COSA DE PRENSA / Las distopias

 

 

  • Carta a un hijo
  • El mudo feliz, de Huxley
  • El que no llegaría nunca
  • Los renglones torcidos
  • Biden no toma posesión
  • Reseteo y dueño de nada
  • Habría que cambiar de canal
  • Trabajarán más estas generaciones

 

Javier Rodríguez Lozano

Lunes 18 enero 2021.- Las distopias de las novelas de ciencia ficción a las que te refieres, querido hijo Hugo, son -en mi humilde, limitada y muy respetuosa opinión- una caricatura de lo que serán las que se escriban con respecto al mundo de 2020-2021-2022 (lleno de números 2, como los que me tocaron a mí al nacer, pero eso es otra historia).

Y tú mismo sugieres el punto de partida cuando citas Un mundo feliz, de Aldous Leonard Huxley. Y la “pandemia” propone el punto final, o el nacimiento de otro mundo, en el citado trienio.

Huxley fue uno de los conferencistas magistrales en la Conferencia Bretton Woods de 1944 en que se le concedió a Estados Unidos la supremacía mundial a través del dólar como la moneda de referencia y con ese consenso detonó dos bombas atómicas al año siguiente en Japón y de esa manera se erigió como el líder mundial.

Sin embargo, hasta ayer, ese “mundo feliz” no había llegado aún.

Por supuesto, como bien apuntas, querido hijo, fue una distopia; quizá la más grande del Siglo XX.

¿A qué me refiero cuando digo que “la pandemia” propone el punto final (de las distopias de la humanidad) de 2020 a 2022?

Primero, porque el virus chino no fue obra de la naturaleza, o de Dios; sino del hombre y su albedrío, infinitamente torcido la más de las veces.

Y segundo, porque en los próximos días, entre el 20 y 21 de enero próximos, en Estados Unidos, surgirá la primera gran distopia del Siglo XXI, que amenaza convertirse en “un punto final” si la dejamos.

Me explico: Biden no debe ser presidente de Estados Unidos. Se robó las elecciones con el apoyo del virus chino, es decir, de China; y otros países como Irán, Rusia, Venezuela y Cuba, por citar unos cuantos, porque también estarían Alemania, España e Italia, países del Eje en la Segunda Guerra Mundial, con Japón.

El Ejército ha tomado Washington, no para resguardar la ceremonia de toma de posesión de Biden -que no habrá tal- sino para impedir que Antifa y otra organización denominada Black Like Matter, creo, repitan la violencia del pasado 6 de enero en el Capitolio en apoyo de Biden.

Habrá caos y podría ser hasta el próximo mes de marzo en que las aguas amainen y entonces pueda anunciarse la nueva administración del gobierno de Estados Unidos, que deberá ser encabezada nuevamente por Donald Trump.

En otro escenario del mismo teatro geopolítico está proyectado para este mes de enero -a menos que se cancele porque lo que ocurre en EEUU no permite a nadie tomar decisiones antes- la próxima reunión de Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, que tendrá como número principal la presentación del libro The Great Reset, de Klaus Schwab y Thierry Malleret.

El Gran Reseteo propone como eje central: “No serás dueño de nada, pero serás feliz”.

“Cualquier semejanza con Un mundo feliz, de Huxley, en Breton Woods 1944, es mera coincidencia”

¿Deveras lo es?, digo yo. No, no lo es, porque estamos hablando de dis-to-pias; de hecho ésta, la más grande de todas.

En esta distopia, sin embargo, mi querido hijo Hugo, y para terminar- está la clave del futuro del mundo.

Te mando un fuerte abrazo y ofrezco disculpas a ti y a tus amigos por introducirme en una conversación de jóvenes, pero confieso que lo hice con toda la intención, porque son Ustedes los encargados de dirigirse a ustedes mismos y a las generaciones que les sucedan, a ese mundo feliz que debe hacerse realidad de una buena vez por todas…

O cambiamos de canal… Pero de desagüe.

Te mando un fuerte abrazo, hijo querido.

PD.- En mis columnas en mi periódico digital COSA DE PRENSA.NET (cosadeprensanet.com) estoy siguiendo lo que sucede en la política de Estados Unidos desde el pasado 3 de noviembre, y lo que allá ocurre me remite, como creo que nos remite a todas y todos en el mundo, a la Aldea Global, de Marshal McLuhan, que viene a ser a mi entender, un antónimo de la distopia huxeliana.

Esto confirma dos cosas: que lo que pasa en Estados Unidos se replica en todo el mundo y que está más que confirmada la aldea global en que vivimos más de 200 países en todo el orbe. Por tanto, todo nos atañe a todos; las “gripas” y los “catarritos”.

Y por último, con mis mejores deseos, nunca antes ninguna generación de jóvenes tuvo tanto trabajo como el que ahora tienen las nuevas generaciones y más todavía, los hijos que ya están aquí. Así que, a trabajar pues.

LA COSA ES QUE…

Las generaciones que vamos de salida, como la mía -la Baby Boomer (por la explosión de nacimientos al terminar la guerra)- tenemos que pedirles perdón a las y los jóvenes por no haber logrado hacer del mundo lo que debimos haber hecho: un mundo feliz.

Por tanto, perdóname.

Fjrl

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