COSA DE PRENSA / Amantes desventurados

 

  • Azteca sumiso y chichimeca indómito

  • Verona italiana en la Región Caxcana

  • ¿Un drama shakesperiano o zacateco?

 

Javier Rodríguez Lozano

APOZOL, Zac., lunes 20 junio 2022.- Quién sabe cómo, dónde y por qué inició esta historia, lo cierto es que si la vemos calmadamente podría ser la de Ella o la de Él, o en todo caso, la de la mayoría de ustedes y la nuestra también. Pero antes, hurguemos en nuestros orígenes, el de las crónicas injustas.

Son dos los escenarios de este relato:

El primero es una honda meditación en voz alta sobre los perfiles que nos dieran origen, entre la fundación tenochtitleca de 1325 y el conquistador 1519 azteca, ofrecedor de tesoros a cambio de lentejuelas y espejitos; y el de las naciones “tastuanas” (las jaliscienses Ahuacatlán, Huaynamota, Huaristemba y Teocaltiche, y los indómitos tlaltenangos y caxcanes del sur zacatecano, y norte de Aguascalientes).

Entreguismo o reciedumbre entre dos reinos: el de la Nueva España y el de la Nueva Galicia.

Cada 24 de junio se festeja en la Región Caxcana (Juchipila, Jalpa, Moyahua y este hermoso Apozol, hoy “tierra caliente” como tantas otras en el país), el Festival de los Tastuanes para recordar, además, la Batalla del Cerro del Mixtón 1541-42, donde se registraría el más sangriento capítulo de La Conquista, que nos daría a los mexicanos la dignidad que hoy distingue al espíritu 4T de Andrés Manuel López Obrador, el de: “México para los mexicanos”.

Y el segundo, es un relato figurado de los amantes desventurados, que querrá seguir los consejos de Gabriel García Márquez, en aquello de que lo novelado es mitad cierto y mitad inventado; y los de Mario Vargas Llosa, con respecto a lo coloquial y fresco, para hacerlos lo más creíbles posibles.

Pero mejor, con nuestro personal estilo, estrictamente periodístico, es decir: “¡Al chile, sin andarnos por las ramas y las medias tintas!”

Con Romeo y Julieta, drama shakesperiano nacido de un pleito callejero Capuleto y Montesco, quizás de 1597, creíamos escrito todo con respecto a los amantes desventurados; pero no, la mente, como en el tiempo y en el espejo, nos engaña, vaya sorpresas y chascos con nos encontramos al andar, pero todavía más al desandar los caminos, al regresar no por nostálgicos, sino para recoger nuestras pisadas.

Tampoco nos queda claro que el Macondo de aquel reportero que fuera García Márquez, sería todo lo que necesitábamos saber de los amores incestuosos o, “biológicamente indebidos”, para dejar pasar otras ecuaciones impensadas, pero no por ellos menos vivas, de las pasiones humanas todavía por descubrir.

Por supuesto, no se vayan con la finta, no es este el tema central de esta crónica histórica y sentimental; más bien, nos gustaría platicar de uno de los tantos escenarios que en aquellos viajes planetarios encontraría El Principito, de Saint Antoine de Exúpery, que tiene que ver con el amor impersonal, incondicional, auténtico y sin igual.

Quizás no tanto como el de Ana Karenina y el conde Alexei Alejandrovich Karenin, o el de Scarlett O’Hara y Red Butler de Lo que el viento se llevó, aunque sí, un poco más parecido al de la portorriqueña Shark, María, hacia el jet Tony, el de otro neoyorkino pleito callejero de Amor sin Barreras.

No, no va por ahí nuestro relato, más bien se ajusta como calca en papel carbón, no a aquel Paraíso Perdido de John Milton, referido al “primer amor universal”, sino más bien al Yorkshire de Emily Bronte, en donde Catherine y Heathlciff, un gran amor desventurado, nos trae aquí, desde aquellas Cumbres Borrascosas, al Cerro del Mixtón en Apozol, Zacatecas.

Aquí, Ella y Él reproducen involuntariamente, pero al pie de la letra y como guion dramaturgo en una mano y la partitura musical en la otra, los latidos de dos corazones extraviados y los suspiros de una flauta y un saxo, tanto festivos como melancólicos, muchas veces enmarcados en el Festival de los Tastuanes.

LA COSA ES QUE…

Hemos superado lo más difícil de empezar a recorrer quizás, el más largo de los caminos: dar el primer paso.

Lo que siga será tan lejano como nos quiera llevarnos el imaginario de un pensamiento que tampoco se rinde, que tiene que decirnos todavía mucho más.

Esta historia de Amores desventurados y Crónicas injustas -o a la inversa- inicia hoy.

En el futuro se identificará como “Amores desventurados 2”, y consecutivamente, hasta verle la luz a la otra orilla del túnel, donde muchas y muchos de nuestros amables lectoras y lectores, se alegrarán de confirmar que conservan latente su capacidad de asombro.

Qué tal.

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