COSA DE PRENSA / La Sucesión Presidencial 23

El 13 de septiembre de 1996 el presidente Zedillo ordenaría al procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, aprehender a Juan Francisco Ealy Ortiz, acusado de evasión fiscal.

 

 

  • El Presidente AMLO se dirige a Juan Francisco
  • Mensajes en clave, encriptados o transparentes
  • “La rebelión de los colgados” en las mañaneras
  • Cuando alguien parece empezar a pagar karmas
  • Responsabilidad humana del nuevo poder público

 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

 

 

Miércoles 28 julio 2021.- Todos los días, la mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador ofrece claves, a veces encriptadas, otras codificadas, y las más de las veces, claras y transparentes como el agua, acerca de lo que él llama “Cuarta Transformación” y que cronistas como nosotros podríamos ver como capitulo central de algo parecido a “La rebelión de los colgados”, novela de Bruno B. Través que en 1936 describía los sufrimientos del indigenismo mexicano, que en 1994 y 2018 seguía igual, dolor y miseria lacerantes y congelados en el tiempo.

 

Nuestra columna de hoy será muy recordada, no porque lo que decimos sea para promover su lectura o mercantilizarla, no es lo nuestro, no nos interesa; lo subrayamos y revelamos sus códigos para que los jóvenes de la 5ª Dimensión estudien uno de los nuevos paradigmas de la ciencia política, en el nuevo presidencialismo, al pasar del engaño, la violencia y la venganza, a la espiritualidad, la elegancia y la responsabilidad humana del poder público.

 

Es decir, ayer, el Presidente López Obrador se dirigió personal y directamente al propietario del periódico El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz, para protestarle su mal periodismo, pero también para dejarle un mensaje muy claro, que refresca una frase del filósofo napoleónico George Santayana, y que dice así:

 

“Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla”.

 

Aquí lo inconcebible es que alguien se olvide de su propia historia, como en este caso.

 

Vayamos por partes: En 1994 estalló el movimiento zapatista en Chiapas, en 2018 perdió el PRI su última oportunidad y el indigenismo seguía igual o peor de abandonado, como si las etnias de México hubieren sido condenadas a pagar eternamente el pecado de ser pobres y también los pecados de miseria de sus antepasados.

 

Bruno B. Traven describe en “La rebelión de los colgados” aquella situación:

 

“El libro es explícito en la crueldad con la que eran tratados los indios, la injusticia en que vivían, la poca libertad de expresión que se les concedía es la intensa historia del levantamiento de los peones oprimidos y su lucha por alcanzar su libertad e independencia”, dice una crónica bibliográfica de la época.

 

Desde el 1 de diciembre de 2018, un día sí y otro también, los indios de México se rebelan en las mañaneras del Presidente López Obrador y siempre alguien, figurado cacique, resulta más que lastimado, digamos que, como si pagara un viejo karma.

 

El Presidente AMLO dijo este martes:

 

“Ayer o antier publicó El Universal.

 

“Ya le digo a Juan Francisco Ealy Ortiz pues que no voy a cambiar y que también él está en su derecho de seguir publicando calumnias en su periódico, que puede seguir con la máxima del hampa del periodismo de que ‘la calumnia, cuando no mancha, tizna’.

 

“Pero que no vamos nosotros a darle dinero en publicidad a su periódico como recibía dinero de los anteriores gobiernos a los que sólo les aplaudía y les quemaba incienso.

 

“Entonces, lo digo, porque ayer en El Universal salió una ‘calumnal’”

 

“Columna”, le corrigió el reportero.

 

“Columna –‘calumnia’, iba a yo a decir- donde se dice que mis hijos se dedican a vender huachicol o a actividades de venta de gasolina o de combustible o de contrabando.

 

“Pues no es cierto, es una calumnia.

 

“Pero entiendo muy bien su desesperación de Juan Francisco, porque imagínense cuántos años viviendo a la sombra del poder.

 

“Sin embargo, no va a haber ninguna represalia”.

 

Y mucho ojo con este dato, aquí viene el mensaje de López Obrador:

 

-Recordó el Presidente López Obrador que cuando el presidente Zedillo, “yo lo defendí a Juan Francisco, porque lo quería meter a la cárcel, y era persecución.

 

“Creo que era Chuayffet el secretario de Gobernación, y yo salí a defenderlo.

 

“Ahora que soy presidente, menos va a haber represalias contra nadie, nada más que ya no se puede seguir viviendo al amparo del presupuesto, ya no podemos seguir entregando cientos de millones de pesos en publicidad porque tenemos que atender a la gente que más lo necesita.

 

“Entonces, por eso le suben el volumen y le suben el volumen. No hay problema”, remató el Ejecutivo federal.

 

LA COSA ES QUE…

 

¿Qué es lo que quiso decir AMLO con este recordatorio?

 

Muy sencillo: el 13 de septiembre de 1996 el presidente Zedillo ordenaría al procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, aprehender a Juan Francisco, acusado en cuatro averiguaciones previas, de evasión fiscal a Hacienda, al IMSS y al Infonavit.

 

Ealy Ortiz estuvo varias horas del día siguiente, luego que el embajador Negroponte le negara asilo político para viajar a Estados Unidos, detenido en el Reclusorio, compareciendo en un Juzgado.

 

Parecía que nada lo salvaría porque había surgido una quinta averiguación previa, pero un día previo a la Semana Santa de 1997, Juan Francisco se reunió en Sanborn’s San Ángel con el hombre de más confianza de Zedillo (hoy, uno de los hombres de más confianza de AMLO, presidenciable) y acordaron un plan de rescate que pasó por el pago en parcialidades, cuyo último abono se produjo apenas hace unos cuatro años.

 

Juan Francisco libró la cárcel y aquel de sus colaboradores, por el que Emilio Chuayffet, secretario de Gobernación -Roberto Rock- había pedido su cabeza, continuaba en su puesto; en desquite renunciaron al reportero de El Universal que había logrado la conmiseración del presidente Zedillo en favor de Ealy.

 

Ignacio Ayala, su secretario particular, sabe muy bien quién fue aquel reportero, porque de él recibiría el mensaje presidencial; le pagaron corriéndolo.

 

¿Por qué Zedillo quiso encarcelar a Juan Francisco?

 

¿Por evasión fiscal?

 

No.

 

Por criticarlo desde secretario de Programación y Presupuesto, y de Educación Pública, nada más porque le caía gordo, y porque, además, a él le atribuía el asesinato de Colosio.

 

Y eso nunca se lo perdonó Zedillo, más allá de que en 2021 sea el único editor de periódicos que goza de la amistad del expresidente.

 

Qué tal.

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