COSA DE PRENSA

  • Espejismos del coronavirus
  • La ciencia de la salud mental
  • No se trague ese cuento chino

Javier Rodríguez Lozano

AGUASCALIENTES, Ags., viernes 13 marzo 2020.- La ciencia ha sido capaz de crear vacunas para combatir todo tipo de enfermedades. Hay algunas para las cuales, aparentemente -como el sida y ciertos tipos de cáncer, entre otras- no hay cura, sin embargo, eso no es exacto. Nos gustaría citar el caso de un hombre joven, orgullosamente aguascalentense, además de bien parecido y un gentil hombre con toda la barba, amante del arte y ejecutor magistral de alguna de sus expresiones, hijo de una de las familias más respetadas de Aguascalientes, en todo sentido, con muy hondas raíces en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, que murió prácticamente apenas pasadita la primavera de su existencia. Antes de que eso ocurriera -como lo habrán experimentado muchísimas otras personalidades, como el propio Tom Hanks, en estos momentos, paciente del coronavirus, con más rating que la película que filmaba; o el más famoso de los cienciólogos hoy en día, Tom Cruise, quien estudiara pacientemente la ciencia de la salud mental descubierta en 1950 por L. Ronald Hubdard, quien naciera un día como hoy -13 de marzo, pero de 1911, fallecido 74 años después, pero jamás olvidado, y diremos por qué- llamda Dianética. Se trata de una disciplina de superación personal, la más cara que existe en el mercado (porque el doctorado, y con él la liberación de todos los males, se produce abordo de un yate que viaja alrededor del mundo), que no solo ha salvado más de los millones de seres humanos que desde 1935 ha hecho Alcohólicos Anónimos; Dianética y luego Cienciología, podríamos decir, la educación básica, media y media superior, y luego la superior con la maestría y el doctorado juntos, han dando mucha luz a la humanidad de las últimas siete décadas… Hablábamos de nuestro amigo aguascalentense, porque tuvimos el enorme honor de compartir con él algunos talleres y de tratarlo, cercanamente un poquito después, con apenas pinceladas de lo que hay en Aguascalientes de masonería, de todos nuestros respetos, pero muy limitada y cerrada a talentos inéditos (ella se lo pierde). Aquel amigo era un hombre, como decía Consejo Valiente, mejor conocido en el Salón México de la Obrera, como Acerina, Benito Juárez, “que no debió de morir”. Sin embargo, tenía que hacerlo. Pero él sabía -nuestro amigo- que en esto de los virus y las pandemias hay mucho engaño, como esta vacilada, en el caso del tratamiento mediático mexicano, llamada coronavirus, espléndida ocasión para denostar al orden establecido, nomás por puro ardor, síndrome de debilidad inocultable, al sistema político que nos hemos dado los mexicanos… “Las cosas no son lo que parecen”, escribe encriptadamente y no, el autor de nuestro libro de cabecera desde hace casi siete décadas, Antoine de Exupery, El Principito (1943), que decía y sigue diciendo, que “solo el corazón ve, todo lo demás es invisible a los ojos”. Mucho de eso abrevamos los aprendices de brujos en Dianética, como la cura del cáncer, que no se puede describir porque prácticamente echaría abajo los cimientos del sistema económico, neoliberal y globalizado. Pero quien sí lo dice y sin ningún tapujo, es el argentino Jorge Olguín… Deciamos que la ciencia ha logrado vacunas para casi todo tipo de enfermedades, y las que están pendientes es porque “el cártel mundial de la medicina” las tiene bloqueadas, como las que han generado los problemas de desabasto de medicamentos en México, “la mafia del poder de la medicina”, nomás. Olguín, egresado de Dianética y Ciencielogía, creó en 1997, con Horacio Velmont, su propia escuela, en extremo respetable, y sabe muy bien cuál es la función, no solo de los secretos de la existencia humana -porque no es una, son muchísimas existencias vividas- sino de los virus, las epidemias, las pandemias y todo lo que tenga que ver con cuestiones que superan al entendimiento de la humanidad, como en este caso hoy, el coronavirus. Y resulta, que el Grupo Elron de Jorge Olguín, hasta ahora no ha emitido una sola palabra acerca de la pandemia del coronavirus. Por lo tanto, “oiga, Usted -decía el tepiteño Cantinflas- no hay derecho; eso es un cuento chino”.

LA COSA ES QUE…

No obstante, el sistema financiero mundial, más sensible que los millones de conductos nerviosos del hombre alrededor de la próstata, y de otros tantos no menos numerosos en el clítoris, el corazón y la mente de la mujer, quizá mucho más cualitativos, sin duda por supuestísimo, se la ha creído y teme que el coronavirus le haga más daño del imaginado. Eso no es exacto. No hay que olvidar que el miedo es el principal enemigo de la humanidad, se inventó precisamente para “podarla” de vez en cuando. Usted no se trague esa versión mediática recurrente, de un día sí y otro también, mantenga la serenidad y rechace convertirse en una fría estadística de un vulgar cuento chino; qué tal.

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