COSA DE PRENSA / Justicia Divina

 

  • Trump, Presidente sin llegar a las urnas

  • Se va Biden y llega Harris, su verduga

  • Ella coordinó la campaña contra Trump

  • Desde 2020 en que robaran la elección

Javier Rodríguez Lozano

CIUDAD DE MÉXICO, lunes 22 julio 2024.- Solamente el mundo espiritual sabe de Justicia Divina, pero a una semana de sobrevivir a un atentado, renuncia su adversario Joe Biden y es sustituido por Kamala Harris, quien operara desde el Capitolio el fraude electoral de 2020, y muy posiblemente también esté detrás de un servicio secreto somnoliento y del agujero en la oreja de Donald Trump, lo que lo convierte en automático, en el primer Presidente de Estados Unidos que no necesitó llegar a las urnas para ser reconocido por el mundo entero.

Ya prendieron sus veladoras la Gran Prensa, estadunidense y la Occidental en su conjunto, es decir, la europea, para que “El Donald” de Ivana, su primera esposa fallecida hace dos años, no se desquite ni desmantele instituciones como la OTAN y la ONU; es decir, para que no haga “locuras” como las de Manuel López Obrador, que con ellas tiene a México en el mejor momento de su historia.

Vamos a escribir de memoria (nos han hackeado los archivos de COSA DE PRENSA) pero en base a la cobertura que hiciéramos de la campaña de Donald Trump en 2020, cuando -muy semejante a como le hicieran a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 en México y a AMLO en 2006 y 2012- después de la medianoche de aquel martes 3 de noviembre, en que Trump arrasaba en la votación, “se caería el sistema” y se reanudaría horas después, pero ya con las cifras a favor de Joe Biden.

Rudy Giuliani encabezaría un equipo de alrededor de 500 abogados que trabajaron en todo el mundo, como en Barcelona y Frankfurt, incluso México, donde se “votó” electrónica e ilegalmente a favor de Biden.

Giuliani, aquel alcalde que venciera a la delincuencia organizada y pusiera en paz a Nueva York entre 1994 y 2001, y sus muchachos, documentarían en un expediente de 500 hojas, el fraude electoral con que Joe Biden -mas bien, el poder económico global- se robaría las elecciones, operadas desde el Congreso estadunidense por Kamala Harris.

La obra maestra de Kamala ocurrió el 6 de enero de 2021, luego que el Colegio Electoral ratificara a Biden como ganador de las elecciones, cuando partidarios de Trump protestaron en el Capitolio, y Harris acusara al presidente de haber generado los disturbios.

En las ciencias políticas de las mesas de dominó, como las del café La Parroquia, en el puerto de Veracruz, en los tiempos de Adolfo Ruiz Cortines, la primera enseñanza es que, al tirar la primera piedra, no solo se debe esconder la mano, sino acusar a la víctima de haberla tirado, que fue lo que hiciera Harris; y por otro lado, cuando el gabinete de abogados de Giuliani presentara sus alegatos en la Corte, el Supremo desestimaría toda denuncia en contra de Biden, exactamente igual que en México, tratándose de evasores fiscales como Ricardo Salinas Pliego y de personajes del crimen organizado.

En aquel “asalto al Capitolio”, preparado por los mismos que inventaran a “un tirador solitario” contra la oreja de Van Donald, hubo cinco muertos, y aquel expediente estuvo a punto de llevar a Trump al juicio político que lo hubiera sacado de la contienda, pero otra vez, el Poder Judicial “la vio cerca” y echó marcha atrás, al nivel de desestimar ahora toda acusación en su contra; porque sabe que Trump ya es Presidente y también, como AMLO en México, irá sobre jueces, ministros y magistrados corruptos.

Ningún presidente de Estados Unidos le había hecho tanto daño al país, más allá de la debilidad del dólar, el mundo en llamas en Ucrania, Gaza y Taiwán, Joe Biden ha sido el peor presidente en toda la historia de la Unión Americana.

Llega Kamala Harris como candidata presidencial y pondrá en peligro a su Partido Demócrata, porque las urnas le cobrarán en noviembre próximo, todos sus pecados en contra de Donald Trump, sin embargo, su pobre votación no pondrá en riesgo su subsistencia.

Damos por sentado que la política interior de Trump con todas las piedras en su camino -de ahí la llegada de JD Vances- no será de abrazos, sino de resorterazos.

Biden se dirigió en un escrito a su pueblo y mintió terriblemente; dijo:

“En los últimos tres años y medio, hemos hecho grandes progresos como nación.

Hoy, Estados Unidos tiene la economía más fuerte del mundo. Hemos hecho inversiones históricas en la reconstrucción de nuestra nación, en la reducción de los costes de los medicamentos con receta para las personas mayores y en la ampliación de la atención sanitaria asequible a un número récord de estadounidenses. Hemos proporcionado la atención crítica que necesitan un millón de veteranos expuestos a sustancias tóxicas. Hemos aprobado la primera ley de seguridad de armas en 30 años”.

LA COSA ES QUE…

Cualquiera que tenga algo de experiencia en la redacción de un texto de despida anticipada de un Presidente de Estados Unidos, primero en su historia y que no es nada menor, sabe lo ridículo que resultan esas primeras ocho líneas… Es decir, sigue dormido.

Después de referirse la primera ley de armas en 30 años, Biden aludiría en su escrito de renuncia a la Presidencia de EEUU, al nombramiento de “la primera mujer afroamericana para el Tribunal Supremo”.

No citó el nombre de la jueza Ketanji Brown Jackson, afroamericana como la misma Kamala Harris y el expresidente Barack Obama y Michelle Obama, como tampoco que ese cargo sería un regalo para Harris, quien además de fungir como vicepresidenta de Estados Unidos, controla también el Senado, que aprobó tal nombramiento… Es decir, en ese monopolio, ¿dónde está la democracia?

Además, hay que citar que la jueza Jackson trabajaría en la Comisión de Sentencias, desde donde redujo las penas de unos 12 mil sentenciados por delitos de narcotráfico, como la cocaína y el crack, exactamente como lo han hecho los jueces de distrito y ministros de la Suprema Corte de Justicia de México.

“Ha sido el mayor honor de mi vida ser su presidente. Y aunque mi intención era buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que renuncie y me centro únicamente en cumplir mis obligaciones como presidente durante el resto de mi mandato”, dice el epitafio político de Joe Biden.

Justicia Divina.

Qué tal.

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