COSA DE PRENSA / La Sucesión Presidencial 21

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió con Mario Delgado, dirigente nacional de Morena y ocurrió un hecho insólito y relevante.

 

  • AMLO, primeras instrucciones a Morena
  • Ordena la reestructura total de su partido
  • Por su imperdonable fracaso el 6 de junio
  • El G6 “es mano” aunque cientos aspiren

 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

Viernes 23 julio 2021.- Andrés Manuel López Obrador ordena a Mario Delgado renovar totalmente a su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para impedir que le arrebaten su Sucesión Presidencial y las reformas de la Cuarta Transformación.

 

Igual haría Lázaro Cárdenas al acercarse su Sucesión Presidencial en 1938 que ponía en riesgo la Expropiación Petrolera, al blindar al cardenismo mediante la desaparición del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y la aparición del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), “totalmente Palacio”.

 

Así de sencillo.

 

Y lo conseguirá también a la sombra de una candidatura presidencial inédita, casi casi desconocida, no como las que empujaba por debajo de la mesa Plutarco Elías Calles, hasta que Cárdenas modificara las reglas que cambiarían hasta 1946 cuando nace el Partido Revolucionario Institucional, de las cenizas del PNR y PRM.

 

Y la candidatura presidencial podría no estar entre los seis destapados por López Obrador el pasado 5 de julio: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma Barragán, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle, a los que mediante millonaria campaña, los periódicos El País y el Universal incorporan también a Ricardo Monreal Ávila, pero más de “relleno” que de posibilidades.

 

Sin embargo, dice Ricardo Monreal que no se suicidará si no resulta candidato presidencial por Morena, para el sexenio 2024-2030; lo cierto es que casi todo contendiente perdedor desaparece automáticamente de la política, aunque haya honrosas excepciones como la de Manuel Bartlett con Miguel de la Madrid y ante Carlos Salinas de Gortari.

 

Pero sí, prácticamente desaparecerían de la escena política: Francisco Labastida Ochoa en la Sucesión Presidencial de Ernesto Zedillo y de la que surgió Vicente Fox, como pago de la factura salinista de “La caída del sistema 1988”; Manuel Camacho Solís con Carlos Salinas y ante Luis Donaldo Colosio; Javier García Paniagua en 1982, ante Miguel de la Madrid; a Jesús Reyes Heroles y Enrique Olivares Santana con José López Portillo ante Miguel de la Madrid; y Mario Moya Palencia con Luis Echeverría ante José López Portillo.

 

Y de Echeverría, ni recordarlo; igual que un candidato del vecino país del norte el año pasado, se robó la candidatura y la elección.

 

El pasado martes, el Presidente López Obrador se reunió con Mario Delgado, dirigente nacional de Morena y ocurrió un hecho insólito y relevante que, para explicarlo mejor pedimos permiso para contextualizar con esta anécdota:

 

En 1934 Lázaro Cárdenas asumió la Presidencia de la República, en 1936 expropió el petróleo y dos años más tarde, en 1938, abrió el juego de su Sucesión Presidencial, pero sin banderazo oficial alguno, como el hecho por López Obrador el pasado 5 de julio:

 

Sepultó al Partido Nacional Revolucionario (PNR) e hizo nacer al Partido de la Revolución Mexicana (PRM) integrado por las corrientes populares que lo apoyaban incondicionalmente y que superaba ampliamente al callismo que había acuñado la frase de que: “Aquí vive el Presidente, pero el que gobierno vive enfrente”.

 

En aquel 1938 no estaba el liderazgo presidencial vinculado estatutariamente a los documentos básicos del PRM, como tampoco nunca lo estuvo en los del PRI, sin embargo, con aquel cambio de estafeta el Presidente se convertía en “el primer priista del país”.

 

Matices más, matices menos, eso es exactamente lo que acaba de ocurrir en la reunión AMLO-Mario Delgado, en la que se revisó el estrepitoso fracaso de Morena en las elecciones del pasado 6 de junio, porque no se alcanzó la mayoría en la Cámara de Diputados, que hubiera permitido que las tres principales reformas constitucionales que le faltan a la 4T caminaran sobre alfombra roja y caravana en lo que resta del sexenio.

 

Imperdonable.

 

Al quedar Morena bajo el liderazgo indiscutible de López Obrador es su responsabilidad el visto bueno a todas y cada una de las candidaturas para 2024, lo mismo que la renovación de los comités directivos estatales que en breve iniciarán ese proceso, como en Aguascalientes, donde Eulogio, hermano de Ricardo Monreal, puso en ridículo no solo a Morena y al Presidente, sino a su histórico movimiento transformador.

 

La primera gran acción de Morena bajo el liderazgo lopezobradorista es la participación de su militancia y arrasar en la consulta del 1 de agosto para enjuiciar a los expresidentes, como lo evidenció Mario Delgado al explicar su entrevista con el Presidente:

 

“Tuvimos presidentes asesinos, presidentes ladrones, presidentes traidores de la patria y no podemos olvidar lo que hicieron… Hay que participar en la consulta para que paguen por lo que hicieron, para que el pueblo de México logre sentarlos en el banquillo de los acusados, para que se haga justicia y se termine la impunidad”.

 

Enlistó:

 

-Carlos Salinas de Gortari entregó todos los bienes de la nación a su círculo cercano y a sus amigos empresarios; Ernesto Zedillo con el Fobaproa convirtió las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública, misma que se sigue pagando; Vicente Fox se enriqueció junto con su familia a costa del erario; Felipe Calderón llegó a la Presidencia debido a un fraude electoral y convirtió a México en un cementerio, además de nombrar como secretario de Seguridad Pública a alguien que era parte de la nómina del narcotráfico; y Enrique Peña Nieto llevó la corrupción a su máxima expresión”.

 

Por supuesto, como dice Delgado, el hecho de que haya consulta que está siendo ferozmente obstaculizada por el viejo orden, “ya es una victoria del pueblo”.

 

López Obrador espera a partir del próximo 1 de agosto se genere en México algo semejante a lo ocurrido en 1938 con Cárdenas, porque ahora Morena responderá con creces al llamado de su líder, igual que lo hiciera el PRM con el general de Jiquilpan,  como lo recuerda Elisa Servín en La Sucesión Presidencial de México:

 

“Además del respaldo electoral y legislativo, el partido está siempre dispuesto a movilizar a sus bases para manifestar su adhesión a las acciones y determinaciones presidenciales; cada vez que un presidente ha necesitado demostrar su fuerza política por presiones internas o externas, o cada vez que ha requerido de manifestaciones públicas que avalen sus decisiones, ha contado con la movilización y la presencia masiva de los contingentes priístas”.

 

 

LA COSA ES QUE…

 

Si bien después del 5 de julio en que se auto proclamó “destapador” y se pronunció por apoyar a la “corcholata” que elija el pueblo, López Obrador también abriría la contienda por la candidatura presidencial a todo su gabinete.

 

Sin embargo, después de su reunión con Mario Delgado, quedan claras las principales líneas de acción: “Que el morenismo arrase en la consulta, reestructuración a fondo en Morena y blindar al G6 y bloquear a toda extra-candidatura que no responda al auténtico lopezobradorismo, como la de Ricardo Monreal, que le quieren imponer desde el poder económico mundial, como impusieran a Obama, a Hilary Clinton y al sucesor de Trump.

 

Qué tal.

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