COSA DE PRENSA / Arrodillados

 

¿Por qué la insistencia en un México débil?

Sobrevivimos el síndrome de La Conquista

Malinchismo de rodillas a fuerzas externas

 

Javier Rodríguez Lozano

CIUDAD DE MÉXICO, miércoles 5 octubre 2022.- México, país de contradicciones, se enfrenta a la más incoherente de sus controversias históricas: Algunos no quieren que su Ejército combata a sus enemigos para que continúen el saqueo, mientras otros ejércitos prácticamente están en pie de guerra.

Surgido del sometimiento de la voracidad española de 300 años, ni en la Reforma ni en la Revolución conoció los privilegios de la libertad, siempre condicionada por malos mexicanos que valoran más el extranjerismo que a las bondades del Estado Mexicano, como ocurre hoy, 200 años después de su independencia.

¿Cuál es la naturaleza de los ejércitos de todos los pueblos de la tierra? ¿No es acaso la defensa irrenunciable de los enemigos de la patria? El crimen organizado, arropado por el poder económico global y por todos los malos gobiernos del mundo, ¿acaso no es el principal enemigo público de todas las sociedades libres?

Imaginemos por unos instantes, que en este 2022 se desborda el tablero geopolítico, igual que en 1939 cuando Alemania invadiera Polonia y para 1942 París y Londres estuvieran ya arrodillados y con la bota de Hitler en el cuello; año en que los alemanes nos hundieron al Potrero del Llano y al Faja de Oro y hasta tres años después, Ávila Camacho metiera a México a la Segunda Guerra Mundial, a través del Escuadrón 201 que honraría a la patria en Filipinas, ¿Qué haría México si fuera obligado a participar en una nueva conflagración mundial?

En estos momentos el mundo está sentado en barril de pólvora, donde las 10 principales potencias militares del planeta, según el índice de poder militar (2022) citado por el sitio web Global Firepower y con datos del Balance Militar 2022 del International Institute for Strategic Studies (IISS), así como sobre los arsenales nucleares del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), esas potencias militares son: Estados Unidos, Rusia, China, India, Japón, Corea del Sur, Francia, Reino Unido, Pakistán y Brasil, imaginariamente algunos de ellos, con un cerillo prendido en sus manos.

Si en este escenario mundial tan convulso como en la Segunda Guerra Mundial, México estuviera urgido de definir su postura, seguramente los enemigos de la patria pedirían que el Ejército mexicano no saliera de sus cuarteles, porque defenderse “sería violatorio de los derechos humanos”, unos derechos humanos que no respetan ninguna guerra y tampoco, ninguna potencia.

La anexión de cuatro poblaciones ucranias a Rusia y las operaciones de la OTAN, cada vez más cerca de Taiwán provocando a China, lo mismo que los amagues de Corea del Norte a Japón y las sanciones estadunidenses al Kremlin y el boicot del gas ruso a Europa, son ya episodios concretos de un escenario mundial en crisis bélica, en el que la seguridad nacional es prioridad que no tiene por qué estar sujeta al capricho de los poderes económicos globales, ni de nadie que no sea su pueblo.

Un reporte de CNN nos da una idea del poderío militar de las naciones citadas:

“Estados Unidos, por ejemplo, supera ampliamente al resto de los países en la lista en cantidad de aviones, armas nucleares –en una suerte de empate con Rusia– y gasto militar –que significa mayores niveles de inversión y mantenimiento. Rusia, en cambio, supera a todos en cantidad de tanques y en armas nucleares –apenas por encima de Estados Unidos–, pero con un gasto militar relativamente bajo, superado por todos en la lista excepto Pakistán y Brasil”.

LA COSA ES QUE…

La polémica doméstica respecto a si el Ejército Mexicano debe realizar tareas de seguridad es más que estéril, frente a la problemática mundial en su conjunto.

Es claro que los enemigos de México, igual que en 1521, 1821, 1857, 1910 y 1920, siguen siendo los mismos 500 años después.

Tienen otra batalla más en el Senado.

“La verdad -dijo alguien- nos hará libres”.

¿Pero cuándo?

Qué tal.

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