la vida.

En enero de 2024, al evaluar dominios específicos de la vida, la población adulta estuvo más satisfecha en sus ámbitos personales que en los públicos. Las relaciones personales presentaron el nivel más alto de satisfacción, con un promedio de 8.8. Siguieron la vivienda, la actividad u ocupación y los logros en la vida, con 8.6 en cada aspecto.

 

Por su parte, el promedio de satisfacción con las perspectivas a futuro fue 8.5, mientras que el de satisfacción con su estado de salud resultó en 8.4. El nivel de vida presentó un promedio de 8.3.

 

El tiempo libre fue el ámbito personal con menor nivel de satisfacción, con una calificación de 7.9. En el ámbito de lo público, la seguridad ciudadana fue el de menor calificación (5.4), mientras que el nivel de satisfacción con el país fue 7.4.

 

La satisfacción con la ciudad en la que habita resultó en 7.6 y la relacionada con el vecindario fue ocho.

 

LA COSA ES QUE…

 

Las cosas no están tan peor como mucha gente piensa -con todo derecho y mucho respeto- aunque piense erróneamente.

 

Qué tal.

 

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