RAZÓN, TESÓN Y CORAZÓN

 

                                  “LA RAZÓN EN EL ACTUAR”

Por Alejandro Ruíz Robles

 

“Aquí México … ¡Cambio y fuera!”

CIUDAD DE MÉXICO, sábado 15 agosto 2020.- En México, la gran mayoría de las empresas son de tamaño micro, pequeñas o medianas; basta señalar que en el 2018 era un porcentaje aproximado del 97 por ciento del universo empresarial.

El origen de éstas es variado; razón por la cual, podemos señalar que el emprendedor puede tener miles de orígenes, pero la empresa siempre tiene un fin económico encaminado a generar riqueza.

Si bien en su funcionamiento todas las empresas tienen procesos similares, no es equiparable el grado de detalle que se da entre los distintos tamaños de éstas.

 

Planear los Negocios.

Es común que las empresas mientras más grandes sean, más procesos tengan en sus distintas áreas que los lleven a ser más eficaces y eficientes.

Resulta indispensable que haya personas o áreas encargadas de planear el futuro de la empresa a través de analizar el mercado y establecer acciones para alcanzar los objetivos propuestos.

A menor tamaño de empresa, estas áreas no existen y hay personas que absorben múltiples funciones. El emprendedor o el empresario tratan de tomar sus decisiones atendiendo a una suficiente detección del problema, atención en el medio, análisis de la situación y planteamiento de soluciones propicias. De hacerlo bien, lograrán disminuir riesgos al decidir y sobre todo, minimizar consecuencias negativas.

 

La importancia del conocimiento.

Si bien, la educación no lo es todo en la vida de un empresario y desde luego, hay muchos que con un mínimo conocimiento han hecho demasiado, resulta sumamente importante contar con ella.

Basta recordar que en la escuela aprendemos que la ciencia es la única fuente de conocimiento confiable y es a través de esta que podemos lograr razonamientos más acertados, analizando y utilizando métodos empíricos, objetivos y verificables.

De hecho, a muchos compañeros nos era fascinante que los profesores nos cuestionaran a través de dinámicas de todo lo aprendido y nosotros ejemplificábamos el método científico y sus etapas: observación, experimentación, análisis e hipótesis.

En mi caso, conforme fui creciendo y continué mis estudios, me fui allegando de más información y experiencias, propias y ajenas, que fueron normando mi criterio y mi forma de ver las cosas. Comprendí que “a mayor conocimiento razonado, un resultado más próximo a lo buscado”.

 

¡“No más”, “Me late”, “Pos así”, “Se me ocurrió”, “De chiripazo”, etcétera!

Desafortunadamente, por las circunstancias actuales que vivimos, cada vez es más difícil que los emprendedores y los empresarios se detengan a razonar en el actuar de su empresa.

La mortandad empresarial crece y es más frecuente escuchar que sucumben o están en vías de ello. Lo más lamentable es que al analizar con ellos su problemática, encontramos respuestas ilógicas a problemas muy específicos.

Escuchar que respondan al cuestionamiento de por qué lo hiciste con un “No más”, “Me latió”, “Pues así pasó”, “Se me ocurrió”, “De chiripazo y le pegaba”, entre otras muchas frases, resulta verdaderamente triste y normalmente, son los umbrales de una misión suicida.

Por más problemas que enfrentemos como emprendedores o empresarios, siempre resulta una bocanada de aire fresco tomarnos unos minutos para ver lo que ocurre, analizar la situación y tomar una decisión; nosotros, la empresa y quienes trabajan en ella lo merecen. Con toda seguridad, el actuar en forma reactiva y no razonada pondrá en riesgo la estabilidad y el patrimonio de la empresa.

 

“Ahorita lo hago”

Es común que expresemos que no nos alcanza el tiempo o bien, que difiramos las tareas de manera indefinida, para ello expresamos normalmente “ahorita lo hago”. De hecho, no hay nada más difícil para un extranjero que encontrar la temporalidad a la expresión “ahorita”. Sin embargo, si no nos tomamos un momento para planear el futuro, difícilmente tendremos la tranquilidad para vivir el presente.

Planear no es romper la inercia de nuestras acciones; por el contrario, es respirar profundo y evaluar la mejor manera de seguir con lo que tenemos, minimizando los riesgos de perderlo.

Desde luego, también habrá que actuar en forma intempestiva – “en caliente ni se siente” – pero debemos asumir las consecuencias de lo que ello representa.

 

“Todo bajo control”

Por más que pensemos y pretendamos tener todo bajo control, jamás tendremos el dominio absoluto de la situación; pensemos en la pandemia que estamos viviendo como el mejor ejemplo de ello. Lo que sí resulta sumamente importante es aplicar nuestros conocimientos técnicos y experiencia para alcanzar los mejores resultados.

Tan importante es la razón como el corazón al emprender un sueño y consolidar una empresa – habrá momentos en que una impulse a la otra -; pero prescindir de una de ellas es mortal. Es apresurar un fracaso que pudiéramos evitar.

La mortandad de las empresas siempre generará frustración y pérdida en quienes participaron de ella y es probable que, muchos no se levanten; sin embargo, si analizáramos cuales fueron las causas del fracaso, en muchas ocasiones resultarían acciones que no se tomaron o fueron a destiempo.

 

¡Un minuto de silencio por una empresa o un emprendimiento es doloroso por ser ya una realidad que no podemos cambiar!

 

¡Un minuto de planeación para encarar un problema o alcanzar nuestros objetivos son una muestra de madurez en nuestro actuar!

 

¡Los retos del emprendedor y del empresario son saber tomar ese minuto positivo! … Y TÚ … ¿YA LO HACES?

 

 

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