COSA DE PRENSA

 

  • La inseguridad chihuahuense

  • Vínculos delincuentes-policía

  • Uriel, panista no; priista sí

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., martes 25 de septiembre de 2018.- Hemos omitido temas de la mayor importancia para voltear la mirada hacia aquella parte del país donde está la noticia. Curiosamente, son diferentes las percepciones, porque localmente, en Chihuahua, parece no haber conmovido mucho el homicidio de un joven empresario y dirigente del poderoso sector privado nacional, Uriel Ulberto Loya Deister, de apenas 30 años de edad, masacrado al más puro estilo del hampa… Ayer, en la funeraria, el gobernador Javier Corral, abiertamente confrontado con lo más importantes medios de comunicación chihuahuenses, porque no tolera la crítica, sin la cual el periodismo no tendría esencia, dijo a los periodistas que hasta que tenga una línea de investigación emitiría su opinión. El señor estudió periodismo, pero no tomó ningún curso para ser político, que sepa que ni de un manojo de líneas de investigación en la mano se debe difundir el mínimo dato; esa es una facultad que no tiene ni el Fiscal General del Estado, porque toda indagatoria judicial es estrictamente confidencial. Todo periodista experimentado también lo sabe, pero suelta la pregunta “en piloto automático”, porque algunas veces el anzuelo logra pescar algo, de un funcionario inexperto… Todo Chihuahua sabe –y lo sabemos porque lo leemos ampliamente en sus medios de comunicación, como lo dijimos ayer- de la desbordada inseguridad en esa entidad con administración panista, peor que cuando estaba la desastrosa y corrupta priista. Una de las más importantes líneas de investigación del alevoso crimen del presidente de la Coparmex Parral, Loya Diester, es la delincuencia organizada, a la que le había pisado muchos callos. GPS es el seudónimo de una columna política con encabezado “El incómodo García Chávez”, de un periodista crítico del periódico El Diario de Chihuahua, que dice: “Las últimas mantas desplegadas en diversos puntos de Juárez y Chihuahua dejan claro que Oscar Aparicio, jefe de la Policía Estatal, es parte del problema en la inseguridad desbordada que padece la entidad. Lo acusan de proteger a cierto grupo criminal, algo muy frecuente entre jefes policiacos. Estando Chihuahua sometido a una violencia nefasta y creciente, nos aproximamos a la época oscura de los años más violentos (2008-2010) y encima un jefe policiaco es acusado de trabajar para uno de los grupos criminales. Importante tomar nota, como dice uno de los narcocorridos ‘el horno no está para bollos”. (Cualquier semejanza con Aguascalientes es mera coincidencia)… La citada columna también cita: “Algo similar sucedió en la época de Reyes Baeza con la entonces procuradora Patricia González y todos saben que esa historia terminó de la peor forma. ¿Seguirá Corral protegiendo a su jefe policiaco, conociendo las consecuencias?”. No hay que olvidar que la mayor violencia que conociera Aguascalientes surgiría aquel “Jueves Negro”, el 15 de febrero de 2007 cuando era alcalde Martín Orozco Sandoval, y se descubriera que los cárteles estaban protegidos por las corporaciones policiacas. El sucesor de Orozco sería Gabriel Arellano Espinosa, a quien el gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, le recomendaría al Grupo Calea (Comisión de Acreditación para Agencias y Aplicación de la Ley) comandado por Raúl Grageda Domínguez, que tres años atrás hiciera del chihuahuense el primer municipio del país en certificar. En 2009, el procurador lozanista Felipe de Jesús Muñoz Vázquez, encarcelaría a Juan Manuel García Salcido, Arturo Cruz Aguirre, Ricardo Salas y Benjamín Andrade, junto con 15 asesores más, todos del Grupo Calea, que en 2014 serían exonerados… Del bestial homicidio de Uriel Ulberto describimos ayer las tres principales líneas de investigación. Hurgando, nos remontamos a agosto 18 de 2017 cuando participa en el evento Innovation and Business Forum, en Toluca, donde es arropado.

LA COSA ES QUE…

Hay que destacar aquí que a diferencia de lo que pudiera pensarse, que Loya Deister fuera militante panista como la gran mayoría de dirigentes de la Coparmex en la capital del país y en todo México, no; más bien era priista. En 2011, a pocos días después de que se destapara la candidatura de Enrique Peña Nieto a la Presidencia y del exgobernador Patricio Martínez al Senado, Uriel Ulberto rotularía con sus nombres y el logo del PRI, su camioneta, una Durango color negra similar a la que manejaba el día de su muerte; qué tal.

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