- En terapia intensiva al cumplir sus 39
- Dio luz Ealy Ortiz en 25 octubre 1981
- Con dinero del gobierno de Landeros
Javier Rodríguez Lozano
Hidrocálido gestaría su “cigoto”, como llama Dianética al principio de la vida, en la Feria de San Marcos de abril de 1981, a la que asistiría Juan Francisco Ealy Ortiz, aficionado a la belleza aguascalentense, por el Güero Landeros, amigo de toda la prensa de la época, en una borrachera en la que estuviera Agustín Morales.
La noche del viernes 21 de agosto de 1981 una mujer tomaba fotos de la tele, de la pelea de Salvador Sánchez Narváez contra el boricua Wilfredo Gómez, mientras su marido escribía en la penumbra, porque se iba la luz, la crónica de lo que él no sabía sería la pelea del siglo del boxeo mundial.
Así se armaban las ocho columnas de la edición número cero del periódico Hidrocálido que dirigiría con las patas Agustín Morales Padilla; auspiciado por el gobernador Rodolfo Landeros Gallegos que prestaría el dinero y conseguiría que su amigo Ealy Ortiz, dueño de El Universal, ayudara en una sociedad que se prolongaría hasta 1998.
Trabajando intensamente, la mesa de redacción llegó a la noche del sábado 24 de octubre del citado 81. Al día siguiente, el presidente José López Portillo; el gobernador Rodolfo Landeros; y el editor asociado Juan Francisco, inaugurarían el periódico que decía llevar la verdad por delante.
Pero resulta que en toda la noche no se apareció el director general, Agustín Morales; se había ido de copas con los invitados. Poco antes de rayar el sol arribaría al periódico, pero hasta las manitas de borracho, solo para renunciar a su editor porque algo no le había gustado.
Con todo, en las primeras horas del domingo 25 de octubre aparecía a la luz pública el primer número del periódico Hidrocálido. Aquel dinero del pueblo con que se fundara ese periódico nunca regresaría a las arcas aguascalentenses.
Exactamente igual ocurrió con los dineros del gobierno de Miguel Ángel Barberena Vega, “invertidos” en cinco estaciones emisoras de radio de Agustín Morales Padilla, que tampoco serían resarcidos al erario público.
Dicen que lo que mal empieza, mal acaba.
Ningún gobernador de Aguascalientes ha reclamado ese recurso público y antes al contrario, el actual ha tolerado porque no sabe defenderse, que todos los días ese impreso creado con dinero de las arcas públicas, le insulte soezmente, sin el mínimo indispensable sentido de la ética periodística.
Pero el inminente velorio de ese periódico no lo pregonamos nosotros, lo hace la justicia divina y le ayudan sus propios periodistas que algunas vez brillaran intensamente en sus filas.
En los últimos días han aparecido en Facebook textos del periodista Maurilio Batres, (a quien respetamos su gramática, ortografía y sintaxis) que fuera jefe de Información de ese periódico. Su texto dice mucho, sin decirlo explícitamente:
“Ésta es una verdadera historia te rro ri fi ca
Se llama PRESUNTO DOCTOR
Dicen los que saben que esta historia se presentó desde hace tres años allá por el fraccionamiento Américas, exactamente, por la esquina de quinta avenida y Ecuador, por donde se encuentra la escultura de el líder, Y comenzó a tejerse cuándo llegó a una de las fincas uno que se hacía decir doctor, el presumía de qué había estudiado en Europa, de que sabía mucho de letras, pero con el paso del tiempo lo único que quedó al descubierto fue el terror que le causó a muchos El trato selectivo que le dio a unos, y los privilegios que le ofreció a manos llenas a otros.
Este presunto doctor contaba con el apoyo de la jefa para hacer de las suyas y bastaba con que le dijera le subes el sueldo a este o aquel, porque ellos son mi gente, y la jefa de inmediato le obedecía.
Nadie supo que había sucedido con un grupo de españoletes, pero el presunto doctor pronto comenzó a hacer de las suyas y pocos meses le bastó para conocer el secreto de los sobresueldos, que a la poste ocasionó una gran quiebra en una de las empresas de la zona.
El presunto doctor contrató a un grupo de Millennials, les dio sueldos estratosféricos y a los que ya trabajaban en esa empresa, simplemente les aplicó lo que después se conoció como las compensaciones. Era un sobresueldo, se daba a quien le caía bien el presunto doctor, y mientras unos andaban en harapos, otros hasta carros nuevos se compraron.
Era una política de terror y si no que se la cuenten decenas de almas en pena qué no tenían ni para comer y para acabarla, después por los excesos, las compensaciones, los sobre sueldos y los privilegios que se ofrecían a quienes el presunto doctor llamaba “mi gente”, “mi equipo”, causó terror.
Por las noches se escuchaban los gritos desesperados de quienes andaban en harapos, todos hambrientos, todos desesperados, pero sin embargo ese presunto doctor se auto designó un sueldo que ya ni Andrés Manuel López obrador o Martín Orozco Sandoval lo tenían. Exactamente 270,000 pesos era su ingreso mensual ahí usted sabrá. Muchos aseguran que fue la pandemia lo que llevó a la quiebra a una de las empresas del fraccionamiento Américas, pero sin embargo otros ya dieron a conocer que fueron los excesos del presunto doctor y de la jefa, los sobresueldos y las compensaciones los que llevaron a esa situación a una de las empresas que en su tiempo fue la más sólida de Aguascalientes.
No fue la pandemia fueron los excesos esos gastos que nunca debieron de haber sido y todo esto provocó el terror de decenas de personas al grado de que en este momento, aún los días del 2 de noviembre, ya se escuchan los chillidos, los llantos, y son almas en pena que ya comenzaron a sufrir en vida.
En el fraccionamiento Américas viviendo con intensidad el día de muertos con verdaderas historias de terror…”
LA COSA ES QUE…
Hay un exgobernador que ya cobró su factura y ahora está detrás de la nueva sociedad que busca librar la debacle periodística que para la opinión pública local ya es irreversible, porque periodismo que no vive del respeto no vive de nada.
Y la razón es simple: la contienda electoral 2020-2021 que buscará perfilar candidaturas cuestionables en todos los frentes, aun los independientes.
Un vez más se acredita la frase de Kapuscinski: “El periodismo no es para los cínicos”.
Qué tal.