COSA DE PRENSA / La Guerra

 

A diferencia de aquello de que, “mientras más breve, mejor”, Xi Jinping le dijo al mundo, a través de tres mil 21 palabras, que China era a partir de aquel momento, la nueva primera potencia mundial.

 

  • Un muy viejo pleito de vecinos
  • Buena gobernanza, imperio de la ley
  • Luto humano que achica el alma
  • China, la nueva primera potencia
  • Primer movimiento en su ajedrez

 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

CIIUDAD DE MÉXICO, viernes 25 febrero 2022.- Las primeras horas de la guerra entre Rusia y Ucrania, de considerables bajas humanas y el resurgimiento del luto humano que achica el alma planetaria, no parece pleito de vecinos, sino primer movimiento de piezas en el ajedrez geopolítico en el que China desplaza a Estados Unidos.

 

Aunque haya voces ultraconservadoras que ven el vaso medio vacío, es decir, como el chileno Pablo Hiriart, que aún cree en el “necesario” potencial estadunidense, este conflicto armado, es la forma históricamente más sabia de asumir un liderazgo mundial.

 

Muchos presidentes mexicanos, como Echeverría, De la Madrid o Salinas, por citar solo unos cuantos, ejercieron gran violencia al asumir sus sexenios, para legitimar los cuestionables procesos que los llevaron al poder.

 

Así lo hizo Estados Unidos en 1945, cuando los amos del mundo le ofrecieran en la Conferencia de Bretton Woods, el entronizamiento del dólar y con él, el liderazgo económico mundial, y así lo hace ahora China, a dos años de su virus devastador, y contrario a las invasiones estadunidenses de Afganistan e Irak, con su inobjetable apoyo a Rusia.

 

En Aguascalientes dice mi compañero periodista y amigo, Claudio Bañuelos: “Como Jack El Destripador, vamos por partes”:

 

El 20 de enero de 2022 Joe Biden fue investido como 46º presidente de Estados Unidos y primero en la historia en robarse las elecciones, lo que derivó en que su país perdiera el liderazgo de primera potencia económica mundial.

 

Cinco días después, el 25 de enero siguiente, el presidente de China, Xi Jinping,  invitado de honor a la 51ª edición del Foro Económico Mundial de Davos, asumiría el nuevo liderazgo económico mundial con enérgico discurso y sonoro manotazo sobre la mesa, a que ninguno de los líderes del mundo se le opuso.

 

La mejor imagen del Nuevo Orden Mundial sería el arrodillamiento ante el también presidente del Partido Comunista Chino (de cuyo laboratorio militar en Wuham saliera el virus devastador) de Klaus Schwab, fundador del Foro de Davos, quien pronosticaría ahí mismo, que, en el cercano futuro de la humanidad, “nadie será dueño de nada”.

 

A diferencia de aquello de que, “mientras más breve, mejor”, Xi Jinping le dijo al mundo, a través de tres mil 21 palabras, que China era a partir de aquel momento, la nueva primera potencia mundial. Lo diría así:

 

“El futuro del mundo depende de cada decisión y acción que tomamos hoy. En este sentido, debemos dar solución a las cuatro principales asignaturas pendientes de nuestra era”.

 

1) Fortalecer la coordinación de políticas macroeconómicas para promover juntos el crecimiento vigoroso, sostenible, equilibrado e inclusivo de la economía mundial.

 

2) Segunda, desechar los prejuicios ideológicos para tomar juntos el camino de coexistencia pacífica, beneficio mutuo y ganancia compartida.

 

3) Tercera, superar la brecha entre los países desarrollados y los en vías de desarrollo para impulsar juntos el desarrollo y la prosperidad.

 

4) Cuarta, enfrentarnos juntos a los desafíos globales, en aras de crear juntos un futuro promisorio de la humanidad.

 

En cada uno de esos enunciados, Xi Jinping exhibe los grandes cambios que liderará a partir de entonces:

 

En el 1 se erige primera potencia mundial, en el 2 redefine, no etimológica, sino pragmáticamente, el socialismo globalizador; en el 3 ofrece combatir las grandes desigualdades entre países; y en el cuarto, da un paso al frente para encabezar el progreso de la humanidad.

 

Muy probablemente, ya con Estados Unidos en su pensamiento, como primera potencia económica mundial, el presidente chino enviaría su primer mensaje a un Joe Biden ausente, que se avergonzó de entregar el cetro a los ojos del mundo optó por no hacer presencia al decir:

 

“Ninguno de los problemas globales se puede resolver por un país de forma individual, y la única solución radica en la acción global, la respuesta global y la cooperación global”.

 

En su segundo mensaje, Jinping exhaltó el respeto a las reglas internacionales y el rechazo a la supremacía y el egoísmo; lo dijo así:

 

“Un sabio de la antigua China dijo que el imperio de la ley es ‘el comienzo de la buena gobernanza’… Basarse en las reglas y consensos alcanzados entre todos los países, en vez de obedecer las órdenes dictadas por uno o un puñado de países”.

 

Y líneas más adelante, en este mismo párrafo, el Presidente chino profetizaría lo que ocurriría la noche del 23 de febrero de 2022, cuando Rusia intensificó sus ataques a Ucrania; diría:

 

“Sin estas reglas internacionales elaboradas entre todos y respetadas por todos, el mundo terminaría siendo otra víctima de la ley de la selva, y los seres humanos sufriríamos resultados desastrosos”.

 

Actualizados este concepto pareciera que Xi Jinping condenaría por adelantado a Rusia, pero no es así; es al contrario: China apoya a Rusia y esto deberá ser suficiente para entender mejor el conflicto asiático, que no es nuevo, lleva algunos siglos, pero ya lo detallaremos en otro momento.

 

En el último párrafo de su discurso, Xi Jinping sostuvo:

 

“Las prácticas nos han enseñado una y otra vez, que están condenados al fracaso aquellos que busquen beneficio propio a expensas de los vecinos, que actúen por cuenta propia y que caigan en aislamiento arrogante”.

 

Y no, Jinping no hablaba del Oso, sino del Tío.

 

LA COSA ES QUE…

 

Se trata la primera guerra que la nueva potencia económica mundial, China, inicia a través precisamente de un viejo pleito entre vecinos: Rusia y Ucrania, que en otro momento explicaremos en nueve escenarios contundentes, que en nuestra opinión, de ningún modo encaminan al mundo una nueva conflagración mundial.

 

Habrá que estar muy atentos a lo que diga la gran prensa: La occidental achacará a Putin todas las desgracias, y la asiática no lo ve así; hay mucha diferencia en la BBC de Londres y la RT rusa, por ejemplo.

 

Qué tal.

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