COSA DE PRENSA

 

  • Reporteros en gira presidencial
  • De ARC y LEA al Quetzalcóatl II
  • No todo es un batallar reporteril

 

Javier Rodríguez Lozano

AGUASCALIENTES, Ags., miércoles 30 octubre 2019.- Fue por allá de 1976 que abordé por primera vez un avión, era el Quetzalcóatl II destinado para a la aerotransportación de las y los reporteros de la fuente presidencial. Volamos a la bella Torreón, inolvidable experiencia. Me tocó de compañero de asiento Oscar Domínguez, “El Tarzán”, reportero de Televisa. Lo que yo no sabía es que se trataba de la primera vez que la prensa disponía de un avión para las giras con el presidente José López Portillo. Ningún presidente de la República se había dado ese lujo, por algo se conoció aquel sexenio –una mitad de “la docena trágica”- como el de “la frivolidad”, pues en él, en el Quetzalcóatl II, la señora Carmen Romano se iba de compras a París, llevándose como su vocero (por si se ofrecía), nada menos que a nuestro finado amigo, el jalisciense José Antonio Muñoz. Tampoco sabía que los dos aviones presidenciales quetzalcoatlecos, habían sido adquiridos por Presidencia de la República a la Compañía Mexicana de Aviación, un par de Boeing 727 que, también de segunda mano, le había vendido la Eastern Airlines. Vaya situación, nadie de los reporteros que viajamos muchas veces en aquellas cafeteras sospechamos los riesgos, pero por fortuna nunca pasó nada… Entre Adolfo Ruiz Cortines, que prefería usar el tren en lugar de su avión presidencial, el DC-6 Francisco Zarco, y hasta Luis Echeverría, que sí utilizó muchas veces el Topo Gigio, un Hawker HS-125 de ocho asientos además de la tripulación, ningún presidente pagaría los gastos de vuelo de la fuente presidencial. Esa era la inauguró JLP y concluyó con el Boeing 787-8 Dreamliner José María Morelos y Pavón, de Enrique Peña Nieto, “que no tenía ni Barack Obama”, ha dicho Andrés Manuel López Obrador, y que costó 218.7 millones de dólares (dos mil 952.4 millones de pesos de 2012 a un tipo de cambio de 13.5 por dólar)… No, a fuerza de ser sinceros, habremos de admitir que las bitácoras de vuelos presidenciales con prensa registran muy poco incidentes, si no es que ninguno que haya afectado a las y los chicos de la prensa; antes al contrario, efectivamente, como comentaron ayer una gama de prestigiados columnistas, cubrir la fuente presidencial era lo máximo en la currícula de todo periodista. La tradición periodística dice que el reportero mejor formado es aquel que se inicia en la fuente policiaca y concluye su etapa reporteril en la fuente presidencial. Esa fortuna nos honra, pero esa es otra historia, hoy vayamos a una no menos afortunada anécdota: Naturalmente que tiene razón El Universal cuando en su columna Bajo Reserva, nos recuerda que fue el presidente Carlos Salinas quien dejó de pagar el boleto de avión de la fuente presidencial. Cubría para El Gran Diario de México el malogrado Fidel Samaniego, él nos llevó a la redacción de Iturbide 8 los primeros comentarios del presidente por modificar la relación del poder con los medios de comunicación, y aquél fue el resultado. Ayer escribió Bajo Reserva: “La 4T no tiene que inventar el agua tibia. A veces parece que nada existía antes de la 4T. Sin embargo, desde las épocas del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari la prensa comenzó a pagar para cubrir las giras presidenciales. Hace tres décadas, por iniciativa de esta casa editorial, los medios de comunicación comenzaron a costear los viajes en los que acompañaban al Presidente tanto en giras internacionales como nacionales con el fin de que no fuera la ciudadanía quien acabara por subsidiar a las compañías privadas que cubren las actividades presidenciales. De este modo, la Presidencia de la República trabajaba en coordinación con agencias de viajes, quienes cobraban a los medios por sus servicios y se encargaban no solo de reservar los hoteles sino de la logística de traslados terrestres y el montaje de salas de prensa. Los medios pagaban directamente a estos operadores turísticos que, dicho sea de paso, incluían en todos los viajes un seguro de vida y contra accidentes para que en caso de cualquier percance los comunicadores recibieran servicio médico.

Este sistema funcionó durante las administraciones de los presidentes Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, y dejó de operar con el actual gobierno en donde cumplir con la labor de dar cobertura a las actividades del jefe de Estado se ha convertido en una labor de alto riesgo. Hay veces en que no es necesario inventar el agua tibia”.

LA COSA ES QUE…

No todo ha sido riesgo en el batallar cotidiano del reportero. Ya platicaremos más; qué tal.

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