Por Alejandro Ruiz Robles
“365 DÍAS … ¿DE MAGIA?”
OPTIMISMO AL MÁXIMO.
Cómo nos divierte el sentido mágico de la expresión: “¡Ahora que …!”, seguido de los deseos que se nos ocurran y tal pareciera que nos avocamos a lograrlos con nuestras palabras, pero no necesariamente nuestro compromiso en los hechos.
Es decir, pretendemos tener o poseer oportunidades, bienes, compartir con personas, etcétera, con la sola intención y prácticamente nuestro nulo esfuerzo.
Tal sólo revivamos un momento así: “¡ahora que sea rico … nos irá mejor a todos!”; sin duda un gran propósito que tendría que ir acompañado de trabajo, aprovechamiento del tiempo, dedicación y convicción por lograrlo. Todo ello, en presencia de los beneficiarios directos o indirectos de tal resultado y obviamente, con demás público que avale o haga festivo el momento.
Dicho sea de paso, el positivismo que nos regala ese instante es tan grande que una vez que concluye, nos mantiene la alegría hasta entrar a otro tema; desafortunadamente, con el tiempo, ya sea por interés o distracción, preferimos olvidar el tema para no cuestionar a nadie y con ello, todo queda en las mejores intenciones. ¡Y así se pasa la vida de quien no se compromete a alcanzar sus sueños!
A manera de reflexión … ¿eres una persona de “hubiera” o de los que hablan con los resultados de sus acciones?
“¡CUANDO TENGA …!”
Mencionando expresiones mágicas habituales … ¿qué pasa con quienes condicionan un resultado al paso del tiempo o a un acontecimiento?
Tan sólo recordemos, de niños soñábamos con ser jóvenes, más tarde a conseguir un trabajo y proceder a casarnos, alcanzar cada década de vida y finalmente, ser adultos mayores; programando acciones incluso para cuando ya no estemos.
Es curioso, pero ante esa situación de ausencia, ya dispusimos que otros sean los obligados a cambiar lo que no hicimos o mantener lo que hicimos; en ambos casos, esto es una tarea que nosotros asignamos sin preguntarles a los implicados.
En decir, nuestra esperanza radica en algo completamente ajeno a nuestra voluntad, ya que damos por descontado que el tiempo y la salud se mantendrán presentes aún que no procuremos su cuidado o en ocasiones, con sólo nosotros decretarlo. Conforme los momentos se acumulan, nos damos cuenta de que dimos a nuestro cuerpo edad, pero no la vida que nos permitiera encontrar un sentido.
En círculos de amigos, nos reímos de nuestras historias, con la verdad y la ficción propia de cada uno; no obstante, nos damos cuenta de qué ante la falta de metas alcanzadas, lo que brilla por su presencia en nuestros relatos son las histerias que nos ha provocado la ausencia de alegrías para celebrar a cada paso.
El manejo del jolgorio a la frustración, así como de la realidad y la imaginación serán parte del sentir de quien narre y la honestidad que a su consideración se amerite.
En consecuencia, nos damos cuenta de que conforme charlamos se multiplican las excusas en lugar de los logros y al sumar todas las etapas, nos damos cuenta de que se nos va o fue la vida.
En confidencia … ¿has alcanzado tus metas propuestas?
“¡HOCUS POCUS!”
No hay cuento que no condicione la petición de los deseos a un actuar, un decir o una meta, y satisfecho el requisito, la intención se hace realidad.
Quizás lo fantástico de estos relatos nos hagan sentirnos seguros y como consecuencia, busquemos incorporarlos a nuestro entorno; desafortunadamente, siempre habrá que tener en cuenta que el creer en algo es una cuestión de fe y el lograr algo es un resultado del esfuerzo.
Desde luego, habrá quien viva aplicando la ley del menor esfuerzo a su vida y podrá o no tener un buen resultado; sin embargo, que tanto podrá valorarlo si no le ha costado ganarlo.
Por otro lado, la plenitud que se alcanza al lograr cada meta y forzarnos en cada paso es invaluable; de tal manera que no es sólo el resultado lo que enriquece nuestro ser, sino también, cada momento que cuesta hasta lograrlo.
Y con ello, nos damos cuenta de que el verdadero encanto no está en que los logros se alcancen por esfuerzos de terceros, sino en la posibilidad que tenemos nosotros en comprometernos a construir nuestro destino por nosotros mismos.
Cada uno de nosotros es magia y esta surge de la convicción de hacer posible nuestros deseos, no pretendamos que sean terceros o circunstancias distintas las que se responsabilicen de nuestra vida. ¿Coincides en ello?
MI SENTIR ROCKERO.
Si algo me encantaba de mi juventud, era escuchar las letras de las canciones de rock, por ser a alegres, desenfadadas y sin interés de quedar bien con nadie.
No importaba el ritmo, la voz o la manera de bailar, nuestra única intención era disfrutar un momento en compañía de quienes nos enriquecían esa etapa de la vida.
Las estrofas las coreábamos sin mayor pretensión; sin embargo, con el tiempo recordé algo que interpretaba Miguel Mateos: “… nene que vas cuando seas grande … cuando alguien apriete el botón …”.
Y es cierto, en esos momentos sabíamos que íbamos a llegar a algún lado sin saber cuál era el camino que tomar o el destino a alcanzar. Conforme crecimos, llegamos a un lugar con o sin convicción, eso dependió del esfuerzo realizado por de cada uno.
Sin embargo, es difícil que alguna vez hayamos considerado los imponderables que podían frustrar o dar por concluido nuestra vida o nuestros sueños. La razón, puede haber varias, pero quizás la más lógica sea que siempre la dimos por cierta.
La vida nunca es segura y hay que disfrutarla cuando tenemos las condiciones de ello, en especial, la salud; y ésta es a la que más debemos procurar.
Quizás nadie apriete el botón, pero si date un instante para atender tu salud física y mental … ¿lo haces?
“LO QUÉ HAY.”
De pequeño cuando platicaba con mi mami, ella me aconsejaba y me decía que “en mí estaba que toda meta que deseara alcanzar, la cruzará, sólo bastaba convicción para ello y atender los elementos que tenía y conseguir lo que me faltara”. Obviamente, yo le decía miles de ideas y ella aplaudía que las tuviera, únicamente indicándome con su pulgar que en mi cabeza y mi corazón encontraría lo necesario para que la fantasía se hiciera realidad.
Actualmente de ella conservo su esencia en mi ser y entendí que la palabra mística “determinación” es la me impulsa a ir por mis sueños y en mí esta el don de saber cuando y como usarla, teniendo siempre presente los elementos que me rodean.
Atender lo que soy y tengo; así como contar con el amor de mis compañeros de viaje, son la constante que a cada paso se hacen presente.
Estoy tan lejos de las excusas como mis convicciones lo permiten y el “esfuerzo” siempre estará antes del “éxito”, como sucede en el diccionario.
Está es parte de mi filosofía de vida. Y ahora que sabes un poco más de mí … ¿qué tanto sabes de ti? … ¿Cuál sería tu filosofía de vida?
UN MUNDO DE CARAMELO.
El sabor de la vida es tan dulce o amargo cómo tú lo permitas. No sólo no hay mal que dure cien años, realmente si te va tan mal difícilmente alcanzarás a llegar a verlo.
En ese sentido, olvídate de sufrir como en las películas del Cine de Oro que realmente pareciera que premiaban a los escritores por provocar lágrimas con las tragedias que escribían y que mostraban durante casi dos horas.
Si tu tienes la opción de darle contexto a tus días, permite que sea la fantasía la que persista en tu vida y no te aferres a lo que la destruya.
Habrá quien diga con razón que tanto dulce hace daño, pero sólo tú tienes la manera para encontrar el maridaje perfecto entre tus sueños y tus realidades.
Tú tienes todo para crear la magia que tu vida necesita y alcanzar los logros que tu determinación permita … ¿ESTÁS EN EL CAMINO DE TU ÉXITO?
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Posdata: Agradezco las atenciones que me dieron al asistir a la 20ª Cumbre de Negocios Business Summit, en Querétaro, México del 23 al 25 de octubre.
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