COSA DE PRENSA / La Guerra Santa

Soldados israelíes vigilan a prisioneros en Rafah, en el sur de la franja de Gaza, durante la Guerra de los Seis Días, el 5 de junio de 1967.

El 5 de junio de 1967, soldados israelíes custodian a prisioneros civiles árabes en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, durante la Guerra de los Seis Días, escena que se repetirá en estos días en esa misma región.

 

  • Clavado a los orígenes divinos

  • Amor y promesas incumplidas

  • Una guerra para salvar al dólar

 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

CIUDAD DE MÉXICO, martes 17 octubre 2023.- Ha sido por más de 2,000 años “La madre de todas las batallas”, desde que Abraham procreara con Agar a Ismael y con Sara a Isaac, por lo que llegaría el Hijo del Hombre a enseñar el Amor que no se conocía entonces, pero Oriente Medio hasta ahora no lo aprendió porque sigue peleando.

 

Los antecedentes más remotos de cómo empezó este pleito nos llevan a los versículos del uno al tres del capítulo 12 del Génesis, en el que El Amadísimo dice a Abraham: “Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra”.

 

Esto me recuerda a mis jefes de Redacción, Antonio Pérez Vieytez, y de la Mesa Editorial de La Prensa, Eugenio Múzquiz , quienes al revisar mi texto -por supuesto, hipotéticamente hablando que yo les hubiera presentado algo así- y me pedirían que esclareciera lo de “maldecir al que maldiga” y “bendecir a todos los pueblos de tierra”, en cuyo caso estarían contenidos los que maldijeran…

 

Así, el de esta Guerra Santa parece tener un origen divino al interpretarse a Abraham en el capítulo 15 del Génesis, versículos 7 y 18, en el primero de los cuales el Altísimo le dice al senecto marido de Sara (quien le pedía un hijo): “Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra…”

 

En el capítulo 28 versículo 13, del ya citado Génesis, La Divinidad ratifica esa promesa, pero esta a vez a Jacob, a quien dice: “Yo soy Yahvé el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en la que estás acostado de la daré a ti y a tu descendencia”.

 

Aquí Dios les ofrece a Abraham, Isaac y Jacob -además de la tierra prometida- “tanta descendencia como las estrellas”, sin embargo, así como el amor de Jesús no ha llegado a quienes pelean desde hace más de 20 siglos en Medio Oriente, tampoco los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob (hijo de éste y nieto de aquél) han sido tantos como se ofrecieran, ya que hace 20 años apenas había en el mundo unos 13 millones 300 mil judíos, contra el dato de la ONU que el 15 de noviembre de 2022 certificara el nacimiento del habitante del planeta tierra número ocho mil millones.

 

La Tierra Prometida, de acuerdo a las citadas fuentes bíblicas, es la porción situada en las costas de Egipto hasta la orilla del río Éufrates, adonde llegara el pueblo judío en 1948 y por supuesto, sus antiguos habitantes, los pueblos árabes, desde entonces se han opuesto, por considerarlo una intrusión.

 

El primer gran conflicto, aparatoso y más en la forma en que la Gran Prensa operada por el poder económico mundial, lo reprodujera, fue la llamada Guerra de los Seis Días, entre el 5 y el 10 de junio de 1967, cuando quien esto escribe se iniciara en el periodismo.

 

La Fuerza de Emergencia de la ONU llevaba 10 años asentada en esa zona, con el pretexto de disuadir el conflicto armado, pero el presidente de Egipto, en aquel entonces República Árabe Unida, Gamal Abdel Nasser, expulsaría ante los numerosos enfrentamientos fronterizos.

 

El general israelí Moshé Dayán arrasaría con Egipto, Siria, Jordania e Irak, y se haría de la Franja de Gaza que acaba de invadir, así como la Península del Sinaí, el Este de Jerusalén conocida como la Ciudad Vieja, y los Altos del Golán.

 

A la Guerra de los Seis Días siguieron otras batallas como La Guerra del Desgaste, la Guerra de Yom Kpur, la Masacre de Munich, enmarcadas en las polémicas de los asentamientos judíos y el estatus de Jerusalén, entre otras.

 

Bueno, el punto es que desde 2021 hay un nuevo liderazgo mundial proclamado por el presidente de China, Xi Jinping, quien a muy pocos días de que tomara posesión el presidente estadunidense, Joe Biden en enero del citado año, cuando en un discurso ante el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, digital por supuesto, daría a conocer la muerte del globalismo y el nacimiento del multilateralismo y que, lo más importante, ningún país estaba facultado a tomar decisiones a nombre de todos los países del mundo, como hasta entonces lo hacía Estados Unidos.

 

Como paréntesis, nos preguntamos: ¿Será una casualidad que el dólar que estaba siendo vapuleado, incluso hasta por el peso mexicano, empezara a revaluarse con la guerra en Medio Oriente y hasta a empobrecer terriblemente a países como Argentina, con otra tremenda galopante inflación?

 

No, no es casual.

 

Pero China ya se hizo presente y le recordó a Estados Unidos que su papel en el Medio Oriente podría desatar otra guerra mundial.

 

Dejemos que lo digan los hechos:

 

El pasado 13 de octubre el canciller chino, Wang, respondió a preguntas de la prensa, en el marco del 12º Diálogo Estratégico de la Unión Europea y China, conjuntamente con el enviado Josep Borrel, y en torno a la Guerra Santa diría que: “Es imperativo que se establezca un algo al fuego lo antes posible”.

 

Y detallaría la ayuda humanitaria que proporcionaría China en la Franja de Gaza. Pero diría más: “La causa fundamental del conflicto radica en la injusticia histórica sufrida por el pueblo palestino, que no ha sido rectificada. China cree que solo cuando se realice plenamente la solución de los dos Estados, habrá paz real en Oriente Medio”.

 

Independientemente de que China haya enviado un alto funcionario, Zhai Jun, a visitar Oriente Medio y entrevistarse con los cancilleres de Palestina, Israel, Egipto, Arabia Saudita, entre otros países de la región, algo que no hiciera en otros conflictos como los ya relatados aquí mismo, el presidente Xi Jinping emite una declaración aún más contundente, a través del editorial del periódico oficial chino The Times Global.

 

Dice Xi Jinping:

 

“Para ser honesto, muchas personas en la sociedad china también creen que la autonomía estratégica de la UE es más que nada sólo palabras, y que sus acciones reales hacia China siguen el ejemplo de Washington. Por ejemplo, su desempeño en cuestiones relacionadas con los asuntos internos de China, como Xinjiang y Hong Kong, en los últimos dos años, su actitud actual hacia la cuestión de Taiwán y sus medidas proteccionistas en el comercio con el pretexto de ‘eliminar riesgos’ parecen todas una réplica de la política de Washington hacia China”.

 

Los periodistas Jim Cason y David Brooks, son más contundentes al informar que “EU siempre ha sido cómplice de la estrategia bélica israelí”, y detallan desde Washington y Nueva York, también el pasado 13:

 

“El secretario de Estado, Anthony Blinken, viajó a ayer a Tel Aviv para reiterar la fórmula de que Estados Unidos apoya a Israel, pero evitó reconocer que su gobierno, como todos los anteriores de su país, es en los hechos cómplice de la estrategia bélica israelí, financiando en parte la ocupación militar de Gaza, facilitando la ampliación de colonias en Cisjordania y permitiendo el desarrollo de armas nucleares de su aliado”.

 

LA COSA ES QUE…

 

Alguien, creo que el primer obrero del país, ha dicho reiteradamente que en estos tiempos ya es muy difícil engañar a alguien.

 

 

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Continuamos batallando en ese sentido, pero habremos de continuar.

 

Qué tal.

 

 

 

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