COSA DE PRENSA / Incredibilidad

 

  •  Aún no hay nada para nadie
  • Me molesta no creerte más
  • Hoy sorprenderán al mundo

Javier Rodríguez Lozano

Lunes 9 noviembre 2020.- “No me molesta que me hayas mentido, me molesta que a partir de ahora no pueda creerte más”, parece decirle Federico Nietzsche a la gran prensa mundial que miente, miente y miente.

No prosperó el “madruguete” disparado por CNN al proclamar ganador al candidato presidencial demócrata, porque la autoridad electoral estadunidense aún no se ha pronunciado.

Este 2020 ocurrió más o menos lo mismo que con Al Gore en 2000, que obtuviera más de 500 mil votos contra Bush hijo el 7 de noviembre de 2020 y fuera CNN la que proclamara entonces un “empate técnico” y hoy un “ganador”.

Hace 20 años los tribunales proclamaron presidente al candidato republicano 37 días después; ¿cuántos días se tomará ahora para reconocer el triunfo de otro candidato republicano?

Esta semana será resuelto, afirman expertos judiciales no vinculados a los medios; y además, antes de que se acabe el día habrá una gran sorpresa: El “madruguete” de CNN será revertido por los tribunales con nuevas cifras.

Mi inolvidable maestro, nacido jalisciense y fenecido chiapaneco, Rafael Arles Ramírez (1901-1967), me halló un día de 1966 en su casa de la Bienestar Social de Tuxtla Gutiérrez, leyendo a Nietzsche y se enfureció conmigo.

Al año siguiente entendería el desacuerdo de mi maestro Arles con la idea de Nietzsche, con aquella desafortunada frase de “Dios ha muerto”.

Porque no podía ser que aquella indignación arlesca fuera por el incesto nietzscheano con su hermana y su amorío con Wagner, o porque Nietzsche presumía de conocer su suerte, algo poco común.

Así lo explicaría en su libro-memoria ¡Soy dinamita! Una vida de Nietzsche (Ariel):

“Alguna vez irá unido a mi nombre el recuerdo de algo gigantesco: de una crisis como jamás la había habido en la tierra, de la más profunda colisión de conciencia, de una decisión tomada, mediante un conjunto, contra todo lo que hasta ese momento se había creído, exigido, santificado. Yo no soy un hombre, soy dinamita”.

Singular pincelada que, además de pronosticar lo que Trump querrá, si lo dejan,  ser en el futuro, describe el estilo de Arles en la pluma de Vicente Francisco Torres, quien escribió en su ensayo titulado Cuentos mexicanos de hoy:

“La angustia, la degradación, la miseria y las sórdidas relaciones humanas de los bajos fondos están en todos los autores mencionados (José Revueltas, Rafael Ramírez -Arles-, Armando Ramírez, Roberto López Moreno, Emiliano Pérez Cruz, Rafael Gaona, José Contreras Quezada, Cristina Pacheco y Eduardo Villegas)”.

Rafael Arles Ramírez fue también amigo íntimo de Esperanza López Mateos. Ellos compartían el secreto aun inédito de la identidad de Bruno B. Traven, autor de Canasta de cuentos mexicanos; qué cosas.

Es la credibilidad la que está en juego, decimos nosotros.

“Es la nueva civilización mundial”, opina Daniel Estulin, descendiente de Gengis Khan, exagente de la KGB e investigador periodístico, que con la española Cristina Martín Jiménez, conocen muy bien a “Los amos del mundo”, ganadores de estas elecciones.

Con toda claridad, Estulin ha ofrecido en YouTube -más que en la prensa, la radio o la tv, el nuevo modo de saber la verdad de las cosas- detalles de la elección estadunidense.

Refiere que el equipo de Trump pidió que al imprimirlas, las boletas electorales llevaran un sello de agua, encriptado, de lo que nunca se enteraron sus adversarios y que tampoco fuera hallado en las boletas demócratas “ganadoras”.

Recordó Estulin que en 2016 votaron por Trump 61 millones y ahora muchos más de los 70 millones que le reconocen, y amplió, en una entrevista con Mercurio, periódico peruano presuntamente no alineado al Nuevo Orden:

“Lo que está en juego es: ¿Qué vamos a hacer como civilización? ¿Qué civilización vamos a ser: Humana o satánica? Esta es la verdadera lucha.

“Está en juego la filosofía meta simbólica humana para decidir si somos humanos que creemos en Dios, en  una Patria, en la familia y en la sociedad; o somos una civilización de animales satánicos dispuestos a todo por el poder”.

Una de las grandes enseñanzas de este proceso electoral, más allá de la irreversible incredibilidad (al menos para las mentes avanzadas que no compramos todo lo que nos venden los medios tradicionales ya obsoletos) es la desaparición de las ideologías partidistas.

Estulin lo explica así:

“Los dos partidos de Estados Unidos, Demócrata y Republicano, representan dos alas de los financistas globalistas satánicos. Son parte del liberalismo global planetario y no hay entre ellos y George Soros ninguna diferencia”.

Asegura el también conferencista mongol-soviético, Daniel Estulin, que “se está organizando una cosa que fácilmente te va a destruir como sociedad”.

Pero, “¿quién la financia? Fundación Soros y los institutos del Club Bilderberg, cuya lucha es el desmontaje del mundo, porque la lucha no es solo en Estados Unidos”.

Rafa Fernández es un periodista español que tampoco otorga credibilidad alguna a los grandes medios de comunicación españoles y de todo el mundo, y luego de horas y horas de transmisión en su canal de YouTube El Tribuno, apostilla y remata contundente:

“¿Quién decide las elecciones?

“¿Las autoridades electorales? ¡No!

“¿Los electores? ¡No!

“¿Los ciudadanos? ¡No!

“¿Entonces quién?

“¡Los grandes medios de comunicación en todo el mundo!”

(Si se consuma le llamaremos a “la caída del sistema americano” lo que en México conocemos como “madruguete”).

Estuvo a cargo de CNN que sería este sábado el primer canal de tv que, antes que la autoridad electoral, hiciera ganadores a los demócratas y que a partir de ya repiten hasta el cansancio la presunta legalidad del proceso.

Ese es el peso real de los grandes medios de comunicación del mundo y de México, alineados al poder económico mundial: Hacer creer lo que no se puede creer.

 

LA COSA ES QUE…

La cuestión es obvia, y también del tamaño del mundo, explicable solo para mentes mucho más que abiertas, además, verdaderamente honestas y responsables:

Qué tal.

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