COSA DE PRENSA / Claudia-EUA

 

  • Biden no dobló las manos a Sheinbaum

  • No quiere que le quiten su “patio trasero”

  • Claudia: “México para los mexicanos”

  • Los mercados presionan al peso adrede

  • 4T no permitirá que haya más despojos

 

 

Javier Rodríguez Lozano

CIUDAD DE MÉXICO, miércoles 12 junio 2024.- “No somos iguales”, les dijo la Presidenta Electa Claudia Sheinbaum, a la comisión enviada por el presidente estadunidense Joe Biden.

 

En una reunión entre “Los vecinos distantes” de Alan Rilding, México y Estados Unidos, quedó claro que aquellos que pidieran a Maximiliano que gobernara a los mexicanos, como Venustiano Carranza que en 1915 solicitara el aval del presidente Woodrow Wilson para superar a la Convención de Aguascalientes, de Salinas a Peña Nieto, que gobernaron con la supervisión estadunidense, hasta Xóchitl Gálvez, que en un periplo global pidiera lo mismo, aquella influencia ya nada tiene qué hacer en México.

 

“No somos iguales”, les reiteró Sheimbaum a los Biden, que además, van de salida y tampoco tendrán nada qué hacer para apretarle las tuercas a México; la Casa Blanca trumpista sí sabrá qué hacer y la prioridad no escrita, pero no por ello menor, será incluso más contundente que en sus inicios de 2018 con Andrés Manuel López Obrador: “México para los mexicanos”, la nueva filosofía del México moreno, más allá incluso, de la Doctrina Monroe de las últimas dos centurias en el vecino país del norte.

 

El “No somos iguales” sorprenderá a México y al mundo.

 

Desde1909 en que Estados Unidos pusiera la mira en México por primera vez en la historia, cuando el presidente William Taff llamara a El Paso, Texas a su homólogo mexicano Porfirio Díaz, hasta Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, que bajo la supervisión estadunidense acordaron en Washington los puntos finos del neoliberalismo -es decir, la entrega de México al extranjero- la riqueza mexicana sería saqueada inmisericordemente.

 

“Aquello no volverá a suceder”, le advertiría Claudia Sheinbaum a la clase política estadounidense dominante por ahora.

 

Por eso es que la Presidenta Electa explicaría esa reunión como “informal y sin agenda pactada”; es decir, no fue registrada ni por imaginario “diario de los debates”, ni en la bitácora diplomática de cancillerías y embajadas, ni en la larga lista de intervenciones, perdón, encuentros entre los dos países, en los que la Unión Americana buscó siempre cómo controlar a México.

 

Esta vez, entre 2024 y 2030, Estados Unidos no tendrá ya más patio trasero, ni sus principales instrumentos de dominación como la ONU, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), actualmente adueñados de Argentina, tendrán influencia alguna en México.

 

Antes de que se iniciara la reunión de este martes, Sheinbaum explicaría los periodistas que la comisión Biden se había reunido con el gobierno de López Obrador y que ella se reuniría también con los visitantes de la administración Biden:

 

“No hay una agenda pactada, sino sencillamente conocernos y a partir de ahí, después de la reunión, los atenderemos”, diría a la prensa.

 

En la reunión participaron, entre otras personalidades, además de Juan Ramón de la Fuente, encargado de la transición, y el senador electo Omar García Harfuch, Elizabeth Sherwood-Randall, asesora del presidente Biden para Seguridad Nacional, y el embajador estadunidense Ken Salazar.

 

De la Fuente también confirmaría la informalidad de la agenda, casi podría decirse que ocurrente y casual, como si los funcionarios estadunidenses no tuvieran otra cosa que hacer.

 

Cualquier alumno del Instituto de Estudios Diplomáticos Matías Romero, de la cancillería mexicana, sabe que todo contacto con el exterior es sobre “los temas bilaterales”, esto es, inherentes a cada país.

 

“Temas propios de la relación bilateral. Yo creo que no hay una agenda muy puntual esta primera reunión, es una primera aproximación y se van a tocar en términos generales los temas de la relación con Estados Unidos. Es muy bueno que haya habido esta iniciativa por parte del Presidente (Joe) Biden y creo que es una muestra de su atención a lo que ocurre en México y a sus deseos de que continúe una buena relación, obviamente la relación es muy compleja”, explicó.

 

A diferencia del lenguaje diplomático, ese que no llama a las cosas por su nombre, sino que solo las insinúa o las sugiere, el lenguaje periodístico no puede columpiarse en las mismas ramas de aquel árbol y está obligado a ir al grano:

 

Porque Biden cree que va a ganar las elecciones de noviembre próximo, algo materialmente imposible pues su fragilidad ha quedado más que demostrada con el actual estado geopolítico del mundo, la comisión Biden vino a leerle la cartilla a la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quizás pensando que por tratarse de una mujer podrán apantallarla fácilmente; pero eso es un grave error.

 

Claudia Sheinbaum les dijo a sus visitantes: “No somos iguales” y les explicó que de ninguna manera, México volverá a permitir ni ser saqueado por el neoliberalismo, ni presionado o manipulado a favor de alguna hegemonía dominante, como la ejercida por el vecino país del norte desde Antonio López de Santa Anna (“Acuérdate del Álamo”) y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

 

 

Naturalmente, en esa reunión no se abordó el tema del comportamiento de los mercados, luego del triunfo de Morena y la 4T en las elecciones del pasado domingo; no se platicó nada acerca de cómo en estos momentos, Estados Unidos a través del poder económico global, es decir, la ONU (como la OEA, que le niega su derecho a defenderse de atropellos como el ecuatoriano), pero fundamentalmente del Banco Mundial y del FMI, algunos grandes inversionistas retiraron momentáneamente sus capitales del mercado mexicano, para debilitar al peso y volverlo a jalar a niveles cercanos a los del sexenio pasado.

 

El poder económico global, a través de las citadas instancias geopolíticas y financieras, busca presionar a México para que en las reformas que plantea el Plan C, que buscan acabar con la corrupción de jueces y magistrados del Poder Judicial de la Federación, no haya cortadero de cabezas y se mantengan algunos resquicios por donde la impunidad, como la que cobija a Ricardo Salinas Pliego, sobreviva, lo cual no será posible.

 

LA COSA ES QUE…

 

 

En resumen, la visita de la administración Biden y el retroceso del peso, no son más que presiones de Estados Unidos y del poder económico global, en contra de los gobiernos de la nueva democracia mexicana.

 

Si con Andrés Manuel López Obrador esas presiones no pudieron, con Claudia Sheinbaum Pardo menos: “No somos iguales”.

 

Es pregunta:

 

¿Alguien podría explicar por qué participó en esa reunión el senador electo Omar García Harfuch?

 

 

De la misma mandra que en su momento, AMLO manifestara pública y contundentemente su simpatía para Claudia Sheinbaum, igual ahora, Claudia Sheinbaum manifiesta lo mismo, aunque solo sea simbólicamente -que yo diría, icónicamente- por el nieto de aquel general que le advirtiera a Gustavo Díaz Ordaz que el Ejército le retiraría su apoyo al candidato Luis Echeverría y surgiera una deuda que el sistema político mexicano de entonces nunca saldaría.

 

En el nuevo sistema político mexicano, llamado 4T, la cosa será diferente.

 

Es la primera señal, no solo sobre el perfil del próximo secretario de Gobernación, sino el primer apunte relacionado con los procesos de sucesión presidencial de 2030. Acuérdense.

 

Qué tal.

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