COSA DE PRENSA

  • El avión tiene intención aleccionadora
  • Que nadie más se atreva a ofender”
  • El Universal imprimiría libros de texto

Javier Rodríguez Lozano

AGUASCALIENTES, Ags., viernes 14 febrero 2020.- Bueno, después de lo ocurrido en la cena del presidente Andrés Manuel López Obrador con 75 de los más importantes empresarios del país, lo que se puede esperar es que, además de que se consolide el fortalecimiento del peso, que amaneció ayer a 18.94 antes de que abrieran los mercados y se pase este fin de semana en el gimnasio para reaparecer más bravo es lunes, es que por fin se abrieron las compuertas de la inversión privada, que estaba privada de inversión, y 2020 será un año muy distinto al pasado 2019. Y claro, recordarán nuestros lectores que en días pasados, con el tema de la rifa del avión, hablamos en este espacio del ajedrez político del Presidente; ¿recuerdan que aventuramos un empate que haría que al tiempo uno de los dos reyes en contienda rindiera el juego? Bueno, pues eso ocurrió la noche del miércoles. Si se analiza desde el punto de vista de una partida de ajedrez, se tendrá que reconocer que AMLO engañó a todos aquellos que se burlan de su “ocurrencia” de rifar el avión presidencial. Veamos por qué. Lo dijo el Presidente con toda claridad: “No es nada más la rifa, quién se saca el premio, sino (que) es un acto aleccionador, una acción aleccionadora para que nunca jamás nadie se atreva a ofender de esa manera al pueblo de México, que se terminen esos excesos”. Explicó que eso lo entendieron muy bien los empresarios, “tan lo entendieron que ayer ya obtuvimos compromisos de dispersión, compra de boletos por la mitad de los tres mil millones que estamos pensando obtener, es decir, ayer hubo compromisos por mil 500 millones de pesos”. Y naturalmente, fiel a los cánones del manejo de prensa, se excusó de identificar al empresario -que los hay, aunque Usted no lo crea- que donará los boletos que comprara para la rifa, a las comunidades indígenas… Es como algunos de aquellos empresarios que en los años de reportero empresarial, al lado de nuestros compañeros, Nestor Gil, de El Sol de México; Martín Moreno, de Ovaciones; y Carlos Pozos, de El Heraldo de México, nos platicaban que ellos, en la Canacintra, en la Concamin, en la Canaco, en la Concanaco, estaban dispuestos a incrementar el salario mínimo al 100 o al 200%, pero que el Gobierno Federal no lo aceptaba, porque los incrementos eran inflacionarios: Juan José Moreno Sada, Silvestre Fernández Barajas, José González Baylo y Nicolás Madahuar, entre otros. Hablamos de los gobierno de José López Portillo y Miguel de la Madrid, que ya sabemos el lugar qué ocupan en la historia de México. Los primeros aumentos al salario mínimo del gobierno de López Obrador, del 16 y 20%, si bien empobrecieron escandalosamente las pensiones del Seguro Social, ayudan enormemente a millones de trabajadores y esto es lo más importante. ¿Y dónde está la inflación? Esto del avión ha sido, además de otros importantes logros en su administración, una tempranera “joya de la corona” de la 4T… En su mañanera de ayer, el Presidente nos convocó a recordar, al anunciar sus nuevos libros de texto gratuitos, los mismos que en los 60s, hechos por Adolfo López Mateos, fueran quemados en Nuevo León, la capital del conservadurismo… Esta es la remembranza: Estaba yo afanado en la redacción de mis notas educativas, una tarde de 1993, cuando don Daniel López Barroso , gerente de la Compañía Periodística Nacional, El Universal, me invitó a una junta, que presidía con mi subdirector don Luis Sevillano Uguet. También estaba Roberto Rock, muy callado y discreto Ariel Ramos y Nacho Ayala, el secretario particular del jefe Juan Francisco Ealy Ortiz, así como nuestro amigo abogado don Gaspar Rivera Barrios, mismo que defendería al periódico en 1996, cuando Zedillo lo acusara de fraude fiscal, y hoy Ealy Ortiz es el único amigo periodista que tiene el expresidente ZedilloLa sesión se abrió con una pregunta, de don Luis: “A ver, Javier: “¿Por qué esas 32 cien líneas ágatas en primera a la semana en primera plana y ese millón de libros de textos gratuitos a imprimir en nuestros talleres? ¿Por qué te contrataron esa publicidad y esa maquila?” Porque es del interés del secretario Zedillo, respondí. “Está bien, pero es no es suficiente, ¿qué hay de fondo?”, me insistió don Luis. “Bueno -respondí- la Secretaría tenía atraso en sus pagos por publicidad y casi todos los días el secretario era balconeado por Pancho Cárdenas Cruz en su Pulso Político; ‘un día sí y otro también’, como él decía. Entonces me pidieron una opinión acerca de eso. Yo me excusé de comentar, porque no me sentía facultado, sin embargo, recordé que don Daniel López Barroso nos pidió a todos los reporteros, ayudar a la cobranza en nuestras fuentes y eso fue lo que hice; además, me permití sugerir que si se ponían al corriente en el pago de las facturas de publicidad atrasada algo podría ocurrir. Le sugerí a Héctor Morales, jefe de prensa de la SEP, revisara las cuentas y encontraría que le han pagado más al periódico de enfrente (Excélsior) que a nosotros. No sé por qué se me ocurrió decir eso, pero dio resultado. Ese mismo día se pagó el saldo. Envalentonado, sugerí una campaña de publicidad que incluyera la impresión de libros de texto gratuito en nuestros talleres de Iturbide y así pasó. Todos salieron ganando, menos yo, porque ni cobré lo que me correspondía de comisiones, ni cubrí la campaña presidencial de Zedillo y cinco años después, luego de resolver al periódico el problema fiscal que le atribuía Zedillo, fui invitado a renunciar. Pero había otro motivo, lo platicaré en otro momento.

LA COSA ES QUE…

Eso fue lo que me hicieron recordar ayer los nuevos libros de texto gratuito del Presidente López Obrador. Por cierto, esta historia que acabo de relatar la conocen muy bien Esteban Moctezuma Barragán, en aquella época, subsecretario y hoy, secretario de Educación, y Nacho Ayala; qué tal.

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