- Desinformación, gran problema
- El peso, sin emociones, va bien
- Las señales en la nueva política
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, lunes 9 septiembre 2019.- “Los políticos tienen mucho miedo de perder los beneficios acumulados. Ahora están furiosos porque descubrieron que ya perdieron el poder”: Edgar Morín Martínez, autor del libro Crímenes de cuello blanco. El capitalismo de amigotes y las redes en la mafia del poder, quien asegura: “Creo que el gran problema es la desinformación, todo es superficial. Se abre la llave de la información y es tanta que la gente se pierde. Pero también hay cosas muy positivas: los malos comportamientos de los funcionarios ahí están exhibidos, por ejemplo” … En COSA DE PRENSA.NET no sabemos si al presidente Andrés Manuel López Obrador le gusta el beisbol por el secreto guardan las señales del cátcher que lo hacen una ciencia, como las ciencias políticas que él estudió. Lo cierto es que la última semana fue rica en señales… A vuelo de pájaro, por las tablas del ingeniero Manuel Aguirre Botello, se puede ver la dimensión de la debacle peñanietista desde la óptica estrictamente económica, medida en base a la inflación y al crecimiento, aunque esto último parezca no ser ya tan importante en la 4T si la pobreza deja de ser ignorada… Veamos: Ernesto Zedillo entregó a Vicente Fox en 2000 con una inflación de 8.96 y una paridad del peso frente al dólar de 9.57, Felipe Calderón recibió en 2006 con esas cifras en el mismo orden: 4.0 y 10.82 y entregó a Enrique Peña Nieto con 3.57 de inflación y 12.99 de paridad frente al dólar. Mientras en la llamada “docena perdida” Fox-Caderón la paridad solo perdió tres pesos, cuando en la “docena trágica” LEA-JLP fue mucho peor y ni para qué acordarse. Pero Peña Nieto les dijo a los cuatro: “Quítense que ahí les voy” y, aunque ya con una inflación más controlada, que fue del 1.94 el primer año al 4.83 en el último, la paridad escalaría dramáticamente, de 13.15 en 2013 a 19.67 en 2018. En 2019 con AMLO y ya sin Carstens en el Banco de México, los primeros siete meses no han llegado a un dígito en cada uno de ellos, y antes del Primer Informe de Gobierno la cotización pasaría de 19.17 en junio a más de 20 pesos en agosto, y cerraría el viernes pasado en 19.85. ¿Qué nos pueden decir estos breves números, como danzón bailado en un ladrillo? Que lo que muchos llaman tonterías de la todavía no acabada de nacer 4T -quizás aquellos a quienes se refiere el libro Crímenes de cuello blanco– sí agrada a los mercados financieros, en cuyo vasto océano navegan grandes embarcaciones cargadas con dinero sin emociones, a las que gustó mucho el pasado informe presidencial… Como sea, ahora disociemos le economía de la política y vayamos a alguna de las señales: Yeidckol Polevnsky ofreció una entrevista a El Universal en la que, sin decirlo, describe cómo ganará la encuesta para la presidencia de Morena, más o menos igual que la que perdiera Ricardo Monreal con Claudia Sheimbaun, la que ganará a Mario Delgado y Alejandro Rojas Díaz Duran. La historia se repite. Yeidckol: “si AMLO se va de Morena, me voy atrás de él”, diría la nieta de Manuel Ávila Camacho. “El Jefe del Ejecutivo federal ha dicho que debemos de tener una conducta ejemplar y estoy de acuerdo con él”. Esto refleja una lealtad -como la de Cuitláhuac García en Veracruz- que no está en la mayoría de las y los 59 senadores de Morena, empezando por su coordinador Ricardo Monreal, que ni morenistas son. “Hay muchísimos que hoy quieren formar parte de Morena. También hay quienes dicen que son fundadores y no lo son. Creo que es válido que quieran participar en Morena, lo que no es correcto es que quieran usar las mismas prácticas que hemos rechazado y criticado de gobiernos del pasado, como dice López Obrador”.
LA COSA ES QUE…
Yeidckol Polevnsky, secretaria general de Morena, resumió: “Iré por la dirigencia (presidencia). Estoy convencida de que tengo los méritos probados para hacerlo. Sé dar resultados y a las pruebas me remito”. (Seguimos con las señales, como las surgidas de la reunión del Presidente con Ricardo Monreal el jueves pasado); qué tal.
