¿Cómo votaremos en 2021?
¿Habremos aprendido algo?
¿Qué han hecho los partidos?
Javier Rodríguez Lozano
Viernes 3 julio 2020.- “¿Dónde han visto enchiladas con tanto queso?”, es una de las frases más conocidas del refranero político que no pasa de moda, porque parece que fue ayer aquel 1947 en que Luis Gómez Zepeda eligiera a su sucesor en la secretaría general del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) “El Charro” Jesús Díaz de León, quien heredara también aquella frase con la que se quitaban de encima las demandas obreras de aumento salarial. Así se las gastaba el sindicalismo charro de entonces. Pero la frase no era para los obreros necesitados de más salario, sino para las y los periodistas que nos impacientábamos cuando un presidente no ofrecía conferencias de prensa seguido, como Miguel de la Madrid o Ernesto Zedillo. Y ahora, con las mañaneras, sale tanta información que es más la que se queda en el “tintero”, o se “archiva” al estilo del ministerio público con las demandas de justicia. Y entonces la sequía ya no es de información, sino de una pausa al menos. El punto es que ahora, las del Presidente sí son “enchiladas con mucho queso”. Y del azoro todavía no nos reponemos quienes amamos la justicia y la honestidad. De hecho, nos quedamos cortos de tan solo imaginar cuándo llegará el presidente Andrés Manuel López Obrador al fondo de la corrupción y la impunidad que hay en México y que los periodistas con al menos un quinquenio de experiencia en el medio conocemos muy bien, pero nuestros medios nos permitían difundir solo lo que convenía a sus intereses, no a los de la justa y honesta opinión pública. Rara es la sociedad en el mundo con ese privilegio, por más que nos presuman nuestros pares de los países desarrollados que otorgan los Premios Pulitzer o los Premios Internacionales Rey de España, o el Premio Ortega y Gasset, entre muchos otros… En ese contexto son muchas las interrogantes que sobre corrupción e impunidad tendrán que responderse en México y un sexenio no alcanzará ni para llegar a un cuarto o un tercio de todo su vergonzante bagaje. Una de las interrogantes que viene corriendo es la electoral. A partir de septiembre empieza el jaloneo de quienes habrán de aspirar a un cargo de elección popular, sin detenerse a reflexionar que la gente ya no quiere a las y los políticos del último proceso electoral, porque han sido ampliamente rebasadas todas sus “promesas” de campaña y en la gran mayoría de los casos los electores no vimos resultados… En realidad, la campaña electoral de 2021 inició en Palacio Nacional el 1 de diciembre de 2018, donde todos los días, uno sí y también todos los demás, los vicios de los partidos políticos son exhibidos con gran claridad. Créanlo o no los diferentes sectores de la sociedad, sus partidos políticos no han generado más que puras vergüenza. Por ejemplo, ¿qué hicieron durante la primera de muchas etapas de la pandemia, que inició en febrero pasado y terminará hasta el próximo febrero? Todos los partidos fueron disminuidos al nivel de las cucarachas, ninguno pudo ofrecer su mejor esfuerzo en favor de la gente. ¿Y con esos méritos llegarán a las urnas el domingo 6 de junio del año próximo? ¿Los electores seremos los mismos de los anteriores procesos electorales, donde cándidamente votamos por la corrupción y la impunidad, una y otra vez, sin avergonzarnos para nada? Creemos que no, que ya no seremos los mismos electores. Los años por venir serán los más duros de los últimos cien años de la historia mexicana, empezando por aquel 1920 en que la Revolución asesinara a sus propia gente -Venustiano Carranza- y empezara a tejer un sistema político que si bien se adornó, como medallas en el pecho, de un buen número de institucionales vitales (el IMSS, sobre todo), también nos humilló con una pléyade de ineptos ladrones que todavía pegan de gritos hoy en día porque les levantaron la canasta… ¿Cómo votará la gente el próximo año sabiendo que panistas como Felipe Calderón, con Georgina Kessel, “trabajó” muy duro en Iberdrola para que el 21 de agosto de 2017 esa empresa española se convirtiera en una de las participantes con una presunta “tercera subasta” de largo plazo, como compradora de energía, potencia y Certificados de Energía Limpia? Es decir, México regalaba a España nuestra electricidad y le autorizábamos a que encima de ello nos la cobrara. Aquel fue el primer paso que Iberdrola daba, con la ayuda de Kessel y Calderón, para hacerse del potencial energético mexicano.
LA COSA ES QUE…
La pregunta es: ¿Cómo votará la gente este próximo 2021 sabiendo que sus partidos políticos promueven a candidatos que resultan infames ladrones?; qué tal.