- Polémica, negocio de 7.4 millones de visitas
- “Nunca desaproveches una buena crisis”
- ¿Envidia no ser el consentido presidencial?
- Apología a la Revolución de las Conciencias
Javier Rodríguez Lozano
CIUDAD DE MÉXICO lunes 1 agosto 2022.- Cuando renunciara a la dirección de Milenio porque se oponía al linchamiento de Andrés Manuel López Obrador, Federico Arreola epigrafiaría su retirada con una frase que no quiso saber de quién era, si de Churchill o de Hillary Clinton: “Nunca desaproveches una buena crisis”.
(Se ajusta más a una ‘ave fénix’ que resucitara de entre sus cenizas, cuando parecía que Hitler ganaba la Segunda Guerra Mundial, con su bota en el cuello de Europa desde Londres y París, que a una ingenua candidata presidencial que subestimara a Trump y éste le comiera el mandado en 2016).
Hoy la crisis en México es el poder público y el poder de la prensa.
Con la indefinición sobre si era una cosa o la otra, nacía el negocio de la vida de Federico Arreola: La polémica.
No, no lo decimos nosotros -aunque sí lo editamos, por supuesto- pero esa síntesis, dejó de ser hipótesis cuando la periodista Angélica Pineda la convirtiera en tesis, al publicar el 29 de noviembre de 2016, una entrevista con Federico Arreola García, director adjunto del portal de su padre, con el encabezado:
“SDP Noticias, haciendo de la polémica un buen negocio”.
Y en el sumario se pregunta la comunicadora: “¿Qué haces con un sitio que recibe más de 7.4 millones de usuarios únicos al mes? ¡Pides una entrevista con el Presidente de la República!”
El punto es que Arreola Castillo no tiene el mínimo interés en asistir a las mañaneras del Presidente López Obrador, porque le entretiene más el ciclismo español, ¿o será por la envidia que siente, y no precisamente de la buena, al saber que otro sea el periodista consentido del Mandatario, al que se le pegó solo para hacer dinero con lo rentable de su polémica.
A pesar de los innegables méritos de Arreola, ningún Presidente de la República le ha dicho a él ni a ningún otro periodista que es su consentido, como es el caso -único en toda la historia del sistema político mexicano- del periodista Carlos Pozos, Lord Molécula.
No se entiende de otra manera por qué comparte su gigantesco auditorio digital, líder nacional en su género, con los periodistas Lord Molécula, Vicente Serrano, Sandra Aguilar y Hans Salazar, tan solo para decirles que no son periodistas.
Pozos conoce muy bien -a mí me consta- la escuela de Jesús Reyes Heroles, que decía: “Habla mal de mí, lo que quieras; pero no me ignores”; porque en política -decimos nosotros- la indiferencia es peor que la muerte.
Aunque también, un periodista auténtico sabe tolerar mil cosas, menos que le digan que no es periodista; eso lo sabe muy bien este economista regiomontano, creador de grandes escenarios de “la matemática del dinero”, que privilegian más al éxito empresarial que la trascendencia periodística.
Un periodista auténtico tampoco “come carne de perro”, pero sí debe defenderse de su mordedura, y es lo que hace Carlos Pozos.
La periodista Pineda recuerda uno de los escenarios en que Arreola privilegia el negocio, antes que el periodismo, cuando en septiembre de 2015 conversara con Enrique Peña Nieto sobre los 20 mil memes del presidente en las redes sociales (y las burlas) así como su relación con AMLO.
Dice Pineda que: “El SDP es un portal informativo, pero es sobre todo una empresa de tecnología… La polémica y el debate son la miel que atrae a millones de usuarios, y junto con estos han llegado los anunciantes”.
Todo empezó hace unos días cuando Federico Arreola dijera en su columna, “Eppur paleros: AMLO. Lo que desea la comentocracia” y resaltara: “La magia de las mañaneras, que nos fascina, no sería posible sin paleros como Lord Molécula. Y qué bueno, Andrés Manuel, que los tengas. Pero, por favor, no les llames periodistas: no lo son”.
Y los invitaría a un respetable restaurante de la colonia Clavería, con una increíble colección de vinos mexicanos, no para pelear, sino para conversar; a lo mejor hasta con la presencia de los Lorets, los Joaquínes, o cualesquiera otras lumbreras de la centavista comunicación de los viejos regímenes.
“A mí uno de los paleros me cae bien, el señor Serrano. Al resto no tengo el gusto de conocerle. Ya les invitaré un café, inclusive a Lord Molécula, la caricatura del grupo”, dice Arreola.
Entendemos nosotros que solo para defenderse de una canina mordedura, Carlos Pozos, respetuoso de la tradición periodística, escrita y no escrita -otra vez, me consta- respondió a Federico Arreola:
“Referirme como ‘palero’ pese a que públicamente he aceptado que soy seguidor del proyecto del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, me resulta un despropósito ya que, según el Diccionario del Español de México, palero ‘es la persona que acompaña a otra para festejar sus actos y aparentar que aquélla cuenta con mucho apoyo”.
Agrega que siempre ha antepuesto su profesionalismo como periodista para distinguir, de algún modo, “mis simpatías hacia un proyecto y el compromiso con la verdad”.
Respecto a que no es periodista, Carlos Pozos la considera, “una apreciación sesgada de tu parte, ya que he sido reportero de varias empresas periodísticas y justo este año cumplo 40 años en el ejercicio de esta apasionante profesión y de ello puedes darte cuenta en el Registro Nacional de Profesiones, lo cual no me hace ni más ni menos periodista”.
Pozos, Lord Molécula, alude a otro de los escenarios en los que el respetado comunicador Federico Arreola, privilegia el negocio sobre cualquier otro noble propósito:
“Sin embargo y en contraste, tu historia ha sido zigzagueante ya que, por un lado −en 1993− fuiste invitado como observador de la campaña del priista asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta y después promoviste un sistema de redondeo para captar recursos para la entonces campaña a la presidencia del ahora Presidente López Obrador; como era de esperarse, esta ‘idea’ tuya fue rechazada por el entonces IFE. Pero después, en 2008, apareces −asegura el colega Jorge Ramos−, y así es, en la lista de periodistas chayoteros que recibieron dinero en la administración del ex presidente de México, Enrique Peña Nieto, para ser concretos ocho millones de pesos por aplaudirle”.
Federico Arreola, nacido en 1956 en Monterrey, donde Lorenzo Zambrano, finado presidente de Cemex fungiera por muchos años como corresponsal del Club Bilderberg, los amos del mundo, que tiene como vocero oficial en Hispanoamérica al periódico español El País, donde el economista Arreola ha colaborado
Este solo dato evidencia una circunstancia inobjetable, al menos para los estudiosos de la geopolítica, que conocen la respuesta a esta pregunta: ¿A qué intereses obedecen los grandes medios de comunicación en México y el mundo?
Su amlismo nació en 1994 cuando realizara algunos reportajes sobre Cuba, en 2000 funda la revista Milenio y al año siguiente compra una emisora radiofónica en Madrid, donde escribiría algunos artículos para el periódico El País.
Ya lo dijimos, ese periódico español es vocero del Club Bilderberg en América Latina, que en México podría ser aquella famosa cadena de periódicos surgida del emprendedurismo de un coronel, que quiso competir con William Randolph Hearst, “El Ciudadano Kane”, al que el presidente Luis Echeverría le agüó su venta al empresario Eugenio Garza Sada, con su asesinato a cargo de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
El 2 de octubre del citado año escribiría ahí: “¿Cómo habrá de afrontar el futuro presidente de México (Vicente Fox) los retos de su Gobierno? …Aunque Fox y su equipo se han dado cuenta que el Gobierno federal no es tan corrupto como se percibe desde fuera”.
Entonces “el gobierno no era tan corrupto”, según él.
El 27 de junio de 2006 escribiría en El País:
“El gusto por la verdad no impide tomar partido”. Esta expresión de Albert Camus la utilicé en mi carta de despedida al dejar la dirección de Milenio Diario. Renuncié en abril de 2005, cuando parecía inevitable el encarcelamiento de Andrés Manuel López Obrador, el actual candidato de centro-izquierda favorito para vencer el próximo domingo en las elecciones presidenciales mexicanas”.
Poderoso, sin duda muy poderoso el medio de Federico Arreola, SDP Noticias, segundo lugar en el Ranking de Medios Nativos Digitales, de El Economista y Comscore, que presentara ante sus 7.4 millones de visitantes mensuales las figuras indiscutibles de los periodistas Carlos Pozos, Lord Molécula; Vicente Serrano, Sandra Aguilar y Hans Salazar, todo los cuales recibirían también notables aumentos en sus respectivas audiencias digitales.
Una genialidad de tres bandas: De nadie enojado, todos contentos, incluso el señor del Zócalo, el primer obrero de México, aunque no les guste a muchos.
LA COSA ES QUE…
Y Lord Molécula asciende como las monedas digitales, esta vez gracias al comentario de Juan Pablo Becerra-Acosta, del pasado 30 de julio al recordar cómo Salinas asfixiaría al periódico Unomásuno dirigido por su padre, Manuel Becerra Acosta, quien decía a su hijo:
”El periodismo nunca debe ser apologista de un gobierno, a menos de que se trate de una revolución para derrocar a una dictadura”.
Y le envía un mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador:
“Perdón, Presidente, con todo respeto, y aunque eso caliente, yo voté por usted pero usted no es Juárez, tampoco Madero, ni estamos en una revolución (vivimos una sana alternancia, nada más), y no me va a decir que Lord Molécula y demás adláteres son Zarco y Mata. Ahora sí que no somos iguales, ¿eh? Digo”.
Muchos no lo ven, pero México vive la “Revolución de las Conciencias”, que obliga al periodista a tomar partido, como lo hiciera Federico Arreola al renunciar a Milenio; y como aconsejaba a su hijo don Manuel Becerra Acosta respecto de la apología a un gobierno, en el caso del de López Obrador, para derrocar la dictadura la corrupción y la impunidad.
Qué tal.