COSA DE PRENSA / La Gran Prensa

 

 

  • AMLO nunca tuvo a la mano todos los ases

  • Se irá sin haber vencido a sus adversarios

  • ¿Quién financia a los medios importantes?

  • No necesitan de la publicidad del Gobierno

 

 

Javier Rodríguez Lozano

 

CIUDAD DE MÉXICO, viernes 27 septiembre 2024.- A solo cuatro días de que termine el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, nos percatamos que si bien es el politólogo más completo en México, con lo que logró cimentar un país más honesto y más próspero, tampoco tiene todos los ases de la baraja geopolítica a la mano.

 

Por ejemplo, ignora cómo se financia la Gran Prensa, porque si lo supiera no tendría por qué autorizarle publicidad, como lo hiciera en su gestión, aunque le descontara el 90% de lo que les daba Enrique Peña Nieto… Pero es demasiado tarde para enmendar, quizás lo haga Claudia Sheinbaum, siempre que corresponda a la heredad histórica, porque entonces sí, tendríamos un país de a deveras, del cual no estamos muy lejos.

 

¿Cómo se financia la Gran Prensa, en México y el mundo?

 

Hay documentación que lo prueba, es cosa de investigar, pero para no ir muy lejos citaré cinco casos emblemáticos e icónicos, independientemente de aquellos en el resto del mundo, como la Urbe de Hierro y la capital estadunidense, donde hasta premios otorgan a lo verdadero, que siempre será como decía Hegel: “Una orgía dionisiaca en la que todos están borrachos… Aunque contribuyan a la verdad, sin dejar de ser una mentira”.

 

El periodismo, decía Kapuscinsky, “no es para los cínicos”, sin embargo, 1) el empresario neoleonés Ricardo Salinas Pliego demostró que sí, aunque nunca será periodista; siempre será cínico, porque por no pagar 14 mil millones de pesos de adeudos fiscales, ahora pagará 35 mil millones, si no quiere ir a la cárcel como 2) el dueño de El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz en 1997, cuando se topara con un Ernesto Zedillo Ponce de León, hartado de los embustes editoriales y del columnista de moda, Francisco Cárdenas Cruz, quien lo balconeaba “un día sí y otro también”, desde que fuera secretario de Programación y Presupuesto con Carlos Salinas.

 

Antes, en 1976, aquel presidente con quien Andrés Manuel entrara a la administración pública y le inspirara “el amor de su vida” al indigenismo al ingresar al INI, el inefable Luis Echeverría Álvarez, no tendría suficiente materia gris para negociar con 3) Julio Scherer García, y prefirió orquestarle un golpe con Regino Díaz Redondo a la cabeza, acabando así como el mejor periódico de México y América Latina.

 

Excélsior entraba de eso modo a una nueva época, que terminaría en 2006 cuando su director, José Manuel Nava Sánchez, fuera asesinado y el periódico entregado por Vicente Fox a su homicida, el español Olegario Vázquez Raña.

 

¿A cuenta de qué? Preguntamos nosotros, y nos respondemos:

 

– Del neoliberalismo, que con aquella factura pagaba el robo de las elecciones de Salinas a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988.

La noche de su muerte, Nava Sánchez, un buen amigo nuestro desde sus años de corresponsal en Washington, además de mi director, comería con nosotros, un grupo de periodistas en el Club Primera Plana, en noviembre del citado año, y nos obsequiaría su libro, en el que relatabas sus últimos días; quedaba claro que el poder político neoliberal entregaba otra de las empresas del pueblo al extranjero.

 

4) La Prensa, el mejor periódico policiaco del país, dirigido por Mario Santaella de la Cajiga desde 1955, que en su época de oro tirara hasta medio millón de ejemplares diarios y fuera cuna de muchos de los mejores periodistas de México -entre ellos, quien esto escribe- sería otra víctima del neoliberalismo:

 

– Pretextando adeudos fiscales -era obvio, porque las cooperativas periodísticas no pagaban impuestos, aunque tampoco cotizaran al IMSS para pensionarse, lo que permitía a sus socios cooperativados tener los mejores salarios del periodismo mexicano: Era el caso de Excélsior, La Prensa, El Día y Cine Mundial.

 

En 1993, el oscuro Salinas de Gortari provocó una presunta quiebra financiera y a través de su achichincle Manuel Alonso, regaló el periódico al banquero Carlos Abedrop Davila y éste lo dejaría en manos del Grupo Prisa, que edita el pasquín El País, el principal adversario del México de hoy. Mario Vázquez Raña adquiriría ese periódico, por supuesto, regalado, en 1996.

 

Igual que con Excélsior, los cooperativados de La Prensa serían echados a un lado y pisoteados por el neoliberalismo voraz de Carlos Salinas de Gortari, sendos procesos jurídicos que nunca pudo resolver el Poder Judicial de la Federación, que ahora sabemos por qué: Por corrupto.

 

5) ¿Qué me dicen de la cadena periodística creada por el coronel José García Valseca, de los Soles de México?

 

Desde los años 40’s José García Valseca crearía sus primeros periódicos de la cadena, con El Fronterizo de Ciudad Juárez, El Heraldo de Chihuahua, El Sol de Puebla, su tierra; El Continental de El Paso, Texas, El Sol del Centro, en Aguascalientes, entre muchos otros, hasta 1941 en que sale el Esto, el primer diario deportivo y 1965 con El Sol de México, a todo color.

 

Ningún editor superaba a José García Valseca, ni el mismo “Ciudadano Kane”, con que el cineasta Orson Welles inmortalizara al William Randolph Herst (1863-1951), también, dueño de una gran cadena de periódicos en Estados Unidos y cuya nieta, Paty, fuera secuestrada por el Ejército Simbiótico de Liberación en 1975, que se proponía el derrocamiento de Richard Nixon.

 

“El Síndrome de Estocolmo”, llaman los sicoanalistas al hecho de que la víctima se enamore de su secuestrador, como le ocurrió a Paty Herst.

 

Pero todos estos temas no han sido lectura de Andrés Manuel López Obrador, porque si así hubiere sido no consintiera tanto a la Gran Prensa mexicana, como le recordara ayer en conferencia mañanera el youtuber Vicente Serrano, con medios que lo despedazan “un día, y otro también”, desde el 1 de diciembre de 2018.

 

Serrano se refirió a los 60 mil millones de pesos que en publicidad diera Enrique Peña Nieto a la Gran Prensa mexicana y le pidió su opinión:

 

– ¿Qué piensa o hacía dónde debe de ir el presupuesto de publicidad oficial, entendiendo que es dinero de los mexicanos y las mexicanas, cuando aparecen al tope de la lista, a pesar de que es mucho menos dinero, TV Azteca, Televisa, Radio Fórmula, sólo por mencionar algunos?

 

Y en el caso de los dos primeros, el dueño de TV Azteca tiene adeudos fiscales y en el caso de Televisa hay señalamientos de posible vinculación a casos de corrupción.

 

¿Debería el mexicano o la mexicana seguirle dando de ese dinero de publicidad oficial a esas empresas cuestionadas?

 

– Pues es un tema que debe de debatirse más. Nosotros tomamos una decisión de reducir considerablemente el dinero destinado a la publicidad, y eso se logró. Yo creo que nosotros ejercimos como, cuando mucho, un 10% de lo que se ejerció de publicidad en el gobierno anterior, cuando mucho; entonces, hubo ahorros importantes. Ahora lo que debe de resolverse es si ese 10 por ciento se debe de continuar destinando a los medios.

 

Yo soy partidario de que debe de haber publicidad.

 

Ahí está dicho todo: “Yo soy partidario de que debe de haber publicidad”.

 

LA COSA ES QUE…

 

Andrés Manuel López Obrador reconoce que dos de cada 10 mexicanos no lo quieren, como también admite que casi ocho de cada 10 mexicanos creen lo que les dice la Gran Prensa, cuando es falsa hasta la médula.

 

Ya citamos cinco ejemplos que denominamos emblemáticos e icónicos sobre cómo se financia la Gran Prensa; ahora cerraremos el último dato, aunque tenemos cientos:

 

¿Cómo sobrevivió Excélsior cuando antes de que Echeverría le diera golpe de estado en 1976, su gobierno ya no le daba publicidad?

 

Muy sencillo, a través de Juan Sánchez Navarro, entonces ideólogo del sector privado y corresponsal en México del poder económico global (sustituido a su deceso en 2006 por Lorenzo Zambrano y fallecido éste en 2014, por el actual Claudio X. González), le hacía llegar la publicidad de Palacio de Hierro, Liverpool y las grandes empresas trasnacionales en México, para salir adelante.

 

Así es como ha salido adelante la Gran Prensa mexicana en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, que no necesita de la publicidad del Gobierno.

 

Qué tal.

 

 

 

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