COSA DE PRENSA / Escuela de la Vida

 

 

  • De los periódicos a las redes sociales
  • Donde toda pregunta tenga siempre respuesta
  • ¿Qué creencias nos hacen más felices?
  • El dejar de sufrir nunca fue más fácil

Javier Rodríguez Lozano

Lunes 20 septiembre 2021.- ¿Qué tal, una Escuela de la Vida?

Las benditas redes sociales, más allá de que en ellas las personas serias aparezcan como que no lo son, son mucho más que llegaron a ser los periódicos y revistas, y la radio y la televisión en un  pasado no muy lejano, donde muchos aprendimos nuestras “primeras letras”.

Por ejemplo, aquella Selecciones del Readers Digest, con su sección chilena de Enriquezca su vocabulario, de tan gratos recuerdos tanto por sus contenidos, como por sus promociones: Libros, discos, álbumes, todos ellos inolvidables; o la otra revista, Life.

Y en la prensa diaria, en primerísimo lugar Excélsior, cuando fuera uno de los 10 mejores periódicos del mundo, dirigido por Julio Scherer; en el periodismo policiaco nadie competía con La Prensa de Mario Santaella; vaya, ni don Regino Hernández Llergo con Alarma, aquel cabezal que años atrás le comprara a Antonio “Indio” Velázquez, del semanario Guerra al Crimen, de los años 50s.

En aquellos años, digamos que hasta más o menos el techo de los 80’s, en cuya década apareciera la Internet (sí, es un vocablo femenino acuñado por Al Gore, con el sinónimo de la Supercarretera), la opinión pública era un muy extenso e interminable pergamino o papiro egipcio, scroll le llamaríamos hoy, de preguntas sin respuestas.

Entonces, los boletines de prensa se “refriteaban” en las redacciones y se publicaban con enfoques más o menos distintos en cada medio, al contrario de como es hoy en la provincia como Aguascalientes, donde los comunicados se publican tal cual los envían las oficinas de prensa, ahondando mucho más en la falta de respuestas a las preguntas fundamentales.

Luego de la Internet vienen las plataformas que le dieron sentido a las redes sociales: Google, Facebook, WhatsApp, Instagram, Twitter, y como en cascada lenta igual que el deshielo del invierno al terminar la primavera, una a una van siendo esclarecidas las más escabrosas, inéditas, esotéricas y ocultas, o masónicas para acabar pronto, de las interrogantes de la humanidad, a tal grado que hoy en día no existe en ellas, en las redes sociales, una pregunta sin respuesta.

No pasarán muchos años para que se vea que las máximas casas de estudio de todo el mundo, es decir, desde las más antiguas hasta las más modernas y prestigiadas universidades, paulatinamente se irán disminuyendo ante el boom de la ilustración tecnológica que está alcanzando velocidades casi, casi, como de la luz.

Lo único que hará diferente a los titulados académicos y los cerebros autodidactas cibernéticos será el método, pero aun así, el mundo del saber que también cambiará de “fuentes”, sabrá cómo organizar y presentar sus ideas.

En ese sentido, ¿qué tal una Escuela de la Vida”, con materias que no imparte ninguna institución de educación superior y que responda, precisamente, como una imperiosa e improrrogable necesidad, a contestar todas las preguntas.

Por ejemplo, nadie nos enseñó a ser padres y las fallas nos carcomen las entrañas; nadie nos enseñó a cuidar el dinero y el despilfarro de aquellos días en que el cuerpo sabe que es viernes nos empobrece más el alma que el bolsillo; y lo peor de todo, nadie nos enseñó a amar y mucho menos a manejar la sexualidad y en estos dos últimos océanos de  la ignorancia hemos fracasado la mayoría de los seres humanos en toda nuestra historia.

Los griegos decían que “mente sana en cuerpo sano”, es obvio que nuestra mente flagelada por tanto fracaso se esfuerce más de la cuenta para mantener un equilibrio, pero el cuerpo no sabe de engaños y termina enfermándose, la mayor parte de las veces, sin siquiera saber por qué; sin sospechar que todas nuestras broncas, nadie nos las provocó, sino nosotros mismos.

“El mayor enemigo del hombre es el hombre mismo”, eso lo podemos entender cuando se trata de guerras sin sentido, como las que provoca el Gobierno Global para poder gobernar a gusto y explotar a los débiles, pero la mejor metáfora dice que: “Mi mayor enemigo soy yo mismo” y que “la mayor aventura humana es la de buscarse y hallarse a uno mismo”.

En otras palabras, la madre de todas las batallas es la que libramos contra nosotros mismos.

Y el cómo interpretamos la vida lo aprendemos en las religiones, como las que describe Wikipedia, en el sentido de que, el cristianismo, islamismo, judaísmo y budismo, son las cuatro grandes religiones, que registran unas cinco mil 466 millones de personas, el 71.4% de la población mundial de alrededor de ocho mil millones en todo el mundo en este 2021 que se encamina a su último trimestre.

También una encuesta mundial de 2020 citada por la misma fuente reporta que el 84.4% de la población mundial se considera religiosa y el 15.6% como no religiosa.

Según la CIA World Factbook , dice Wikipedia, se estima que hay entre 180 y 200 millones de ateos en todo el mundo, un 2.4%;y en 2020 el 31.1% de la población mundial era cristiana, 24.9% islámica, 15.2% hinduista y 7.1% budista.

Es decir, en suma, otras fuentes reportan casi ocho mil personas que habitamos el planeta tierra, unas 500 millones de personas no profesan ninguna religión, muchas que las 200 millones que cita la CIA World Factbook.

Esto quiere decir que hay casi siete mil 500 millones de gentes que cuentan con una alguna religión.

De las cuatro que cita Wikipedia -Cristianismo, Islamismo, Hinduismo y Budismo, no sabemos por qué soslaya al judaísmo que parece ser la más antigua, aunque el hinduismo proclama estar aquí desde hace seis mil años..

LA COSA ES QUE…

La gran pregunta es ¿cuál de las siguientes religiones hace más feliz a sus feligreses? Cristianismo, con 2.200 millones de creyentes; islamismo, 1,700 millones; Judaísmo, 14 millones (dos millones menos que durante la Segunda Guerra Mundial) y Budismo, con entre 170 millones y 230 millones.

Esta es una de las primeras grandes preguntas que una Escuela de la Vida deberá responder, porque es clave su respuesta en la búsqueda de una verdadera felicidad, sin tanto alboroto.

Habría que revisar también qué religiones profesan los más más importantes países, como Estados Unidos que ha dejado el liderazgo mundial a China y los chinos parecen tener no solo una mayor tecnología, sino también fundamentos espirituales más certeros, desde Confucio y Lao Tse hasta Buda.

Este último ilumina otro país gigantesco, la India, donde el Tantra es justo eso, otro mundo, porque responde preguntas que nadie en otras corrientes del pensamiento contesta.

Modestamente hablando, nosotros, como Pablo Neruda, “confesamos que hemos vivido” y resucitado de entre los muertos, y sabemos de qué hablamos, por eso al imaginar una Escuela de la Vida no podemos menos que asombrarnos por la forma tan sencilla en que se puede llegar a la felicidad; o dicho de otra manera, a dejar de sufrir.

Qué tal.

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