COSA DE PRENSA / Estamos preparados…

Niña, Rostro, Vistoso, Colores

  • ¿Para que la mujer gobierne al hombre?
  • La mujer al amanecer de los tiempos
  • Del “Sin propósito” al dominio absoluto

Javier Rodríguez Lozano

CIUDAD DE MÉXICO, lunes 22 enero 2024.—De la mujer “sin propósito”, del mundo homérico, a la mujer de los 60’s y 80’s, la de la liberación femenil inglesa, pasando por la mujer sumeria -la más antigua- y la hija de Zeus, Helena, la más hermosa, la de La Guerra de Troya, así como la misteriosa Circe de la Odisea; o Cleopatra, Josefina, Madame Curie, o Margaret Tatcher, entre muchas otras, al menos para México llegó la hora de la mujer.

El sistema político mexicano, surgido en 1929 no ofreció a su pueblo esta experiencia que ahora nos deja Andrés Manuel López Obrador, él sabrá por qué, porque eso de la honestidad es tan variable como la Ley de la Relatividad de Einstein, que finalmente encontrara lo absoluto en la Inteligencia Superior que creara el Universo, en cuyo espectro inescrutable el científico hallaría la inmortalidad.

Cuando Sócrates explicaba a sus alumnos qué era la filosofía –“amor a la sabiduría”, de acuerdo a la raíz latina de su etimología- les aconsejaba también no hablar de lo que no conocieran.

Por eso, cualquier hombre sabe que no existe nada más hermoso en la creación que la mujer; pero también, que la noche más oscura de su alma es igualmente una mujer.

Carlos Gardel (1890-1935) en el tango ganaría su fama con esa convicción, por ejemplo, en su himno personal escrito por él mismo en 1931 llamado: Tomo y obligo… “Tomo y obligo, mándese un trago / De las mujeres mejor no hay que hablar / Todas, amigo, dan muy mal pago/ y hoy mi experiencia lo puede afirmar”.

La liberación femenina vio la luz en el amanecer de los tiempos, no precisamente cuando en la Inglaterra de la Revolución Industrial del Siglo XVIII (1870) que cambiaba su condición de ama de casa a obrera, y del voto femenil, sino mucho antes de que Homero relatara el inmenso poder de Helena, la hija de Zeus, casada con Menelao y “raptada” -con su consentimiento, naturalmente- por Paris, el hijo de Priamo, rey de Troya, que desencadenara una lucha sangrienta de más de 10 años, y que concluyera precisamente cuando la hija del Dios del Olimpo evitara ser degollada por su ofendido exmarido, con tan solo mostrarle un seno desnudo, sino por la “vida sin propósito” que la mujer del mundo homérico llevaba.

Pero mucho antes, la mujer sumeria mostraba la otra cara de esa misma moneda: Se le consideraba la reencarnación de una diosa y predominaban como sacerdotisas de un templo, como hijas de Dios.

Las civilizaciones sumerias serían las primeras en vincular al Dios de los cielos con el poder terrenal, a través de la estrecha relación entre los templos y los gobiernos, condición que los aztecas conocieron mejor a partir de 1511 y 1519, con la llegada de los primeros españoles, González Guerrero, Gerónimo Aguilar y Hernán Cortés. Y que es vigente hoy en día, no en la forma, pero sí en el fondo.

El sitio Entre la historia y el arte nos cuenta cómo los sumerios desechaban el título de reina, y se referían solo a “la esposa del rey”, como la poderosa Puabi, de Ur, “equiparable solo con la importancia de las reinas acadias Tashlultum y Tutasharlibisch, además de la reina Shulgi-Simti, perteneciente a la III Dinastía de Ur”, subraya la citada fuente.

Pero lo que veía el mundo homérico no era el poder femenil sumerio, sino “la vida sin propósito” de la mujer en La Guerra de Troya y en sus poemas épicos de La Ilíada y la Odisea, sus principales obras, para muchos -como los romanos- no relatos mitológicos, sino reales, sin embargo, no definidos como tales.

Después de la guerra de Troya -donde alcanzaran celebridad las amazonas Hipólita, Pentesilea y Antíope”- y en su regreso a Ítaca, urgido por la diosa Atenea que le advertía que su bella esposa, Penélope, era ya pretendida por otros hombres y podría perderla, Odiseo busca cómo llegar a su casa, pero antes arriba con sus barcos a la isla de Eea donde la hechicera Circe, hija de Helios, Dios del Sol y Perseis, era custodiada en su castillo por leones y lobos, aparentemente feroces pero más bien pacíficos, que no eran más que los hombres que Circe había convertido en animales, como dulce venganza. Odiseo la vencería.

LA COSA ES QUE…

Pero la pregunta es: ¿Los mexicanos estamos preparados para que nos gobierne una mejor?

Los mexicanos -a diferencia de chilenos con Michelet, en Argentina con Evita y Cristina; Dilma Rousseff en Brasil, y la ecuatoriana Manuel Sáenz, pareja sentimental de Simón Bolívar, entre otras- no estamos preparados para ser gobernados por una mujer.

Y no es por machismo, sino porque los mexicanos sabemos quién es quién y hasta dónde somos capaces de llegar.

Y es que puede pasar que nadie se entere, como ha ocurrido durante todo este rodar del tiempo, desde Homero hasta nuestros días, en que nadie sabe a ciencia cierta qué fue de Helena.

Qué tal.

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