- Abre Oficina del Expresidente
- Roberts no enjuiciará a Trump
- “Prohibición en la sombra”
- “Aves observadoras” en Twitter
Javier Rodríguez Lozano
Miércoles 27 enero 2021.- Esto pasó con Manuel J. Clouthier y Andrés Manuel López Obrador, con sus “gobiernos paralelos”, aquél contra Salinas y éste contra Calderón; pero Estados Unidos no había tenido esta experiencia. Ahora la tendrá con Donald Trump.
Mientras el Congreso se apura para aplicarle al expresidentes el Impeachment o juicio político, Donald Trump acaba de anunciar en un comunicado la apertura de La Oficina del Expresidente, desde la cual operará contra “un gobierno ilegítimo”, igual que en sus tiempos, Maquío y el Peje.
Al sinaloense prefirieron inventarle un “accidente carretero” para deshacerse de él, porque nunca lo convencieron Diego Fernández de Ceballos, Luis H. Alvarez, Luis Bravo Mena y Carlos Castillo Peraza, quienes terminarían alineados a la salinista “Caída del sistema”.
Y del tabasqueño, ya hay quien piensa que el virus del Partido Comunista Chino que contrajo en la tierra del periódico Reforma, Nuevo León, le sería enviado adrede por cortesía de algún emisario fifí, que ya no aguanta sus mañaneras.
De Trump, al menos un par de videntes que en las redes sociales se ponen de moda a ellas mismas, una colombiana y otra cubana, ya han “pronosticado” un acontecimiento funesto para Trump, presunta víctima en sendos atentados.
Y su material de trabajo -que atiborrará los escritorios y archiveros de la oficina donde operará también su nuevo Partido Patriota- serán nada menos que unos cinco mil expedientes del fraude electoral más grotesco de la historia moderna.
Solo los grandes medios de comunicación en todo el mundo no se dieran cuenta del robo electoral del siglo, tampoco los poderes Judicial y Legislativo, por inobjetables complicidades.
Será el 8 de febrero próximo cuando el Congreso sesione para el juicio político contra Trump, al cual ya renunció a presidirle el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, según anunció el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Argumentó que tradicionalmente en estos casos será un senador Pro Tempore (en México le diríamos suplente) el que sustituya a Roberts; “un hombre muy experimentado y muy justo”, según Schumer.
Al igual que las certificación de votos el 18 de diciembre en los estados y el 6 de enero en el Capitolio, se deduce que aunque los tres episodios son anticonstitucionales -las certificaciones y el impeachment- el Congreso aprobará sacar a Trump de la política estadunidense.
De la misma manera que nunca en décadas, algunos jueces faltaran a la investidura presidencial del 20 de enero, como lo hicieron Thomas y Alito, señalados también de confabulados en el fraude, así también nunca ha sido llevado a juicio político un expresidente.
Y será ahí donde el ya Titán y de por sí, más grande presidente que ha tenido Estados Unidos después de su guerra civil de finales del Siglo XVIII, crecerá exponencialmente en el ánimo de 75 millones de estadunidenses que creen en el él, contra unos 60 millones que al parecer votaron por Joe Biden.
El espíritu de esa lucha que se verá en Estados Unidos durante los próximos cuatro años, es importante subrayarlo, no es por Donald Trump como persona; sino por la democracia y la libertad en el mundo, en estos momentos muy seriamente amenazadas.
Por fortuna, no todo el mundo está consciente de esto; la mayoría es ingenuamente engañada por la eterna cultura del “a’i se va”, editorializada por los grandes medios de comunicación.
Otro de los frentes más activos de ese “gobierno paralelo” de Trump será el encabezado por el gobernador de Texas, Gregory Wayne Abbot, quien demanda juicio político contra Joe Biden, por sus primeras políticas migratorias que afectan a la segunda economía después de California.
En México sabemos que los teléfonos celulares desde que surgieron tienen lo que las y los mexicanos llamamos: “Pájaros en los alambres”. Es decir, son espiados por programadores organizados y al servicio de la mercadotecnia y la política.
No es difícil imaginar a las “aves observadoras” en el jardín de París donde se hallaba El Árbol de Cracovia, donde se tejían diariamente los chismes más exquisitos de la época, como los del rey Luis XV y sus amantes, en la Francia del Siglo XVIII, desde María Antonieta hasta Madame du Barry, de acuerdo a Robert Darton.
Aquellas “aves” eran la policía real, que ahora Twitter llama “Aves observadoras”, que serán todas las comunidades en esos “alambres”, que denunciarán todos los textos “políticamente incorrectos”, como los de Trump, por ejemplo y millones de sus seguidores.
El nombre del sistema piloto es “Observación de aves”. Los colaboradores aprobados agregarán “notas” que el público puede ver en las publicaciones que consideren engañosas, “una solución efectiva impulsada por la comunidad”, se lee en la web del gigante tecnológico.
Sin embargo justifica: “Sabemos que esto puede ser complicado y que a veces puede tener problemas, pero creemos que vale la pena probar este modelo”.
Esto viene desde el 24 de agosto de 2018 cuando Trump intensificara sus críticas contra las plataformas, acusándolas de silenciar y censurar a los usuarios, especialmente a los conservadores.
“Los gigantes de las redes sociales están silenciando a millones de personas”, escribiría Trump en Twitter en aquella fecha.
“No puedo hacer esto incluso si eso significa que debemos continuar escuchando noticias falsas como CNN, cuyas calificaciones han sufrido gravemente. ¡La gente tiene que descubrir qué es real y qué no lo es, sin censura!”, diría el entonces huésped de la Casa Blanca.
LA COSA ES QUE…
Como se ve ya, y se verá mejor pronto, cuando el Foro Económico Mundial de Davos en mayo próximo, le diga al mundo qué es lo que tiene que hacer y cómo lo debe hacer, la libertad se hace chiquita.
Qué tal.