COSA DE PRENSA / Sin saber qué hacer

Enrique Olivares Santana y Rodolfo Landeros Gallegos, los mejores gobernadores de Aguascalientes.

 

 

  • La retro política aguascalentense
  • Hacen grilla como antes del virus
  • Sin saber que 2021 no es el 2019

 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

Miércoles 28 abril 2021.- Para la política aguascalentense no hay nada que aprenderle a la pandemia, las candidaturas de todos los partidos omiten  explicarle a la gente “la nueva normalidad”, porque todavía no la perciben, ni la imaginan.

 

Ninguna candidatura de partido político alguno ha dicho a los electores que 2021 nada tiene que ver con 2019, que tanto Aguascalientes, como México y el mundo ya no son los mismos, y que hay que inventar nuevas formas de coexistir juntos, revueltos y separados.

 

Y sobre todo, no se han dado cuenta que después de las elecciones del año pasado en el país que era la cuna de la democracia y que ya no lo es, Estados Unidos, una potencia extranjera fabricó un magno fraude electoral cibernético y desprestigió a todo el sistema electoral del mundo.

 

En medio de la pandemia la inteligencia emocional equilibrada, estable y despierta, ya no está para elecciones fraudulentas, engañosas y sobre todo, mentirosas; que ofrezcan soluciones que nunca aterrizan, como en el caso del agua potable en Aguascalientes, convertido ya en discurso político generalizado.

 

A las y los candidatos de todos los partidos políticos a un cargo de elección popular este año en todo el país, se les ha olvidado que ya nadie es lo que fuera hace 17 meses, en los que más de tres millones de personas perdieran la vida por una infección viral importada de China.

 

Del diciembre en que surgió el virus chino a este abril han transcurrido 17 meses que sacudieron violentamente a los más de 200 países del planeta tierra, habitados por siete mil 770 millones 521 mil personas en 2019, por siete mil 800 millones 124 mil en 2020 y poco más de siete mil 837 millones de gentes al iniciar este 2021.

 

Es decir, seríamos siete mil 840 millones de personas si no se hubiera atravesado el virus del Partido Comunista Chino, que es quien maneja los laboratorios militares de Vuham, de donde saliera la versión contemporánea del Apocalipsis según XI-Jinping.

 

No vemos lo que vio Klaus Schwab, el dueño del Foro Económico Mundial de Davos, para argumentar el Gran Reseteo, en el sentido de que ya no caben en la tierra más personas; que ya somos muchos, cuando todavía hay espacio suficiente para tres veces más de las que hay ahora.

 

Esa definición que el editor de El Machete, Roger Bartra, antes comunista y hoy del “partido conservador”, acuña sobre el “retro populismo” del presidente Andrés Manuel López Obrador, les viene como anillo al dedo a las y los políticos aguascalentenses, que están haciendo campaña todavía como antes de la pandemia.

 

Hace unos días, un distinguido grupo de militantes del PRI aguascalentense se informó con lo que ocurre al interior de su partido, con las candidaturas, como ocurre siempre en estos casos y en todos los partidos, y le dirigieron una carta abierta a su líder nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, quien por otro lado, solo Dios sabe cómo llegó a ese cargo.

 

El problema es que ese documento está muy mal escrito y le piden sin en realidad pedirle algo: que renuncie el delegado con funciones de presidente, Antonio Lugo Morales, por tranza; porque gana 200 mil pesos mensuales y le exige más al comité directivo estatal.

 

Y proponen una terna integrada por Netza Ventura, Carlos Estrada y José de Jesús Ríos Alba, pero no le dicen para qué; si para delegado sustituto o presidente del CDE, o para ambas cosas. Pero no hablan claro.

 

Y al despedirse de su líder nacional, de plano le afirman que su partido va a perder las elecciones, que se va a quedar sin dinero y que él mismo, Moreno Cárdenas, lo confirmará después de los comicios.

 

Hace tiempo que dejó de haber en Aguascalientes buenos políticos. Los últimos fueron Enrique Olivares Santana y Rodolfo Landeros Gallegos; los demás, todos, quedaron a deber:

 

Otto Granados le entregó la plaza a Felipe González del PAN en 1997; igual que Ramón Aguirre a Vicente Fox en Guanajuato en 1991, que éste derivó en Miguel Medina Plascencia.

 

Una candidata ganadora, Lorena Martínez Rodríguez, “entregó” también al PAN su triunfo electoral de 2016 a cambio de que legisladores blanquiazules aprobaran “las reformas estructurales” de Enrique Peña Nieto, entre ellas la Energética, la más dolorosa de todas porque revirtió la Expropiación Petrolera de 1938 y la Nacionalización Eléctrica de 1960.

 

LA COSA ES QUE…

 

Ayer, el candidato a diputado federal por el PRI, Tito Lamas, ofreció una conferencia de prensa para lanzar una invitación a debatir con sus homólogos adversarios del PAN.

 

Los temas centrales serían: el agua, la salud, las estancias infantiles y la seguridad.

 

Para nada se ve que haya la más mínima intención de ofrecer algo nuevo, una suerte de “nueva normalidad” y sobre todo, una auténtica voluntad política para enfrentar y resolver los grandes problemas aguascalentenses, a pesar de su minúsculo tamaño.

 

Así no se puede.

 

Qué tal.

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