- ¿Nueva normalidad político-electoral?
- ¿La clase política habrá aprendido?
- Las elecciones se han hecho increíbles
- “Un gobiernos del, por y para el pueblo”
Javier Rodríguez Lozano
Miércoles 3 marzo 2021.- Es una pregunta obligada porque así como “no somos iguales”, tampoco vivimos los mismos tiempos después del virus chino, de las elecciones estadunidenses y de la proclama del Dragón como nuevo líder mundial:
¿Las elecciones, aquí, en China y en cualquier lugar, seguirán siendo creíbles?
El sentido común -y por lo mismo- el menos común de los sentidos, nos indica que no.
No pueden ser creíbles después de que un equipo de juristas expertos -desde Matthew Morgan hasta Rudy Giuliani, Lin Wood, Sidney Powell y algunos más- documentaron en más de cinco mil expedientes cómo le robaron las elecciones a Trump.
Una enorme maquinaria integrada por los poderes Judicial y Legislativo, pero fundamentalmente apuntalada por la gran prensa de Estados Unidos y el resto del mundo, ayudaron a que se ignoraran todas las demandas y se proclamara la derrota de Donald Trump.
Después de eso, quiérase o no, el sistema electoral mundial ha muerto. A ver qué van a hacer ahora para legitimarse las y los candidatos.
En Estados Unidos aún continúa el circo post electoral, en el que la Corte Suprema oye sin escuchar y mira sin revisar pormenorizadamente todas las demandas de fraude electoral, para que en el curso del año las declaren improcedentes; normal.
Circo, por ejemplo, el que el procurador general de Arizona -estado que con Georgia, Wisconsin, Pensilvania y otros dos- Mark Brnovich, pida a la Corte Suprema que afirme que las leyes de integridad electoral en su estado son consistentes con la Ley Federal de Derecho al Voto, “y deberían ser respetadas”.
No tienen vergüenza, Arizona fue uno de los artífices del fraude electoral que siguieron pormenorizadamente un puñado de periodistas independientes en todo el mundo y que millones de personas en todo el orbe están convencidas de que así fue: un fraude del tamaño de la luna.
Apenas las poblaciones están empezando a salir del marasmo o modorra que provoca el encierro obligado a que nos sometió la Organización Mundial de la Salud y todavía no se acaba de, permítase el término, “configurar” lo que será “la nueva normalidad”.
Lo inobjetable y sin discusión es que ya no será como antes, justo como le dijo al mundo el presidente de China y secretario general del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, el 5 de enero pasado, en la tribuna virtual del Foro Económico Mundial: “Ya nada será igual”.
¿Qué le van a decir a sus electores las y los candidatos a un cargo de elección popular en los próximos procesos electorales?
No tenemos idea, lo cierto es que si antes, en los tiempos despenseros y tradicionales de la política antes del virus chino, la clase política estaba muy desprestigiada, por abandonar lo que le hacía fuerte y que era “el arte de hacer posible lo imposible”.
(Más o menos como lo intenta todos los días el presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque no siempre lo consiga).
En Aguascalientes se han corrido todos los trámites del caso en los partidos políticos que contenderán por una curul en el Congreso del Estado y una alcaldía y sus correspondientes regidurías, además de las tres diputaciones federales en juego.
Se ha hecho todo, menos enseñar el discurso de “La nueva normalidad política”. Las candidaturas todavía no despiertan a esa exigencia.
Ahora el electorado quiere saber por qué han fallado tanto los sistemas de saludad en el estado, aunque es fácil para sus autoridades de los dos niveles inferiores echarle la culpa al nivel superior, esto es, al federal; les sirve de campaña.
A nivel federal, en los estados donde habrá elecciones, una de las instituciones que será “pasada al banquillo de los acusados” será el Instituto Mexicano del Seguro Social, que difunde grandes cosas pero la realidad es muy distinta; ya antes de la pandemia presentaba serias deficiencias, en la post pandemia se agravaron sus inconsistencias.
LA COSA ES QUE…
La mente pensante y socialmente responsable ya no cree en los procesos electorales.
Lo cual no quiere decir que aumentará el abstencionismo, no; pero seguirá avanzando el partido que sepa decirla la gente que sus candidatos quieren llegar al poder para hacer “un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, y no para sus bolsillos personales, como en los viejos tiempos.
Qué tal.