COSA DE PRENSA / Regalo

 

Periodista Adolfo Montiel Talonia (QEPD)

 

  • Mejor para el periodismo en Navidad

  • Que la nube no sabe escribir la nota

  • Muchas palabras para pocos hechos

  • Se hace inmortal al oficio de informar

 

A Adolfo Montiel Talonia 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

 

AGUASCALIENTES, Ags., jueves 26 diciembre 2024.- El fenómeno de que la red no sabe escribir la nota (informar) multiplica “los pecados capitales”, como la prohibición en Austria al uso del celular a adolescentes, la creación de ídolos de bite (antes eran de papel) y campañas que solo creen las masas; aquellas de la metamorfosis europea de José Ortega y Gasset.

 

Yo pertenecí a una generación de periodistas que, lo confieso, con temerosa lentitud y trastabillante entusiasmo, hicimos a un lado nuestra querida Remington para encararnos a una Harris, en los 70s en la redacción de La Prensa de don Mario Santaella, que dirigiera Víctor Manuel García Solís, que solo era una terminal; no pensaba, como ahora las Lenovo a los Mac.

 

Aquello, sin embargo, fue más que positivo porque si bien nos faltó temperamento en la redacción, no sobró eso que muchos llaman “ganas de hacer las cosas” para reportear las fuentes, con mucha competencia, pero siempre hicimos que nuestro trabajo alcanzara la meta; y con el tiempo la redacción llegaba solita, y también, de manera poco común.

 

El punto es que en esta parte del nuevo milenio el destino nos alcanzó con la tecnología, por ejemplo, aquella que “los dioses” otorgaran a Estados Unidos y Occidente en el Siglo XX, y que hoy está cambiando y se dirige al norte de Asia y el este de Europa, con Rusia; y al este de Asia con China.

 

Naturalmente, lo que el mundo viviera alrededor de los 40s del siglo pasado era difundido y penetrado con sangre a las masas, a través de la Gran Prensa, encargada de decirle al mundo qué era lo que debía hacer para sobrevivir.

 

Pero entraría en crisis antes de los 80s, cuando apareciera la Internet, y los paradigmas propagandísticos solo serían creíbles para los ingenuos; aquellas que lloran con una telenovela, vuelven a vivir en un partido de futbol y hasta se alegran con la desgracia de su país y de sus semejantes.

 

Hoy en día saber leer la información de las diversas fuentes que la difunden es un verdadero arte y muy poco cultivado, por cierto, porque -otro ejemplo- La Gran Prensa se encarga de decirle a la gente que el mundo, su país, su sociedad y su forma de vida, están mal y se lo cree… Y es mentira.

 

¿Y cómo podemos saber que es mentira?

 

Por la forma de difundir, es decir, por la manera de decir las cosas; y las maneras en que la red dice algo resultan en que no dijo nada, es también la sobre información de nada lo que daña más que beneficiar.

 

Este 25 de diciembre muchos periódicos impresos no se publicaron, como The Times, de Londres, que dicta a todos los demás periódicos del mundo qué es lo que deben publicar y qué es lo que no deben publicar.

 

Por ejemplo, las aventuras de Sherlock Holmes, la gira de Los Beatles a América en los 60s y hasta El señor de los anillos, más allá de su invento llamado partidos políticos, tories y yoris, conocidos en el resto del mundo como derecha e izquierda; pero sobre todo, estigmatizar como “teóricos de la conspiración”, a todo lo que no se alinee a sus intereses globales, como las vacunas, por decir lo menos.

 

Pero en Estados Unido sí publicaron este miércoles The New York Times y The Washington Post, los sublíderes mundiales de la prensa escrita, esa que ante el triunfo electoral de Donald Trump cambió el subtítulo de su logotipo para decir: “Democracy dies in darkness”. Esto, en parte es cierto, pero desde enero de 2020 cuando el mundo conoció ahí un fraude electoral.

 

 

Y quienes pasamos muchos años de guardia en las redacciones de los periódicos, sabemos que en “los días pico”, Navidad, Año Nuevo, principalmente, simplemente no hay nota; entonces hay que buscarla, a como dé lugar, porque la edición del día siguiente tiene que decir algo… Y no puede decir que “no hay nota”.

 

O sea, la calidad de la información baja mucho en esos días y lo más probable es que mucho de lo publique la Gran Prensa no sea más que embustes.

 

Por ejemplo, El País, de España, que les es muy natural porque no escriben con la vena, precisamente de un Ortega y Gasset en El Sol de Madrid, sino con la oscura soberbia de un señor que trabaja de rey y que ignora que el perdón es la principal virtud humana, que en una nota con encabezado de: “De Venezuela a Trump: Sheinbaum devuelve a México a la primera línea de la política internacional”, relata:

 

“La presidenta tiene el cambio de poder en la Casa Blanca y la polémica por la reelección de Nicolás Maduro en Venezuela como los principales desafíos internacionales de su Administración en el arranque de 2025”.

 

Y su enviado a la reunión del G20 en Brasil, Elías Camhaji, cita en su nota de color (crónica) los encuentros de Claudia Sheinbaum con líderes mundiales, de la talla de Xi Jinping, Joe Biden, Emmanuel Macron, entre muchos otros.

 

Nosotros no creemos que en su gestión, Andrés Manuel López Obrador tuviera a México “fuera de la primera línea de política internacional”; al contrario, a muchos les dio clases, como al sistema político español, para no ir lejos. Entonces, es un embuste.

 

Otra arista del citado enfoque periodístico del renombrado periódico ibero, es Donald Trump, a quien quieren hacer parecer como un verdugo, que con un policía como embajador y un exejecutivo del Banco Mundial en las asuntos latinoamericanos, pretenden atemorizar a una mujer, como Claudia Sheinbaum, sin conocerla lo suficiente, porque para empezar, ya puso en su lugar al presidente electo de EEUU más de muchas veces, la más importante es cuando, con sus actos, la Presidenta de México le dice al Tío Sam que ya no es la hegemonía del mundo y que a México no le va a decir lo que tiene que hacer, como hicieron con los presidentes lacayos del pasado, a quienes siempre tuvo arrodillados.

 

O sea, estos periódicos, ni conocen a México, ni conocen a Claudia Sheinbaum. Pero eso es lo que quieren que crea la gente; y como la gente cree todo lo que le dice… De ahí la importancia de las mañaneras y de que haya periodismo en la nube, un periodismo que es ya inmortal.

 

LA COSA ES QUE…

 

 

Llegué a la redacción de La Prensa, El periódico que dice lo que otros callan en 1976. El presidente de aquella cooperativa era don Mario Santaella y de la Cajiga; el subdirector, Víctor Manuel García Solís y el jefe de Información, Adolfo Montiel Talonia.

 

En diciembre de 1987 quisimos y lo logramos, incorporarnos a El Universal, El gran diario de México, presidido y dirigido por Juan Francisco Ealy Ortiz, y ahí nos mantuvimos hasta 1998…

 

Ambas épocas, gloriosas.

 

Si la historia no ha sido justa con México, con su sociedad, menos lo va a ser cuando se hable del periodismo mexicano y sus periodistas; y más aún, acerca de tantas y tantas anécdotas que lo tejen la más de las veces, muy finamente, pero en todo caso, merecen ser conocidas.

 

Por esto es por lo que nunca se escribirá lo suficiente de periodistas como Adolfo Montiel Talonia, quien falleciera el pasado 8 de diciembre y enviamos nuestro más sincero pésame a su familia, en particular a su hijo, José Emiliano Montiel Hernández.

 

Mi primer maestro en el periodismo se llamó Antonio Indio Velázquez, en 1966; le siguieron Rafael Arles Ramírez, Guillermo Trejo Oviedo, Higinio Moreno Cisneros, Armando Ayala Anguiano, Luis Cantón Márquez, Adolfo Montiel Talonia, Luis Sevillano Uguet, Jorge Villa Alcalá, Pedro Álvarez del Villar, Emilio Viale Fiestas, Armando Sepúlveda y José Manuel Nava Sánchez.

 

Descanse en paz, Adolfo Montiel Talonia, Señor de Señores.

 

Qué tal

 

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