¡Pobre diablo VS Rico Cayotero!

 

 

Los Pozos de Carlos Pozos

26 de abril 2021

El complejo de inferioridad que refleja Carlos Marín Martínez en su comentario este 20 de abril (2021) en su columna “Asalto (o ¿Insulto?) a la razón’ que tituló “Se pitorrean de la investidura” publicada en el periódico Milenio, respecto a la conferencia mañanera del lunes 19 de abril, lo dibuja de cuerpo entero, en cuanto a su poca seriedad como columnista de un medio tradicional y respecto a su lugar como periodista que se hace llamar cuando todos saben que vivía de escribir para el poder neoliberal.

Calificar como la “miserable condición humana” del compañero de “Puntos suspensivos” Héctor Tlatempa descalifica y desvalora su inexistente condición de “periodista serio”, y lo coloca al nivel de su desgastada imagen ante un gobierno que se levanta entre zancadillas por una transformación de fondo de la vida pública del país. Es tan cobarde que, como no es capaz de dirigir sus argumentos al ciudadano presidente, se desahoga con los humildes reporteros que nos toca cubrir las conferencias presidenciales. ¡Las palabras deben usarse para enaltecer, nunca para ofender, eso sólo lo saben los verdaderos periodistas, el periodismo no se mancha! -es pedir mucho en este caso-.

Respecto a mi persona, Marín dijo que yo era un “Pobre diablo” porque antepongo el reconocimiento a la investidura presidencial las palabras “Primer presidente de la Cuarta Transformación, su servidor Carlos Pozos…” palabras que ofenden al “ejemplo del periodismo horado, con rigor y credibilidad” como él se define o al chayotero profesional que así se le califica por gran parte de la sociedad de tez morena, resentido porque en este gobierno no sigue cobrando las insultantes cantidades que recibía de anteriores administraciones por “publicidad”. Además, de acuerdo con el diccionario, un “pobre diablo” es un adjetivo que significa, literalmente, “el que no tiene lo necesario para vivir o desarrollarse” y aquí, mira Carlos Marín, te digo que te equivocas como siempre porque afortunadamente cuento con lo suficiente para vivir y desarrollarme de manera honrada por el ejercicio de mi profesión, no tengo fortuna monetaria, ni bienes raíces, pero pago puntual mi renta en dónde habito con una familia que trabaja día con día como lo hacen millones de mexicanos y nunca le he quitado el dinero del pueblo que debía administrar los gobiernos conservadores y que destinaban al medio impreso que te expulsó del cargo el 31 de julio del 2018.

Aseguras Marin, como se lee en tu texto “nota que le prepara la oficina de comunicación presidencial” y al igual la recua de tus amigos y colegas como Joaquín López, Ciro Gómez, Carlos Loret, Ricardo Rocha y el payaso de Víctor Trujillo, entre muchos más, aseguran que nos dan las preguntas a los reporteros de la primera fila desde la Dirección de Comunicación Social de la Presidencia de la República, a cargo de Jesús Ramírez Cuevas, por eso les exijo que muestren las pruebas, porque el que acusa tiene la obligación de demostrar, y ya van más de dos años de falsedades.

Creo comprender tu molestia porque después de ser un vocero y servil alfil de anteriores expresidentes, debe ser angustiante no estar más en la nómina de la presidencia de la república porque aquel “Cuarto Poder” como se concebía a los medios masivos de antes y que hoy, gracias al poder de las redes sociales y al arribo de un gobierno valiente, aquel cuarto poder prácticamente está por pasar a la historia negra del país, junto con todos sus desacreditados vividores, que tienen por como parte de su vida una doble moral.

En realidad, quien se quiso “pitorrear” de la investidura presidencial utilizándonos, eres tú Carlos Marín Martínez, pero es tan menor ya tu calumnia, digo tu columna, en Milenio, que hasta para hacerlo hay que tener estatura. ¡Yo si prefiero ser pobre diablo, a que me digan y señalen en lo privado y público como rico chayotero!

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