COSA DE PRENSA / Lucha de luces y sombras

 (Foto del Comité Español de la ACNUR)

 

  • La Coparmex, PNR (PRI), PAN
  • Justicia social y el bien común
  • Licencias para seguir atacando

 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

 

Sábado 4 julio 2020.- La tercera transformación, la Revolución, terminó en 1920 cuando sería asesinado Venustiano Carranza. Para cumplir con la justicia social, principal compromiso revolucionario nunca logrado hasta hoy, se crearía el Partido Nacional Revolucionario (desde 1946, PRI) el 1 de marzo de 1929. En aquel 29 terminaban también los tres años de la Cristiada en la que Plutarco Elías Calles combatiera muchos excesivos privilegios de la Ley de Libertad de Cultos proclamada por Juárez en 1860. Preocupados por las señales de su tiempo, para protegerse y oponerse a los extremismos del presidencialismo revolucionario y su partido en el poder los ricos crearon siete meses después de la fundación del PNR (PRI), el 26 de septiembre, la Confederación Patronal de la República Mexicana, la Coparmex, “que no pudiera ser coptada por la clase política” y su sindicalismo se amparó en el artículo 256 de la Ley Federal del Trabajo, como una: “Asociación de trabajadores o patrones que se reúne para el estudio, defensa y mejoramiento de sus intereses”, objetivo logrado con creces. (Adviértase aquí que la justicia social sigue siendo un sueño para la mayoría de los mexicanos aun en el 2020, mientras que la riqueza “del bien común” en unos cuantos no deja de crecer)… Durante su primera década de vida la Coparmex sería sindicato patronal pero también el único partido conservador que se oponía a la luz del social partido gobernante, y para institucionalizar su lucha de sombras crearía en 1929 el Partido Acción Nacional para el que siempre ha operado la Patronal, como le dicen en España a sus organismos homólogos también dominantes y explotadores… En su mañanera de ayer -dicen que “para muestra basta un botón”- el presidente Andrés Manuel López Obrador dio una idea muy clara del perfil moral de los presidentes de la Coparmex, algo totalmente inédito y que ninguno de sus antecesores había tocado “ni con el pétalo de una rosa”. Le preguntaron sobre Gustavo de Hoyos y el millón de pesos que se dice cobra en el Infonavit, por otro lado, la más corrupta de las instituciones de los viejos regímenes. Un ciudadano pidió información a Transparencia y esa fue la que obtuvo… El Presidente aclaró no tener datos al respecto, pero reconoció que “había prácticas de abusos, funcionarios públicos, dirigentes sindicales, dirigentes de organizaciones empresariales que se servían con la cuchara grande, había mucha corrupción”… Arremetió el Mandatario y dijo que el combate a la corrupción no les gusta a sus adversarios y voceros; había periodistas que ganaban hasta un millón de pesos mensuales. Y aquí soltó otra primicia: ahora cobrará el Gobierno Federal las licencias de algunos comunicadores: “Que sigan atacando, pero que de lo que les pagan -porque es prensa vendida o alquilada- que ayuden en algo; o si son ya no un millón, pero de 500 mil, que aporten 50 mil para una causa justa, y ya con eso mantienen su permiso, su licencia, para seguirme atacando”… Deploró el Presidente que sus adversarios se metan también con su familia, su esposa, su hijo; “además, no estoy solo. Somos millones de mujeres, de hombres que estaban hartos de que una minoría se sintiera dueña del país, de que México fuese un país de unos cuantos, y que no contara el pueblo, que se humillara al pueblo, que se ofendiera al pueblo, que se robaran el dinero del pueblo”… Luego de afirmar que ha cumplido 90 de los 100 compromisos al tomar posesión, López Obrador dijo: “Me da mucho gusto que los de la oposición sean minoría. No es que yo esté menospreciándolos, pero es una oposición que está de la clase media hacia arriba, hacia la cúspide de la pirámide poblacional”… Ciertamente, Gustavo de Hoyos, inmediatamente defendido por un periódico bilderbergiano, rechazó que algún dirigente de la Coparmex haya vivido al amparo del poder público. Eso es cierto, porque no podría llamársele así a la evasión, simulación, exenciones y descuentos fiscales que consentían los gobiernos pasados, ¿o sí?

LA COSA ES QUE…

Optimista y confiado, quizá más de lo necesario, el Presidente se alegró de estar “en la cresta de una ola de transformación”, y postuló que no pacta con la delincuencia de ningún tipo; qué tal.

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