- ¿Dónde han visto enchiladas con tanto queso?
- Ministro declara “guerra” al Presidente AMLO
- El Gobierno Federal ejercerá acciones penales
Javier Rodríguez Lozano
Miércoles 1 julio 2020.- Lo que acaba de ocurrir en la mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene precedente en la historia, ni remota ni reciente. Permítasenos contextualizarlo. En Aguascalientes nació el charrismo sindical en 1948 cuando el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) empezara a escribir esa triste historia. En aquel entonces los hombres del riel le daban clases de la grilla dura y pura a los hombres del gis y el pizarrón del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que luchaban a tientas y sin atinarle desde 1934 hasta que Manuel Ávila Camacho les impusiera a Luis Chávez Orozco en 1943 (hoy es al revés). Luis Gómez Z., secretario general del STFRM en 1947 impuso a su sucesor el aguascalentense Jesús Díaz de León. Error histórico o no, porque el charrismo sindical significaba el control patronal de los trabajadores con ayuda del gobierno, pero en aquella época en Aguascalientes las enchiladas y la charrería eran como hoy las redes sociales y quizás fue por eso fue que Hernán Laborde y Valentín Campa, piedras angulares del comunismo de casa, apodaron y apoyaron a “El Charro Díaz de León, lo que daría la bandera de lucha a otro histórico Demetrio Vallejo, por la que Adolfo López Mateos lo encarcelara junto con cientos de ferrocarrileros en 1959 (entre ellos, mi padre). El Charro Díaz de León había hecho suya una dicotómica frase de Luis Gómez Z., afortunada para el gobierno patronal (como el de los regímenes neoliberales) y desafortunada para los trabajadores, cuando se trataba de revisar los contratos colectivos de trabajo y pedir aumento salarial: “¿Dónde han visto enchiladas con tanto queso?” Ya hemos dicho que el Presidente López Obrador está empeñado en hacer historia (de hecho, ya la hizo) y ayer dio un gigantesco paso en ese sentido. Sin embargo podemos apostar que ello no tendrá ningún interés de los grandes medios de comunicación, porque va contra sus intereses, también dictados desde el exterior como parte del neoliberalismo globalizado. Como ya dijimos, describiremos los detalles de éste que será un apasionante tema más adelante. Por ahora nos referiremos a la batalla legal que inicia el Gobierno Federal en contra de empresas como Iberdrola -y qué bueno, también vendrán a Aguascalientes a revisar CAASA/Veolia, otro monumento al fraude- pero ahorita vayamos al punto. El periódico bilderbergiano Reforma publicó que el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar (todo un “pájaro de cuenta”, como calificamos los reporteros policiacos a los delincuentes de cuello blanco) frenó “el decreto Nahle”, que modifica las reglas para que nuevas empresas se conecten al Sistema Eléctrico Nacional (SEN)… Este martes le preguntaron sobre eso al Presidente. Andrés Manuel, repetimos, él es un politólogo de excelencia que tiene la rara virtud de pensar más rápido de lo normal; sabe que el ministro que frenó “el decreto Nahle” se llama Luis María Aguilar, que en su momento será “tocado” por la “justicia divina 4T” por todo lo que se ha “comido”, nepotismo y corrupción entre 2014 y 2018. Por ejemplo, la adquisición por parte del Supremo de tres mil 768 inmuebles con valor de mil 130 millones de pesos y su oposición a publicar en Internet 350 contratos correspondiente al citado lapso, todo ello investigado por la Auditoría Superior de la Nación. Y con todo eso en su haber ahora viene a declararle la guerra al Estado Mexicano y a favor con su postura de las fraudulentas empresas extranjeras, como Iberdrola; “hágame Usted el refabrón cabor”, diría popular comediante… ¿Cuál fue el dato puro y duro que soltó ayer el Presidente? Nosotros creemos que involuntariamente, porque mediáticamente pudo haber tenido un mucho mejor momento, pero también es ahí donde algo le falla a AMLO, con todo respeto al excelso trabajo de Jesús Ramírez Cuéllar: Que el Gobierno de México promoverá acción penal contra empresas extranjeras que han delinquido en materia de energía, como Iberdrola… El Presidente dijo ayer: “Mucho tiempo se abusó del pueblo de México y se cometieron fraudes, empezando porque se entregaron contratos a particulares para generar energía eléctrica cuando la Constitución no lo permitía. Esto fue en el gobierno de Carlos Salinas, se reformó una ley secundaria que no puede estar por encima del mandato constitucional para comenzar la privatización de la industria eléctrica”. Y arremetió el Presidente: “Pero no termina ahí el agravio. Estos contratos se hicieron de manera fraudulenta en la mayoría de los casos, que fue la práctica más socorrida, el modus operandi. Se ponían de acuerdo los funcionarios con las empresas particulares, se llevaba a cabo una licitación para que la comisión federal comprara energía eléctrica a estas empresas particulares. Se entregaba el contrato a una empresa, en el contrato se establecía el pago de una tarifa que la Comisión Federal (de Electricidad) tenía que pagar, un costo, una tarifa a la empresa particular; pero inmediatamente después de firmado el contrato se suscribía otro ya sin licitación, un acuerdo administrativo con otra tarifa desde luego más elevada. ¿Esto a qué ha llevado?”
LA COSA ES QUE…
Por mucho tiempo en México, empresas extranjeras con el apoyo de las y los malos mexicanos, como Kessel y Calderón, fueron como “patos que le tiraban a las escopetas”. Viene la revancha. ¿Continuamos mañana?; qué tal.