- El Presidente y las y los reporteros
- “Autopsia” a problemas nacionales
- Especulaciones, traición a la Patria
Javier Rodríguez Lozano
AGUASCALIENTES, Ags., jueves 21 mayo 2020.- Hablo en términos periodísticos. Salvo las anécdotas de los presidentes desde Manuel Ávila Camacho y hasta Gustavo Díaz Ordaz, sobre sus relaciones con Carlos Denegri, en aquellas fuentes de la Presidencia de la República de los llamados regímenes neoliberales y conservadores -excepto uno que hoy vamos a recordar, poniéndonos de pie con la mano en el corazón: el de Adolfo López Mateos- era un ‘sacrilegio’ el que una reportera como Isabel Zamorano o Ada Hernández Delfín, o Irma Fuentes o Isabel Arvide, por ejemplo; o un reportero como Juan Nieto, Chucho Saldaña, Roberto Noriega, Miguel Reyes Razo, Fidel Samaniego o Abelardo Martín, le hicieran una pregunta incómoda al Presidente. Esta figura imponía, no respeto, ni miedo; simplemente institucionalidad, no porque se tratara de un ciudadano común, sino porque fue y seguirá siendo el Estado Mexicano mismo, representado por un ciudadano muy poco común, digno de respeto por toda y todo mexicano, sin excepciones… Ningún Presidente tuvo necesidad de dar cuenta de sus actos a la prensa, como ahora lo hace con los principales problemas nacionales, de manera “autopsiada” -microscópica, fuerte y clara- Andrés Manuel López Obrador… Hoy se le puede preguntar al Presidente de todo, y se le pregunta de todo, aunque no todo sea relevante. No es el caso de la pregunta del reportero de El Universal, Alberto Morales, ayer al Presidente, sobre la práctica de fracking, según contratos otorgados por la Comisión Nacional de Hidrocarburos… Pero como siempre, las y los jefes de Información de los periódicos tendrán que pensar muy bien qué ordenan preguntar a sus reporteros al Presidente, porque el Ejecutivo hace verdaderas exposiciones magistrales de toda la fenomenología corrupta e impune de México, y “el tiro sale por la culata”. AMLO respondió: “Nosotros no estamos utilizando la práctica del fracking ni se va a utilizar”. Y luego de precisar la diferencia de los contratos entre fracking y convencionales, aclaró: “Cuando sacó la nota El Universal no tenía yo este informe y, sin embargo, ayer dije: ‘No es cierto’, porque nadie se puede atrever a desconocer una disposición, nadie lo haría”… Tampoco, ningún jefe de prensa de la Presidencia, desde don Fernando Garza y hasta Otto Granados o Carlos Salomón o David López, hubo alguno que respondiera “en tiempo real”, al bote-pronto y de inmediato, a las necesidades del Presidente, como ayer en que AMLO le pidiera a Jesús Ramírez Cuevas mostrara una carta histórica, de cuando Adolfo López Mateos nacionalizara la industria eléctrica que refleja con toda claridad, repetimos, la fenomenología de la corrupción y la impunidad que había, y que aún hoy se niega a morir en México. Primero dio a conocer un comunicado de Pemex, que clarifica que no hay proyectos de fracking: “El plan de desarrollo autorizado por la Comisión Nacional de Hidrocarburos el 14 de noviembre de 2019 contempla la perforación de un pozo no convencional, el cual no tiene programa de perforarse en esta administración”, admitió… Después de dar salida a la pregunta sobre contratos a familiares de Enrique Peña Nieto, “hay que revisarlo”, diría, López Obrador, inició lo que llamamos exposición magistral, sobre corrupción e impunidad: “Yo lo que puedo comentarles es que venimos de un régimen caracterizado por la corrupción y llega algún tiempo limpiar”. Y recordó que ese mismo periódico había publicado que su administración quería estatizar la electricidad. Aprovechó: “Ahora hay una polémica porque lo mismo de las farmacéuticas sucedía en la industria petrolera, en la industria eléctrica, ahora hay protestas porque estaban haciendo jugosos negocios en la Comisión Federal de Electricidad, no sólo a costillas del erario, sino afectando al pueblo, porque al pagar más por la energía eléctrica que se les compraba a estas empresas se tenía que aumentar el precio de la luz. Ahorita hay una campaña, hasta en los periódicos más famosos del extranjero, que vamos a estatizar. No, lo que estamos haciendo es, poniendo orden y acabando con la corrupción que existía en la Comisión Federal de Electricidad: influyentismo, corrupción, sobreprecios, de todo”… Recordó que, en el asesinato de Venustiano Carranza, que hoy 21 de mayo se conmemora el centenario, intervinieron guardias blancas de las petroleras extranjeras… Jesús Ramírez Cuevas leería aquella carta histórica del 27 de septiembre de 1960, con la nacionalización de la industria eléctrica, en la que el presidente Adolfo López Mateos advertía a las y los mexicanos sobre los peligros que enfrentaría México en política energética: “Les devuelvo la energía eléctrica, que es de la exclusiva propiedad de la nación, pero no se confíen porque en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros. Ni un paso atrás fue la consigna de don Lázaro Cárdenas del Río al nacionalizar nuestro petróleo. Hoy le tocó por fortuna a la industria eléctrica. Pueblo de México, los dispenso de toda obediencia a sus futuros gobernantes que pretendan entregar nuestros recursos energéticos a interés ajeno a la nación que conformamos…”
LA COSA ES QUE…
En México -concluyó Adolfo López Mateos- la Constitución es muy clara, “los recursos energéticos y los yacimientos petroleros son a perpetuidad propiedad única y exclusiva del pueblo mexicano, el resto de las especulaciones al respecto son traición a la Patria. Industrializar al País no implica una subasta pública de nuestros recursos naturales ni la entrega indiscriminada del patrimonio de la Patria”; qué tal.