- De Fidel Velázquez a la 4T
- Se alistan “las corcholatas”
- La ancheta es muy angosta
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO, jueves 2 febrero 2023.- Cinco candidatos presidenciales del partido oficial destaparía en su tiempo, el líder del movimiento obrero organizado, Fidel Velázquez, hasta que el aguascalentense Augusto Gómez Villanueva se agandallara y destapara el modelo echeverrista y hoy la 4T cocina su propio paradigma, solo para iniciados, en el que “la ancheta es muy angosta y no hay para dónde hacerse”.
Como en la escuela de la vida, que ofrece las mejores lecciones con los más fuertes trancazos -mientras más dolorosos e injustos, mucho mejor para la conciencia, que nos ilumina cuando todo lo demás oscurece- Fidel Velázquez surgiría alrededor del drama del líder de la CROM, Luis N. Morones, ya como funcionario callista, señalado como autor intelectual del asesinato de Álvaro Obregón en 1928 y a quien Lázaro Cárdenas exiliara, y se haría de un eterno liderazgo obrero, a base de “cabronazos”, como él mismo dijera en una entrevista al estudiante de ingeniería y luego escritor ultraconservador Enrique Krauze.
En 1936 surgiría la Confederación de Trabajadores de México (CTM) con Vicente Lombardo Toledano al frente y en la Secretaría de Organización y Propaganda, Fidel Velázquez.
El primero de sus destapes presidenciales ocurriría el 3 de noviembre de 1939, en favor de Manuel Ávila Camacho como candidato, un año después del surgimiento del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), que venía del Partido Nacional Revolucionario (PNR) fundado por calles en 1929, y en que en 1946 tomaría su nombre actual, el PRI.
Hasta 1941 Fidel Velázquez se convertiría en dirigente de la CMT, en sustitución de Lombardo Toledano, debido a su auge iniciado con el apoyo del avilacamachismo, surgido cuando el líder obrero fuera la voz cantante de una comisión del movimiento obrero organizado, encargada de notificar a Ávila Camacho que era su candidato presidencial.
Después, Velázquez Sánchez destaparía a Miguel Alemán Valdés en 1946, a Adolfo Ruiz Cortines en 1952, a Adolfo López Mateos en 1958 y a Gustavo Díaz Ordaz en 1964.
Seis años más tarde, el secretario general de la Confederación Nacional Campesina (CNC) Gómez Villanueva -que había organizado aquel madruguete con Rubén Zuno Arce, cuñado del secretario de Gobernación, Luis Echeverría, entonces dirigente campesino en Baja California- destaparía al que en 1968 se convertiría en el verdadero “Chacal de Tlatelolco”.
Días antes del 6 de noviembre de 1969 en que el PRI presidido por Alfonso Martínez Domínguez lo proclamara su candidato presidencial, Augusto Gómez Villanueva encabezaría una manifestación de mantas pancartas campesinas, sobre Bucareli, frente al Palacio de Cobián, para proclamar la candidatura presidencial de Luis Echeverría, quien hace poco cumpliera 100 años de edad y también muriría, sin pagar ninguna de sus muchas facturas con la historia.
Se puede pensar también, no es descabellado, aunque sí estéril, que el modelo de Sucesión Presidencial que está cocinando la Cuarta Transformación tenga orígenes o reminiscencias, o barruntos de echeverrismo, que fue en el que se formó como director del Instituto Nacional Indigenista, al lado de Ignacio Ovalle Fernández -un pillo- en el estado de Tabasco, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador.
Entre el año 2000 y la actualidad han transcurrido ya un par de décadas y algunas figuras y personalidades de la clase política mexicana han evolucionado, pero otras no tanto, porque a pesar del peso histórico que cargan a sus espaldas parece que el tiempo en lugar de enseñarles a ser más experimentados y maduros, resultan al revés; como que empiezan a perder la memoría.
Hace 23 años, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano -como rememora el periódico La Jornada con una espléndida foto de nuestro amigo Pedro Valtierra- promovía el movimiento progresista que encabezaba López Obrador, circunstancia que en días pasados olvidó por completo el hijo del general, al suscribir un movimiento en su contra, el del Colectivo por México.
Y uno se pregunta: ¿Qué calidad de asesoría le brindará al Presidente, Lázaro Cárdenas Batel, de abuelo tan ilustres, pero con la enseñanza paterna tan dubitativa e insegura?
López Obrador, politólogo como pocos, y como muy pocos también, conocedor de la manera de comunicar sin tanto brinco, por estar el suelo muy parejo, diría: “Estamos viviendo momentos de definiciones y esta ancheta es muy angosta, no hay para dónde hacerse”
A Cuauhtémoc le cayó el veinte y rápidamente se deslindaría y difundiría que, a partir de consideraciones políticas, no seguirá participando en su respaldo al Colectivo por México.
En estos días se reunieron las corcholatas -Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal Ávila- con el morenismo nacional encabezado por Mario Delgado, a fin de remendar la unidad que tan descocida estaba.
En julio próximo será la convocatoria y posteriormente se irá despejando el camino para saber quién irá por Morena a refrendar el lopezobradorismo y, sobre todo, competir y ganar, para prolongar la 4T.
Para muchos, “este arroz ya se coció”; para otros, aquellos que todavía se confunden con las señales, “la moneda está en el aire”.
¿Usted qué cree?
Qué tal.