- Esperanza en un mundo mejor
- Porque la política me da risa
- 21 diciembre 2020 5ª Dimensión
Javier Rodríguez Lozano
Lunes 5 julio 2021.- Nos complace informar a nuestros tres lectores que desde hace una semana cerramos la página al periodismo político, que iniciamos en el mes de mayo de 1966, y nos abrimos a lo que se llama “Línea Verde, esperanza en un mundo mejor”, luz para quien quiera ver y música celestial para quien deseé escuchar.
En la cuarta dimensión se llamaba Superación Personal, en la quinta dimensión que estamos estrenando desde el pasado 21 de diciembre de 2020 podría llamarse “¡Sálvese quien pueda!”. Nosotros preferimos apuntar el arco y la flecha hacia un objetivo supremo: el fin del sufrimiento humano.
¿Ambicioso?
Por supuesto, pero absolutamente real.
Hemos llegado al momento de compartirlo.
Es una experiencia de más vidas que las de un gato y haber sobrevivido significa que hay que compartirlo, porque la única moneda con que la espiritualidad nos cobra sus enseñanzas es con la del deber de pasar el mensaje, retransmitir la palabra que nos hizo libres.
Como en aquella película de Cadena de favores, ¿la recuerdan? En la que alguien saca de la miseria a alguien y éste paga el favor sacando de la miseria a otro semejante en circunstancias iguales.
Mucha gente vive engañada porque el marketing la etiqueta como gente buena, cuando en realidad no hay nada de eso. La realidad es aberrante, inhumana e injusta, no por el daño que causa a sus semejantes, sino por el daño que se causa a sí misma, porque la ley del karma y el darma no perdona.
El punto está en saber sobrevolar el pantano y no mancharse el plumaje, y lo mejor, llegar a la otra orilla; es comunicar y decirle la gente que alguien nos manipula para explotarnos, y que eso ya se acabó, que ha llegado el momento de recoger la cosecha de tanta lágrima y convertirla en absoluta e irreversible libertad, estado natural de la condición humana, después de tanto experimento de inteligencias superiores.
Le llamaremos a nuestra misión: El fin del sufrimiento humano.
Cuando Moisés subió al Monte Sinaí y descendió con los Mandamientos, nadie más que él pudo ver al Ser Supremo que le entregaba aquel primer código de vida también llamado Decálogo; cuando Abraham escuchó de Dios que debía sacrificar a su hijo Isaac para probar su amor al Altísimo tampoco pudo ver ni al ángel que le canceló la orden ni a Dios.
Cuando ni siquiera cumplía los siete años de edad Mozart, sin saber leer ni escribir, ya había escrito Pequeña Serenata Nocturna Kegel 525 y nunca pudo explicar qué le inspiró; cuando Verdi escribió la hermosa coral de Nabuco, el éxodo judío de los judíos que salían de Babilonia, como años después Moisés de Egipto, y como Beethoven que escribiera su máxima obra maestra (la Novena Sinfonía, hoy Himno de Europa) en condición de sordera total, tampoco se pudo explicar cómo se hicieron posibles tamaños portentos.
La única respuesta es simple: Dios los puso a trabajar a todos, desde Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci, hasta Octavio Paz y Amado Nervo, para no caminar mucho.
Humildemente, claro, pero a nosotros nos ocurrió algo parecido cuando organizamos el nombre de este texto, su lema y su objetivo, nos creímos locos, pero después de 18 meses de encierro doméstico, presumir cordura es ya un verdadero lujo y de lugar común.
Como dicen en Argentina: “¡Calláte ché, que vos también tenés tu historia”.
La mañana de ayer, como todas las mañanas, mientras corríamos en la Línea Verde, del oriente de la Ciudad de Aguascalientes, después de nuestras meditaciones sobre los implantes emocionales y mentales, y reflexionar acerca de la sexualidad, en la óptica de la sicóloga colombiana Sonia Alonso, escuchamos que nuestra responsabilidad era, ahora que sabíamos las causas del sufrimiento humano, pasar la palabra; decirle a la gente que la tragedia humana se reduce al control de una sola cosa, muy sencilla, que todos practicamos, pero que no tenemos ni la más remota idea de su absoluto potencial: La sexualidad, vista sin el prisma de la lujuria, el erotismo o el placer carnal por el placer mismo.
Durante muchos años investigamos en la Superación Personal, recorrimos un largo camino, desde el modesto diván del sicólogo que nos ayudara a reponernos de las atrocidades del periodismo policiaco, hasta Alcohólicos Anónimos, el Instituto del Amor Impersonal de Guadalajara y Dianética en Aguascalientes, entre muchos otros recursos a que recurrimos, más por sufrimiento que por adicciones, que nos ayudaron a entendernos mejor, y lo mejor: a entender a los demás.
Es que para ser un buen periodista -nos decía el comandante Rafael Naranjo Tejeda- hay que ser también como el buen policía: “Hay que estar un poquito más que loco”.
¿Por qué? Por el largo y empedrado camino de hambre que los separa de la corrupción y la impunidad.
Hoy le damos la vuelta a la página periodística porque, de plano, “la política me da risa”, con tanta gente culta, inteligente y noble, pero perdida en una controversia que a nadie beneficia, muchos menos al país, a México, el principal perjudicado de tanta y tanto mexicano rezagado en la cuarta dimensión.
El doblar la esquina a este doloroso tema llamado México, pronosticamos años muy difíciles por venir, atribuibles en nuestra humilde opinión, a la mala fe, a la maldad de la gente, es decir, a los soldados del mal, a todos aquellos que se oponen a que se combata la corrupción y la impunidad.
Son como “feligreses” de aquel macro exorcismo fracasado -único en el mundo- ordenado por el Papa Francisco para México y que oficiara el cardenal de Guadalajara Juan Sandoval Íñiguez en la catedral de San Luis Potosí en 2015, realizado por el exorcista heredero de Gabriel Amorth -el español José Antonio Fortea- para combatir a los demonios del crimen organizado.
Fracaso total, hoy el crimen organizado está más organizado que nunca, pero ya no con la ayuda del gobierno, sino con la del poder económico incrustado en todo lo que se opone a la transformación de México.
Esos demonios todavía están aquí y combaten con todo a un ser de luz llamado Andrés Manuel López Obrador.
Cristo fuera claro: “Si no estás conmigo, estás contra mí”. Y son más los mexicanos que están en contra de su gobierno; más claro ni el agua.
En esto que el mundo espiritual identifica ya como “la madre de todas las guerras espirituales de la humanidad”, para el caso de México, los responsables del sufrimiento nacional para los próximos años son quienes se oponen a que el mal sea combatido como lo hace quien gobierna al país.
Por eso, y nada más que por eso, la política me da risa; y mejor nos vamos al tema central y desde ahora nos responsabilizamos por ello, de decirle a la gente cuál es la causa principal del sufrimiento y que, en su comprensión, está romper sus cadenas y ser totalmente libres.
LA COSA ES QUE…
Línea Verde, esperanza en un mundo mejor, se propone divulgar el fin del sufrimiento humano.
Sin embargo, prudente advertencia, solo será entendido por mentes honradas y abiertas a la realidad, no auditorios de la prensa, radio y tv tradicionales nacional o local, portadoras del chip de la enajenación que les impide toda comprensión posible.
Será una realidad no de nuestra propiedad, sino de la Inteligencia Superior, porque Ella nos dirá lo que habremos de decir.
¿Dónde empieza el sufrimiento humano?
¿Sabía Usted que trae en su adn personal “facturas” que tiene que pagar por los errores en sus vidas pasadas, suyos, de sus parientes y de sus antepasados, que en conjunto le causan tropiezos que le hacen sentir el más desdichado del mundo, sin siquiera saber por qué.
Eso tiene solución: eliminar de su mente los implantes mentales y emocionales que vienen de aquellas experiencias y por supuesto, claro que se puede.
Cuando ciudades totalmente conservadoras se enteren del potencial de la mujer, como consecuencia de la discriminación sobre ella y la incontenible ola de feminicidios, serán otras; es decir, empezará surgir la ciudadanía de la 5ª dimensión, totalmente ajena a los protocolos de la enajenación impuesta desde 1962 en Estados Unidos.
Aquí le ofreceremos los videos y los cursos que le ayudarán a verse mejor en el espejo de la realidad; porque alguien tiene que hacerlo.
Empezamos en nuestra próxima entrega.
Feliz despertar.
Qué tal.
