COSA DE PRENSA / La Sucesión Presidencial 27

La historia negra de España la escribió, además de más de 700 años de hambre por la ocupación árabe, Juan Carlos de Borbón, a quien el Club Bilderberg hiciera rey a la muerte de Francisco Franco, y humillaría obligándolo a dimitir por aventuras extramaritales en África en 2014.

 

 

  • El País refuerza su artillería pesada
  • ¿Quién es El País y qué quiere?
  • Objetivo: Ganar a AMLO Sucesión

 

 

Javier Rodríguez Lozano

Viernes 6 agosto 2021.- El periódico español El País refuerza su artillería pesada para combatir más fieramente a la administración de la Cuarta Transformación, por obstruir una “conquista” que pasa de 500 años; “no tienen llenadera”, ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Si se tratara de un viraje de 180 grados en la política editorial de un periódico europeo -de europeos y para los europeos- no tendría mayor relevancia, sin embargo, no es ese el caso: se trata de la Sucesión Presidencial en México en la que las y los 130 mujeres y hombres más ricos del mundo, quieren incidir en quien reemplace a AMLO en 2024.

Lo permitimos durante 300 años, más de 400 años menos de los que ellos, los españoles, tuvieron que aguantar en suelo ibérico a los árabes, que por otro lado, el bueno, el positivo, el cultural, qué bien porque a ellos les dio más entendimiento y a nosotros, al menos el idioma, después de años y años de hasta antropofagia en nuestras raíces comunes.

Las ciencias populares, aquellas que no se estudian en ninguna universidad que no sea la de la vida, o sea, las del pragmatismo invariablemente doloroso y amargo de la existencia misma, nos ha dicho siempre que: “La ropa sucia se lava en casa”.

Los viejos regímenes, desde Maximiliano y hasta Luis Echeverría, o sea desde hace más de dos siglos, permitieron que españoles, británicos, franceses, alemanes, entre otros, vinieran a lavarnos la ropa sucia a nuestra propia casa.

Siempre hubo -como nos lo recuerda López Obrador todas las mañanas desde Palacio Nacional- malos mexicanos que buscaron el apoyo extranjero para “ayudarnos a gobernarnos”,  porque hemos sido tan tarados que ni eso sabíamos hacer, según el ultraconservadurismo que florece cada más en México, alarmantemente, digamos.

Nuestras fuentes para este texto son los periodistas Daniel Estulin y Cristina Marín Jiménez, expertos en el tema El Club Bilderberg.

Ellos nos han enseñado por qué el periódico español El País es su vocero de todas las anuales reuniones secretas de las personas más ricas del planeta, mejor conocidas como El Club Bilderberg.

Nos explican cómo ellos deciden no solo quién debe gobernar Estados Unidos, desde Harry S. Truman en 1945, en la Conferencia Bretton Woods del año anterior y hasta Joe Biden en 2021, excepto Donald Trump en 2016 quien venció a su candidata Hillary Clinton, sino también México y cualquiera de las 200 naciones afiliadas a la ONU.

Así que decir que el periódico español El País obedece a los intereses de las personas más ricas del mundo es un lugar común, el lector de la 5ª dimensión debió aprender esto desde hace mucho tiempo, el menos desde el 21 de diciembre de 2020 en que la humanidad cambió de era, en la que empieza a abrir los ojos y la taradez ya no aplica.

Este miércoles tomó posesión como directora de El País la periodista española Pepa Bueno (en México ese nombrecito tiene otras connotaciones, qué caray) y se estrenó con un editorial incendiario en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador:

“Todo se ha hecho mal desde el principio. En cuanto llegó al poder, López Obrador ya anunció que consultaría al pueblo de México sobre si se debía juzgar a sus antecesores —Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto— por algún delito que se hubiese conocido. El mero hecho de plantearlo desde el Ejecutivo propiciaba un golpe a la división de poderes y cuestionaba un Estado de derecho ya de por sí debilitado por años de corrupción e incompetencia. Lo que resultaba además paradójico es que el presidente aseguraba que él no era partidario de iniciar juicio alguno contra ninguno de los expresidentes porque no tenía afán de venganza, lo cual ponía en entredicho su vara de medir a propósito de quienes pueden haber cometido algún tipo de delito, algo en lo que México tiene un triste historial”.

Su antecesor en el cargo, el químico francés Javier Moreno, ambos de 58 años de edad, quizá fue más tibio al ejecutar las órdenes del Club Bilderberg para intentar diezmar la administración de una Cuarta Transformación que le ha impedido a Europa seguir mamando enormes millonadas de euros provenientes del pobre pueblo de México, vía neoliberalismo.

La última vez que Javier Moreno ordenó un editorial en contra de México fue el pasado 10 julio, cuando dijo que “la obsesión por el pasado del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le lleva a menudo a perderse en el presente. Así le ocurrió con las protestas feministas del 8-M, donde mostró su lado más cavernario, y otro tanto le sucede con la consulta popular convocada para el 1 de agosto. La pregunta fue diseñada originalmente para forzar la apertura de un proceso judicial contra los anteriores jefes de Estado (desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto). Un objetivo que pisoteaba la división de poderes y hacía saltar por los aires las bases del Estado de Derecho. Tras su paso por la Suprema Corte, esta carga antijurídica quedó desactivada, pero en el intento de hallar una válvula de escape a los deseos presidenciales sin atentar contra los principios de la justicia, la consulta ha devenido en una fronda oscura, cuyo mero enunciado evidencia sus riesgos políticos: “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminados a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”.

En resumen el pasado miércoles, Pepa Bueno (1963, española, periodista), sustituyó a Javier Moreno (1963, francés, químico) en la dirección del periódico El País.

Se da la bienvenida a comunicadora y se despide al sin citar futuro del sustituido, cuyo antecedente más importante fue su experiencia sobre México de 1994 a 1997 y de 2013 a 2014 fundó a edición América de El País, con sede en la Ciudad de México, adonde regresó en 2018 para salir en 2020 a dirigir la edición madrileña. Es decir, antes era un químico el que coordinaba las críticas al presidente Andrés  Manuel López Obradora; ahora será una periodista con la misma tarea, pero menos experiencia acerca de México y América Latina.

LA COSA ES QUE…

 

Donde a Andrés Manuel López Obrador le falta precisión -quizás por haberse formado en aquella nefasta época del echeverrismo- es cuando ubica a los viejos regímenes más corruptos e impunes, aunque sobradamente neoliberales, desde Miguel de la Madrid; en realidad, el México negro lo vivimos desde 1970, cuando terminó el último sexenio de los gobiernos estabilizadores.

¿Qué quiere El País?

Su operativo es exactamente como el que recuerda la reunión del Club Bilderberg del 26 de abril de 1968 en la quebequeña Mont Tremblandt, cuando se acordó que Juan Carlos de Borbón sucediera como Rey de España al general Francisco Franco a su muerte.

En 1975 el jefe de Estado español proclamaría a Juan Carlos como su sucesor, peeeeeero debido a su desliz extramatrimonial en una caza africana, el Club Bilderberg le asestó la mayor humillación un monarca al ordenarle dimitir en favor de su hijo Felipe, en 2014, cuando él solo quería morir como los reyes del medievo, en su cama.

El periódico español El País también quiere lo mismo que The New York Times -su homólogo aquí enfrente- al legitimar el mayor ultraje electoral de la historia en 2020: vencer en 2024 a Andrés Manuel López Obrador e imponer a cualquiera de sus tres precandidatos, todos ricardos: Anaya, Salinas Pliego y Monreal Ávila.

¿Los mexicanos vamos a permitir esta nueva conquista?

Por supuesto que… ¿quién sabe?

Podría ocurrir, ya que ni se enterarían si siguen leyendo la misma prensa.

Qué tal.

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