Y esto es justamente lo que necesita la Gran Bretaña en estos momentos, alguien que le ofrezca a su pueblo “sangre, sudor y lágrimas”, pero también la victoria sobre Putin y Jinping.
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Democracia, belleza griega muy bien prostituida
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El Reino Unido, su cuna; EEUU, su cementerio
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Que quede claro: México no es “patio” de nadie
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Desigual Movimiento de Regeneración Nacional
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, lunes 24 junio 2024.- En México y el mundo, ayer, hoy y siempre, arriba y abajo, y en todos lados, “el pez grande ha comido y quiere seguir comiéndose al pez chico”… Sin embargo, a éste “le han crecido los enanos”.
Así fue desde el amanecer de los tiempos, pero también, solo el cambio es eterno y “hay un tiempo para todo”; la humanidad se ha despojado de los grilletes de la explotación muchas veces en su historia… ¿Habrá llegado uno de eso momentos?
El mundo espiritual dice que sí, con una mayor conciencia de alguna gente; y el mundo terrenal dice que no, al persistir el encarnizado predominio del más fuerte sobre el más débil… Cómo América, que ha pagado todos los lujos de Europa.
En mayo de 2022, durante su visita a La Habana, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo al pueblo cubano que México ya no será, “patio trasero” de Estados Unidos, y sin decirlo, pero sí dejándolo ver, asumió inédito liderazgo americano que convoca a los países de la región, especialmente a Argentina, a quitarse el yugo estadunidense.
Y es que la ateniense Democracia (“El poder al pueblo”), tal y como la inventaron los griegos, solo ha servido al poder; nunca, a la gente; y como dijera Carlos Fuentes, siguen cometiéndose en su nombre los más horrendos crímenes: El peor de todos, mantener a las mayorías en la pobreza.
El nacimiento de los partidos políticos: Los ingleses, durante la Revolución Industrial -como harían con el futbol y los Beatles, entre otras muchas manipulaciones mediáticas- los inventaron, con los tories (conservadores) como dominantes, hasta que la naciente clase trabajadora (los whigs) les exigiera Democracia.
La historia, cerca de 200 años, ha demostrado que Tories y Whigs, han sido lo mismo: Aquéllos conservan la monarquía y la riqueza, y éstos votan alzas de impuestos y ¡crearon el Banco de Inglaterra!, con la moneda más cara del mundo, la libra esterlina, con el lujo de renunciar con el Brexit, al gregarismo europeo.
Estudiar con seriedad y responsabilidad social, la “etimología” de los partidos políticos en la Gran Bretaña, y echarle una ojeada a su desempeño histórico en el resto del mundo, como México para no gastar en viajes, irremediablemente nos lleva a la conclusión de que los partidos políticos es la gran mentira con la que el poder económico global ha dominado a los oprimidos.
En México, el PRI nació de la Revolución Mexicana, pero incumplió con su legado histórico al ponerse al servicio del poder, desde 1915 en que Carranza le pidiera al presidente Wilson “su bendición”.
Qué se puede decir del PAN, nacido en 1939 solo para defender los intereses del poder económico y nunca los del pueblo, como demostraron Vicente Fox y Felipe Calderón, al entregar al extranjero los principales activos de la economía mexicana y ponerle autopista a la brecha delamadridista del neoliberalismo.
Ambos partidos políticos -y no se diga “la morraya” del PRD, Verde y similares- fueron, han sido y seguirán siendo lo mismo: servidores del poder económico y no otra cosa; desde luego, fábrica de nuevos ricos a los que no se puede tocar, como los Salinas Pliego.
El cementerio de los Partidos Políticos: En 2020, en la antes llamada “cuna de la democracia”, Estados Unidos, el poder económico global se vengaría de Donald Trump, porque en 2016 arrebataría el poder que le otorgara a Hillary Clinton el Club Bilderberg, y Joe Biden le robó las elecciones.
En noviembre próximo, Trump ganará los comicios y en enero siguiente regresará a la Casa Blanca…
¡Y aguas con la cacería de brujas, especialmente -qué coincidencia, igual que Andrés Manuel López Obrador en México- contra el también corrupto Poder Judicial estadunidense, que validara aquellos comicios fraudulentos, y que hasta intentara encarcelarlo hace unas semanas.
Pero antes, el muy cercano 4 de julio próximo, habrá elecciones en la Gran Bretaña, que van a demostrar una vez más, la total inutilidad de los partidos políticos: Los conservadores tories y los laboristas whigs.
Entre 1940 y 1955 Inglaterra tendría un primer ministro de hierro, Winston Churchill, aquel político que con dedos abiertos de la mano, que muchos “conservadores” interpretaran como “la V de la victoria”, se burlaba jocosamente de que no le entendieran su señal, que para él significaba que había abierto las piernas al enemigo y se lo había “co…mido”.
Algo semejante anhelan hacer en este 2024 los paisanos de Shakespeare con el ruso Vladimir Putin y el chino Xi Jinping, por lo que el Partido Conservador, que lleva 14 años en el poder político británico, ordenaría el pasado 22 de mayo a su primer ministro Rishi Sunak, con menos de dos años como huésped de Downing Street 10, al tomar posesión en octubre de 2022 y a más de tres años de terminar su gestión, que también puede ordenarla el rey Carlos III, que convocara a elecciones que en América llamaríamos “extraordinarias”, por no apegarse al calendario electoral tradicional.
¿Buscan un nuevo primer ministro que se haga cargo de los principales problemas británicos del momento: frenar la migración que desatará la guerra, con la Ley Electoral 2022 que impida al migrante ser votado, especialmente para las alcaldías, que con la economía y la salud, son claves; y justo cuando el desempeño de Sunak no era tan malo, según las encuestas, pero que de repente voltearon su mirada hacia Keir Starmer, el candidato del Partido Laborista, y le están dando la ventaja?
Diecinueve años en el poder han desgastado no solo a los tories, sino también a los partidos políticos, porque los extremismos ideológicos no hacen ninguna diferencia; lo distinto aquí es la coyuntura: ¿Cuál? La guerra.
El Reino Unido, con Estados Unidos y la Comunidad Europea, se prepara para la guerra y busca en su clase política al Winston Churchill de este tiempo.
El whig Starmer ganará las elecciones del 4 de julio próximo, porque parece reunir las “feroces” características de un primer ministro al que no le tiemble la mano y proteja a todo el Reino Unido de que no vuelva la bota de Hitler, esta vez, sino que no aparezcan las garras de oso y las llamas de dragón, que desgarren a Londres e incendien hasta el Támesis.
En The Times, de Londres, la articulista JK Rowling, acusa a sir Keir Starmer, el candidato laborista, de “abandonar a las mujeres que luchan por sus derechos, poniendo el foco en el debate trans”.
Esta afirmación mediática es muy grave para el lector de Londres, donde en 1919 se pusiera en huelga de hambre durante 91 horas, la primera sufragista de la historia británica, Marion Wallace Dunlop, al imitar a la neozelandesa Kate Sheppard, lideresa del primer movimiento por el voto femenino en el mundo, el mismo año, con lo que se busca desacreditar al candidato laborista Starmer.
La autora del texto, JK Rowling, critica al candidato whig por su enfoque “desdeñoso y a menudo ofensivo hacia las preocupaciones feministas”.
Donde la crítica acierta es en reconocer que, si bien Starmer, a juicio de Rowling “no es confiable”, admite que su mala opinión se basa en que “tiene muy mal carácter”.
Y esto es justamente lo que necesita la Gran Bretaña en estos momentos, alguien que le ofrezca a su pueblo “sangre, sudor y lágrimas”, pero también la victoria sobre Putin y Jinping, como Churchill, aunque en realidad los ingleses no vencieron a los alemanes en 1945, sin precisamente los rusos.
Y bueno es que, el peso específico de aquella crítica de The Times no es nada ligero, JK Rowling es nada menos que Joanne Kathleen Rowling, a quien la prensa británica ha empoderado como la más importante escritora inglesa de nuestro tiempo, por ser la autora de Harry Potter y sus aventuras.
LA COSA ES QUE…
Los partidos políticos son inútiles y deben desaparecer.
Estamos seguros que algo de estos criterios está en el hecho de que en México, el poder público ya no lo detenta un partido político, sino un Movimiento de Regeneración Nacional, que no es lo mismo.
Es decir: “No somos iguales”, dice Morena a los partidos políticos.
Qué tal.