Ana Elizabeth García Vilchis, en Quién es quién en las mentiras, desnuda la trama mediática pagada para vincular al Presidente con el crimen organizado, en las pasadas elecciones en seis estados.
- El poder global en las elecciones
- Pagaron para vencer a MORENA
- Antonio Solá hace perder al PRI
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, viernes 24 junio 2022.- Se requiere mucho dinero, montañas de billetes, para pagar una campaña mediática que haga creer que todo está bien, como en lo electoral, pulcramente orquestada, aunque esta vez estéril.
Les dio resultado en 2006 de la mano del publirrelacionista del Partido Popular español, Antonio Solá, con aquello de “AMLO es un peligro para México”; en 2021 Alejandro Moreno “Alito” le pagó a Solá siete millones de dólares (140 mdp) pero lo que obtuvo fue la derrota del PRI en los estados de Sonora, Sinaloa, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Hidalgo, Tlaxcala, México, Colima, Oaxaca y Campeche) y en 2022, esta vez contratado por el PAN, ese operador podría perder también Aguascalientes, impugnado.
Permítase este contexto: Geopolíticamente, George Soros ha invertido mucho en todo el mundo, para “llevar agua al molino” del poder económico global, mejor conocido desde 1954 como el Club Bilderberg, que entre el 5 y el 8 de este mes reunió a su directorio de 130 miembros y unos 110 invitados en Washington, donde acordaría hacia dónde debe ir el mundo después de la pandemia, decisión suprema que no está al alcance de ningún otro poder terrenal.
Monarquías, presidencialismos, jefaturas de Estado y dictaduras en más de 200 naciones, nada pueden hacer frente a ese poder global, que por sí mismo explica también -porque se debe a él- la impunidad del crimen organizado en todo el mundo, no solo en México.
El lunes le platicamos hacia dónde va la humanidad, según acuerdo del Club Bilderberg, los amos del mundo, desahogada su agenda de 14 puntos que privilegian en 2022, como en 2019, los temas China, Rusia y Ucrania, incorporándose esta vez la debacle financiera que vivirá el orbe antes de terminar este año.
Vayamos a la pretendida “narco-campaña mediática” implementada por ese poder global, a través del ultraconservadurismo local, puesto al descubierto el pasado miércoles en la Mañanera Presidencial, por Ana Elizabeth García Vilchis, en la sección Quién es quién en las mentiras de la semana del 22 de junio del 22.
Abrió al destacar las noticias falsas de María Elena Morera, presidenta de Causa Común, que buscaba desprestigiar a la Guardia Nacional el pasado 17 de este mes, en twitter, al señalar a elementos en violaciones a sus compañeras; las autoridades investigaron y no hallaron nada.
Pero el dato duro para nosotros en este espacio, es el siguiente: El mensaje de Morera llevaba fotos de la protesta de la Policía Federal en 2019, movilizaciones financiadas por George Soros a través de organizaciones como la de Causa Común y México Unido Contra la Delincuencia; el poder global le paga a esta señora por atacar a Andrés Manuel López Obrador.
García Vilchis dijo más, pero vayamos al plato fuerte de esta columna hoy: la investigación de laboratorio Tlatelolco Lab acerca de las elecciones del pasado 5 de junio.
“El estudio demuestra cómo se armó una campaña coordinada para posicionar y amplificar la narrativa del supuesto acuerdo entre el narco y el gobierno, con el propósito de atacar al presidente Andrés Manuel López Obrador”, dijo la funcionaria federal.
Agregó:
“Debido a las elecciones recientes en seis estados, un grupo de periodistas y políticos justificaron la derrota de la oposición en cuatro de ellos con el cuento de que se debió a un acuerdo entre Morena y el narco, pero fue una narrativa armada, sin pruebas”.
Señala que, de acuerdo con una investigación de Tlatelolco Lab, que es una iniciativa del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la que participaron sociólogos, antropólogos, físicos, entre otros profesionistas, en los comicios intermedios de 2021 comenzó a cobrar fuerza la acusación de un presunto pacto entre Morena y el crimen organizado.
(Recordemos que en 2021 Antonio Solá operó con el PRI y aquella fue su estrategia, que repitió en este 2022, decimos nosotros aquí).
Puntualiza García Vilchis:
“Ya para las elecciones del 5 de junio de 2022, en los estados de Aguascalientes, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas, Hidalgo y Oaxaca, Tlatelolco Lab tiene identificado cómo la oposición posicionó hashtags para desplegar esa narrativa de un pacto con el crimen organizado.
“Por ejemplo, aquí vemos cómo se movieron los hashtags alrededor de las elecciones del 5 de junio entre los que destacan #NarcoPresidente, #AmloNarcoPresidente, #MorenaNarcopartido, #LopezNarcoComunista, entre otros.
“Asimismo, Tlatelolco Lab encontró que existieron en ese momento tres grupos de hashtags, uno alrededor de #MorenaNarcoPartido, otro de #NarcoPresidente y otro que vincula al narco con los estados donde hubo estas elecciones”.
La sofisticación del operativo de Solá, decimos nosotros, se demuestra aquí: Dice García Vilchis:
“Estas tendencias no se difundieron por personas aleatoriamente, ni fueron espontáneos dando su opinión, sino que fue una operación que impulsó la narconarrativa que buscaba desprestigiar al gobierno del presidente.
“Dichos hashtags también fueron empujados por otras cuentas para crecer la conversación, esto por medio de citas a los tuits, retuits, likes y comentarios a esos tuits.
“Aquí vemos las nubes de cómo se movieron. Para generar esa tendencia, lanzan un tuit —aquí vamos a ver cómo funciona esto y para explicar mejor las nubes— para generar esa tendencia, lanzan un tuit en un intervalo de 12 a 60 segundos para que tome fuerza. Esto no es ilegal, pero se trata de una manipulación de tráfico con base a ráfagas de publicaciones.
“Es una estrategia digital, las estrategias digitales se pagan. No, esto no es un pulso de la opinión ciudadana pues lo que buscan estas cuentas con comportamientos anómalos es incrementar la visibilidad de aquellos hashtags que vinculan al presidente y a Morena con el crimen organizado.
“Aquí vemos la gráfica del comportamiento de cuentas que lanzan todos sus tuits en menos de unos minutos, lo cual, como ya dijimos, es inusual. Tlatelolco Lab documenta el uso y articulación de ciertos grupos de hashtags por cuentas que se comportaron de manera anómala. Sugieren que hubo una campaña coordinada para posicionar y amplificar la narconarrativa que se identificó en las pasadas elecciones”.
La encargada presidencial de Quién es quién en las mentiras, Ana Elizabeth aclara que lo anterior no es todo:
“El estudio también muestra que medios de comunicación, periodistas, líderes de opinión, legisladores y otros personajes de la oposición sirvieron como caja de resonancia con acusaciones directas al presidente de colaborar con el narcotráfico, todo esto sin pruebas, solamente con un simple dicho.
“Unas 30 columnas, reportajes y artículos de opinión fueron publicados en medios nacionales e internacionales como Animal Político, El Universal, El Heraldo, El Financiero, Reforma, Milenio, El Ángeles Times, DW, La Silla Rota y El País, medios de comunicación que publicaron a personajes como Carlos Loret de Mola, Lili Téllez, Héctor de Mauleón, Raymundo Riva Palacio, Ricardo Alemán, Carlos Alazraki, Porfirio Muñoz Ledo, Jesús Ortega, entre otros.
“Quienes posicionaron como tesis principal que el presidente López Obrador gobierna con un narco-Estado, fortalecido por el lema de ¡abrazos, no balazos’, que hay pactos y que por eso sus visitas a Badiraguato, como si el presidente no hubiese visitado todos los municipios del país, y uno de los estados que más ha visitado es Oaxaca, pero, bueno, además de que el triunfo morenista se debía al crimen organizado”.
LA COSA ES QUE…
Más adelante, Ana Elizabet García Vilchis plantea que, “uno de los objetivos es saber quién y quiénes les pagan y cuánto, hay que seguir la pista del dinero”.
Nosotros se lo decimos: George Soros paga esa campaña, aquí en México, en China y en Chinconcuac, diría el filósofo del pueblo.
¿Y el árbitro electoral?
Bien, gracias; dormido con el sombrero tapando el rostro, cruzado de brazos y piernas bajo la sombra de un nopal.
Qué tal.