COSA DE PRENSA / Senado

 

 

 

  • ¿Militarización o Sucesión Presidencial?
  • Mueven piezas del ajedrez geopolítico
  • ¿Quién ganó el debate del Senado ayer?
  • Dan pena tantos malos mexicanos

 

 

Javier Rodríguez Lozano

CIUDAD DE MÉXICO, jueves 22 septiembre 2022.- Es muy probable que lo debatido ayer en el pleno del Senado haya sido la militarización o no del país, lo cierto es que, para la geopolítica y la política doméstica, no solo se impuso el interés global, a través de los súbditos del agachismo, sino que -y más interesante aún- surgió un espectacular escenario de la Sucesión Presidencial.

 

El senador Germán Martínez sería el único de los oradores de la oposición que se daría cuenta de ese juego presidencialista, más allá de que en lo más acalorado del debate (Monreal lo llamaría “intenso”, cuando en realidad la Casa de los Padres de la Patria en Reforma e Insurgentes nunca antes como ayer, ardió con furiosas llamas por todas partes), se suspendiera la transmisión del Canal del Congreso y un ruidoso evento música grupera irrumpió en techo del pleno, cuando las tiras de las vestiduras rasgadas se regaban por todas partes.

 

Los medios convencionales dijeron que ganó la oposición, porque logró detener la aprobación de la militarización del país; lo cierto -lo sabe Dios y el mundo- es que México perdió otra de sus más interesantes batallas, por no tener figuras de primer nivel que lo defiendan como lo demanda la Patria.

 

Pero no es definitivo, solo se regresó a comisiones la iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador y el Poder Legislativo mostró músculo, que Dante Delgado Ranauro se empeñó en destacar, innecesariamente porque hoy más que nunca, la fórmula de los poderes que viene desde la Revolución Francesa, es una práctica cotidiana en México.

 

A las 14:00 horas de este miércoles, en el pleno del Senado la oposición hablaba de echar al basurero de la historia las políticas de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador; “que entienda que no le alcanzarán los votos para que el Ejército permanezca en las calles”, advertiría el senador panista y veracruzano Juan Rementería del Puerto.

 

Eduardo Ramírez Aguilar, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales -que había presentado un oficio para posponer el debate, en el que se atoraría la sesión más tarde- pidió que los oradores se ajusten al tiempo según el reglamento.

 

El senador Alejandro Armenta Mier, presidente de la mesa directiva, aclaró que el reglamento establece cinco minutos y se pidió a 10 para el posicionamiento.

 

Dante Delgado, líder de Movimiento Ciudadano pidió valorar las palabras del senador Ramírez, “que contradicen el sentido de lo dicho por antes por Armenta”.

 

Beatriz Paredes, aquella jovenzuela tlaxcalteca iniciada en los tiempos de la candidatura presidencial de Echeverría, ahora más experimentada y desenvuelta, con toda seguridad plantea desde la más alta tribuna de la Nación, que no va votar por la militarización del país.

 

Paradoja o no, lo cierto es que esa expresión sería como una señal para la fracción parlamentaria de su partido, porque sería la que horas más tarde definiría cómo habría de terminar la sesión de este miércoles: Devuelta la iniciativa presidencial a comisiones, con los mismos votos con los que pudo haber ganado en el pleno si hubiese sido sometida a votación…Paradojas de la política totonaca.

 

Antes de Paredes externara su posicionamiento, el debate entraría a lo más encendido de la fogata: Dante habló de la suspensión de la sesión, o, mejor dicho, del debate de la militarización del país; Macedonio Salgado pidió no caer en provocaciones “de este pequeño grupo”.

 

Y desfilan oradores desde su curul, como Juan Zepeda, que antecedió finalmente a la intervención de “la compañera Beatriz”, como le llamaba Luis Echeverría.

 

Por supuesto, dijo que el PRI se hallaba profundamente preocupado por la grave situación de seguridad pública que vive el país, pero naturalmente, no citó la responsabilidad que en ello tienen los regímenes panistas y priistas; “es una discusión que tiene en vilo a la sociedad mexicana”, resaltaría.

 

Pero la nota fue que Beatriz Paredez anunció que los legisladores priistas tenían plena libertad de votar de acuerdo a su conciencia:

 

“Nuestro grupo ha decidido que cada legislador actúe de acuerdo a sus perspectivas y convicciones. Todos estamos preocupados enormemente por la situación de seguridad que ocurre en el país; situación sumamente trasedental (sic)”.

 

Pidió que en este proceso no se ignore a los municipios y a los estados, y que el Ejército no abandone a la sociedad civil; ¿para qué se quiere la presencia del Ejército en las calles unos años más?”, se preguntó.

 

Se olvidó Beatriz que fue Zedillo quien ratificara en su tiempo, la faculta del Presidente de la República de echar mano del Ejército en casos de interés nacional, facultad a la que no ha querido recurrir Andrés Manuel López Obrador pero que finalmente lo hará, si los malos mexicanos lo obligan a ello.

 

“Los senadores priistas son libres de votar de acuerdo a sus convicciones. Votar sin que haya suspicacias y que no se ignore a municipios y estados”, recalcaría Beatriz, pero no sin antes confirmar: “Mi voto será en contra de la iniciativa”.

 

Eran las 14:20 horas, Ricardo Monreal entró al quite, dijo no creer en las presiones, ni en las amenazas, ni en las conjeturas fáciles, y a favor de actuar con independencia, pero no con irracionalidad.

 

Y rápidamente recordaría al pleno, que la militarización lleva 27 años en México, y ahora “nosotros le estamos poniendo un límite”.

 

14:23, Monreal subrayó que lo que quiere la oposición no es racional, “porque tarde o temprano lo tenemos que discutir y aprobar. Si los soldados dejan a su pueblo solo, sin seguridad, ¿quién podrá hacerle frente a la delincuencia organizada”, se preguntó.

 

Lo que discutimos es solamente la prórroga a 2028, las otras cuatro leyes de las que mucho se han hablado en están en proceso de revisión jurisdiccional, “¿dónde está nuestra sensatez para conducir al país con racionalidad?”

 

Agregó:

 

“Creo que deberíamos tomar la palabra, que regresemos a comisiones. Están demasiado intensos, febriles, pero no hay que enojarse”, diría el senador zacatecano.

 

Y surgió el expresidente del PAN, German Martínez, con una clásica pieza política: “Mis respetos, pero…”.

 

“¿Qué diferencia hay entre extender el debate un plazo más, para lucirse con el Presidente y con Adán Augusto, y sus aspiraciones presidencialistas… Lo que queremos es vencer al narcotráfico”.

 

Monreal devolvió la pelota, como en el tenis, con toda cortesía, sin embargo, dejaría claro que: “La febrilidad, la animosidad no es en prejuicio de ustedes, solamente veo el estado de ánimo muy arriba. Gracias por quienes votaron por mí, creo que Alejandro Armenta es mejor que yo para conducir”.

 

Resaltó la sagacidad política de Martínez, pero insistió que es imprescindible extender la presencia del Ejército en las calles por dos años más, porque en casi dos años no será suficiente.

 

Y dio su repasadita a los senadores sin memoria; “hay precedentes y tesis jurisprudenciales desde 1997 con Zedillo, donde se estableció que el Presidente podrá recurrir al Ejército por razones de seguridad.

No hay forma de sustituir a las Fuerzas Armadas… acaban de explotar dos bombas en la universidad de modelos. Demos tiempo… sigamos la discusión. Creemos estar en lo correcto al modificar el 5º transitorio”.

 

Gustavo Madero, entró al debate: “Yo también vote por usted para presidir la mesa. Mis respetos a Alejandro Armenta, pero de lo que hablamos es de dejar las simulaciones, si están queriendo suspender el debate y regresarlo a comisiones.

Quieren dar tiempo para que el estado apriete para conseguir una mayoría que ahorita no tienen”.

 

Monreal se deslindó del acuerdo de la moción suspensiva, dijo que él no estuvo presente cuando se acordó; “nunca he propuesto cosas indebidas, no hay posición nadie nos amenaza”.

 

Dijo que quienes han sido gobernadores saben que es muy importante rescatar la estructura constitucional de los estados del país. Eran las 14:41 cuando terminó la intervención de Monreal, iniciada 20 minutos antes, cuando el reglamento estipula cinco y Armenta concedió 10, y aunque hubo protestas no pasó nada.

 

Y el pleno entró a un nuevo “clinch”, o sesión de golpeteo, sobre el segundo oficio recibido para suspender el debate, corrió el rumor de la suspensión de la transmisión de la sesión por parte del Canal del Congreso y de pronto, a las

 

Había un ambiente parlamentario que presentaba a la propuesta presidencial de militarizar al país en su momento más pobre, con el riesgo de que se votara y se rechazara o disminuyera el presidencialismo, como ocurriría finalmente.

 

A las 15:24, un evento en el piso de arriba del pleno hace sonar estruendosamente a un conjunto musical grupero y acallaba lo que ocurría en la sesión, lo mismo que en el área de prensa, en el llamado Patio del Federalismo.

 

La interferencia llegó hasta el pleno, que espera pase el ruido.

 

Finalmente, a las 15:30 se declara suspendido el debate, luego de la votación del pleno, que bien pudo haber votado por la iniciativa misma y dejar el circo para otros episodios parlamentarios posteriores.

 

En lo más alto de las llamaradas del pleno de ayer en el Senado, Dante Delgado lanzó fúrico discurso, en favor de los municipios y los estados, y Ricardo Monreal suspendería la réplica en tribuna, porque el del Movimiento Ciudadano haría la “graciosa huida”, después de lo que él consideró “una apasionada entrega”.

 

LA COSA ES QUE…

 

Tan pena tantos malos mexicanos.

 

Qué tal.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *