COSA DE PRENSA / La Sucesión Presidencial 22

El 7 de junio de 2016, el entonces dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, comparó a Otto Granados Roldán con el jefe de prensa de Hitler, Joseph Goebbels.

 

  • Otto Granados dice “bestias” a periodistas
  • Excreciones del sistema político mexicano
  • Calidad moral con que atacan a la libertad

 

 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

 

 

Lunes 26 julio 2021.- “Cualquier semejanza con el pasado es pura fantasía”, pareciera decir el epígrafe imaginario de la novela de La Sucesión Presidencial en la Cuarta Transformación, o dicho con mayor profundidad, en la de la 5ª Dimensión, porque ya no somos lo que fuimos antes.

 

Es decir, para muchos el hoy en nada se parece al ayer, antes separado por tan solo 24 horas y ahora, por varias vueltas a la luna.

 

Nos referimos a la Nueva Normalidad que está lejos de llegar, sin embargo, lo que sí está entre nosotros por adelantado es una nueva manera de pensar, que muy pocos han percibido y puesto en práctica.

 

Por ejemplo, sí, aquellas personas que ya no ven a la política como antes y menos al sistema electoral que determina a quién manda; que se atreven a luchar contra la Medusa de las mil cabezas que es la corrupción y la impunidad, en México y el mundo, a sabiendas de que son guerreros infinitamente más pequeños que el enorme monstruo del poder económico mundial, que es el verdadero mandón

 

Y lo hemos dicho otras veces, además del “poderoso caballero que es don dinero”, el citado poder cuenta con el ariete más fuerte entre todas sus fuertes herramientas: los medios de comunicación, a través de las cuales dicta en el día a día, desde el más imperceptible hasta el más estruendoso cambio en el timón.

 

Del mismo modo que para la cultura espiritual, “nada se mueve sin la voluntad de Dios”, igual en el mundo del dinero, “nada se mueve sin su permiso”.

 

En todos los países del mundo aparece el poder económico mundial en los procesos electorales y juega su juego infalible, nunca pierde; y cuando pierde, arrebata, como en Jalisco y también en Estados Unidos 2020.

 

Y su ajedrez tiene muchos más de los 64 escaques con más de 16 piezas blancas y 16 negras en disputa para librar una batalla, por pequeña que sea como la de Haití, o magna, como la pandémica.

 

Por lo tanto una Sucesión Presidencial es para él -el poder económico mundial- algo así como peace of kake (“pan comido”).

 

Los periodistas experimentados conocemos las entrañas de los periódicos y sabemos cómo hacerle la vida pesada a algo o a alguien, y también como crear ídolos de papel de la nada, de la noche a la mañana; ese es su poder, que la gente se traga alegremente todo lo que les dicen y pone sus manos al fuego para defender su credo.

 

Es el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador, durante 18 largos años nadie creyó lo que era capaz de hacer, o a lo mejor sí, pero muchos no le entendíamos; lo veíamos como un luchador social insistente, mas no lo imaginamos consistente, empecinado y como dicen en Buenos Aires, “pelotudo”.

 

Los medios de comunicación no tienen que ir muy lejos para atacarlo todos los días, con razón en muchos casos, pero sin ella casi siempre; “no importa, tú difama que algo queda”, dice cierto código negro del periodismo.

 

Y los medios echan mano de todo lo que esté a su alcance para cumplir su misión de atacar al Presidente de la República, no porque lo dicte el poder económico nacional, vapuleado por la pérdida de ganancias, sino porque es una orden del poder económico mundial, como se explica en los ataques también de la prensa extranjera.

 

El País y El Universal, entre otros, echan mano de toda voz discordante para criticar al Presidente, sin considerar que al hacerlo lastiman a todo un pueblo, porque su democracia lo eligió.

 

Vargas Llosa, Zepeda Paterson, Enrique Krauze, y muchísimas otras voces son enroladas por esos medios para que escriban en contra del Presidente, aunque no entiendan de política.

 

Tocó el turno al jefe de prensa de Carlos Salinas de Gortari -Otto Granados Roldán- que este fin de semana escribe en El País un artículo que no solo es un insulto al Presidente de México y a los mexicanos, sino también al periodismo, que por supuesto cuenta con muchas y muchos oficiantes auténticos y del mayor respeto.

 

Granados Roldán, se inspiró para escribir en El País, en una frase que tenía en mente, de Alfonso Martínez Domínguez (aquel del echeverrista Halconazo de 1971) que decía: “Los periodistas son como el chicle: todos los mastican, pero nadie los digiere; y donde quiera se quieren pegar”.

 

Otto, exgobernador de Aguascalientes, que impidiera que ganara las elecciones el priista Héctor Hugo Olivares Ventura en 1998, para que “ganara” Felipe González, uno de los gobernadores panistas con que Salinas de Gortari empezara a pagarle al PAN las facturas de “La caída del sistema”, escribe para El País:

 

“Prensa, poder y política, ¿una relación imposible?”, y argumenta:

 

“Si los periodistas son como una manada de leones —siempre hambrientos— entonces la clave es ofrecerles información de calidad, creíble y oportuna, es decir, alimentar bien a la bestia”.

 

Resulta que para ese chamaco, el periodista es, además de hambriento, bestia.

 

Fidel Samaniego Reyes, cronista de El Universal, me lo presentó a bordo del avión presidencial que nos conducía en 1989 a una gira por Europa, nunca imaginé que hubiera nacido en Aguascalientes, antes tierra de gente buena, de donde eran Enrique Olivares Santas y Rodolfo Landeros Gallegos, dos políticos de excepción.

 

Para entonces yo sabía que Salinas se había robado las elecciones, yo había cubierto la campaña presidencial de Manuel J. Clouthier, y me había quedado muy claro, porque lo viví en muchos pueblos que visité, el proco atractivo electoral que despertara aquel hombre menudo.

 

Este 23 de julio recuerda Otto Granados Roldán en El País:

 

“Entre 1988 y 1992 trabajé en la administración de Carlos Salinas de Gortari como director general de Comunicación Social y vocero de la Presidencia. En septiembre de 1988, Salinas, entonces presidente electo, me citó para conversar. Me dijo que, en ese momento, dada la coyuntura tan compleja y polémica en que había transcurrido la campaña y la elección y lo difícil que sería el arranque, necesitaba montar un aparato potente de comunicación y diseñar una política eficaz que ayudara a la consolidación inicial de su presidencia, y me pedía encargarme de ejecutar esa estrategia. Aunque no era la posición que más me entusiasmaba, acepté con una mezcla de curiosidad y osadía. Tenía 31 años y en política, siendo prácticos, a esa edad las opciones cuentan más que las obsesiones”.

 

Con 31 años de edad -yo tenía en aquel 1988 cuarenta y dos años de edad- Otto Granados había sido llamado por el presidente electo para “domar a la fiera” y aunque no era lo suyo, lo aceptó porque se sintió capaz.

 

En realidad, nunca estuvo a la altura. Nunca pudo ofrecer a los periodistas, “información de calidad, creíble y oportuna”; es decir, jamás “alimentó a la bestia”.

 

Lo que sí pudo hacer fue estar muy pendiente de que con el apoyo de su jefe, muchos que cubrieron la campaña presidencial en 1988 y el sexenio hasta 1994 en que llegara Ernesto Zedillo, pudieran resolver la situación económica de sus vidas; eso sí lo pudo hacer, pero nada más.

 

LA COSA ES QUE…

 

El 7 de junio de 2016, el entonces dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, comparó a Otto Granados Roldán con el jefe de prensa de Hitler, Joseph Goebbels:

 

“Otto es un corrupto, fue gobernador aquí en Aguascalientes y ahora está de subsecretario en la SEP con (Aurelio) Nuño. Es un Goebbels”… Pudo estar involucrado en el acto de maestros de Chiapas que fueron rapados por presuntos simpatizantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)”.

 

¿Con qué calidad moral Otto Granados nos dice a los periodistas “hambrientos y bestias”, cuando él fue formado en un crisol de las excreciones más pestilentes del sistema político mexicano, del sexenio más siniestro de los 36 años del neoliberalismo que sepultaran las esperanzas de México?

 

Qué tal.

 

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