- Un tema mucho más que existencial
- Urnas de junio, la hora de la verdad
- A ver de qué cuero salen más correas
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., miércoles 6 abril 2022.- El amor romántico, a propósito de la proximidad de la Feria de San Marcos, ya no será para esta generación lo que fue para las pasadas, por la guerra del género que nos hace iguales, pero distantes; a ver si así hay menos embarazos indeseados.
Esa igualdad es un tremendo error, dice la sicología rusa, al ponderar la infinita superioridad de la mujer, por tan solo el acto de dar vida, nomás; pero posible, sin embargo, a la bendición de la providencia del hombre, para bien o para mal, y ambos nos justifican como humanidad.
Ese es nuestro universo indiscutible y juntos; lo demás, es pura grilla.
Esa “guerra del género” puso en ridículo a Aguascalientes en días pasados, en el pleno del salón de sesiones de la Cámara de Diputados, donde -perplejos y pen…sadores-mirábamos con grandes ojos, cómo la diputada transgénero Salma Luévano, peluquero de un insulto de “periodista” llamado José Luis Morales, atropellara al presidente de la mesa directiva en funciones, el exsecretario de Gobernación y exaspirante presidencial foxista Santiago Creel -a quien Calderón le robara la nominación con ayuda de Francisco Javier Ramírez Acuña, en Atlajomulco de Zúñiga, Jalisco- asistido en comunicación por nuestro experto compañero y mejor amigo exuniversal, Eduardo Arvizu.
Creel, de colmillo retorcido que a veces usa como muletas, para protegerse del “mal paso”, miró de reojo al presidente de la mesa directiva, el veracruzano Sergio Gutiérrez Luna, y de inmediato decretó la suspensión de la sesión, “hasta nuevo aviso”.
Acto seguido: la mesa directiva se levantó de sus curules y se dirigió hacia atrás del presídium, donde paulatinamente, con paso cansino, pero seguro, uno a uno, fueron llegando los coordinadores de los grupos parlamentarios.
Se tomaron unos 10 minutos para acordar el siguiente paso: Retornarían a sus lugares y reanudarían la sesión, tan solo para desahogar dos puntos inéditos, de esos que no se encontrarán en el Diario de los Debates de legislatura alguna:
-Una suerte de “pasarela” en la cual los coordinadores de los diferentes grupos parlamentarios, felicitaron a Santiago Creel por su impecable desempeño, muy político, pero que, sin embargo, no impidiera el enrojecimiento súbito de su casi níveo rostro, y le ofrecieron una disculpa.
-Y citar para la siguiente sesión del marte 5 de abril.
Y no fue el priista Rubén Moreira, el jefe de la bancada priista, quien corriera ese trámite de tener que lisonjear a un panista y ofrecerle disculpas, sino que enviaron a otro “distinguido” aguascalentense: “¡Madre mía!”, como exclaman los españoles con su prensa mentirosa: ¡Qué cosas!, diríamos nosotros, con esa “alfombra”.
Obvio, hábil en su tiempo de presidente de la entonces Gran Comisión de la Cámara de Diputados, en algunos de los años más negros de México, los del echeverrismo, por cierto, su “destapador”, al ganarle como líder de la CNC ese privilegio nada menos que a don Fidel Velázquez, el jefe máximo del llamado “movimiento obrero organizado”, que había destapado nada menos que ocho candidatos presidenciales.
Por supuesto, Usted que sí sabe de política, no como tantos y tantas en las redes sociales, estamos hablando de Augusto Gómez Villanueva, aquel que nos miraba con ojos incendiarios cuando al anunciarnos, de inmediato nos recibiera antes que a él, Esteba Moctezuma Barragán, que en 1997 “palomeaba” las candidaturas para las intermedias zedillistas en el PRI, claro. Y no, no íbamos por una.
Ya se podrán imaginar el discurso de Gómez Villanueva: “La Cámara de Diputados no es un palenque para tener este tipo de escándalos”, diría para reprochar a su paisana, ¿o paisano?, como le llamara Gabriel Quadri a Salma Luévano, y que por eso el pasado viernes se incendiara el Palacio de San Lázaro.
Doblemente ridículo lo sufrido por Aguascalientes en la Cámara de Diputados: Salma, que de política sabe lo que Usted y yo de los secretos de la cuántica de Marck Planck en el microcosmos, (por cierto, asesorada, aunque no esta vez, por otro esperpento de la política regional, el monrealista zacatecano Jorge Álvarez Máynez, dueño del periódico LJA, antes La Jornada Aguascalientes porque ya no quiso pagar la franquicia); y Gómez Villanueva, al insistir en dilatar la “graciosa huida, después de su apasionada entrega” a la políticas -como decía Pepe Alameda-.
Pero bueno, ellas y ellos no tienen la culpa, sino quienes votan por ellos en las elecciones; el voto es más que elegir el nombre de un recién nacido; es elegir el tipo de país que queremos y ya no se vale prostituirlo con la ignorancia.
Por eso, y nada más que por eso, es que ahora: ¡Vivan las mujeres!
Aguascalientes estrenará gobernadora este fin de año, después de un sexenio para olvidar, en el que la simulación, el engaño y el enriquecimiento inexplicable marcaron una administración que nació corrompida, porque tampoco en política es indiferente aquello de que: “Lo que mal empieza, mal acaba”.
Hace seis años, la candidata priista ganó en las urnas la gubernatura del estado, pero como todavía estaba fresca la escuela de Carlos Salinas que trajera a Aguascalientes Otto Granados Roldán, el ponerle el pie a Héctor Hugo Olivares Ventura para que llegara Felipe González, un abarrotero, le ordenaron a la zacatecana Lorena Martínez Rodríguez, dejarle el paso libre, sin chistar, al candidato del PAN (cuyo abominable nombre no merece este espacio) y de esa manera Aguascalientes durmió todo un sexenio, viendo cómo surgían nuevas familias ricas.
El huésped de Palacio Nacional diría: “¿Quién pompó?” “Por eso nadie los quiere”. “Bueno, si ya saben cómo soy, ¿para qué me invitan?”
LA COSA ES QUE…
Eso ya está por terminar. El 1 de diciembre próximo asumirá como gobernadora una mujer. Nosotros creemos que será Tere Jiménez Esquivel.
Se trata de una joven mujer que se iniciara en la política, precisamente al lado de quien pésimamente gobernó Aguascalientes estos últimos seis años, pero que tiene una virtud poco común, que nos recuerda a políticos de otros tiempos, como los Adolfos, Ruiz Cortines y López Mateos, don Jesús Reyes Heroles y Manlio Fabio Beltrones, para no ir lejos, que no salían a la calle sin tener en sus manos “el pulso político” del momento.
Y en esto, el responsable es otro joven, también poco común, que responde al nombre de Enrique de la Torre, cuya mano izquierda no se compara con las de Humberto Romero Pérez, Mario Ezcurdia, Amado Treviño, Manuel Alonso, Carlos Salomón Cámara o David López, por no hablar de más “alquimistas” del poder presidencial que sí sabían tratar con los periodistas. (No para corromperlos, sino para hacer mejor su trabajo).
¿Y Nora Ruvalcaba Gámez?
Dice nuestro amigo, Octavio Arellano Reyna, que la tercera es la vencida, y nosotros concedemos a ese epíteto nuestro respeto, aunque también “el beneficio de la duda”.
¿Por qué?
Porque si bien, Nora fue una excelente alumna de su maestro en Ciencias Políticas, Fernando Alférez, ha sido una pésima política en el conocimiento necesario del arte de la comunicación social.
Y por supuesto, esto hará la diferencia.
Una vez más, creemos nosotros, se acreditará aquella frase de Otto Granados, que nos dice que Aguascalientes todavía no está preparado para el progresismo liberal.
En todo caso: ¡Vivan las mujeres!
Qué tal.