COSA DE PRENSA

  •  AMLO y la crisis venezolana
  • Entender la Doctrina Estrada
  • ¿Bienvenida al muro de Trump?

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., viernes 25 enero 2019.- Aquel año que estudiamos inglés en el Instituto Matías Romero, de la Secretaría de Relaciones Exteriores, codeándonos con futuros diplomáticos de carrera, marcaría nuestra vida y lo que mejor recordamos con cierta emotividad, por supuesto, es la Doctrina Estrada, que nos habla de: La no injerencia, la libre determinación de los pueblos y la solución pacífica de las controversias, además del respeto a los derechos humanos… El presidente Andrés Manuel López Obrador, percibimos nosotros, aún no encuentra cómo explicar en sus conferencias de prensa algo que, diplomáticamente –o, en el marco de los principios fundamentales de la política exterior mexicana- es muy complejo y requiere de una mente abierta que vaya mucho más allá de las meras apariencias. Nos explicamos: En estos momentos, a la mayor parte de las y los mexicanos nos gustaría que México desconociera al presidente venezolano Nicolás Maduro y, especialmente por lo que conocemos de su lucha por los derechos humanos, al menos repudiara la represión que sufre el pueblo de aquel hermano país, sin embargo, eso no ha ocurrido ni ocurrirá. Hacerlo desvirtuaría abruptamente el liberalismo y constitucionalismo del Primer Mandatario mexicano… Ciertamente, es muy delicado el momento para la diplomacia mexicana. Y otro detalle curioso es que, como Tlahuelilpan, también viene a probar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, salvadas las proporciones, más o menos como ocurriera con el presidente Lázaro Cárdenas cuando en 1936 no solo enviara al Congreso la Ley de Expropiación Petrolera que ejecutaría en 1938, sino también en 1939, recibiera al éxodo de la Guerra Civil Española estallada tres años atrás, y que nos trajera a una generación de pensadores ibéricos inolvidables, entre ellos Daniel Cosío Villegas y Paco Ignacio Taibo señor. En el primer caso, la expropiación, el pueblo fue puesto a prueba para solidarizarse, tal y como hoy ocurre con el huachicol; y en el segundo, lo que se pone a prueba –como hoy con Venezuela- es precisamente la Doctrina Estrada, es decir, los principios fundamentales de la diplomacia mexicana. Ya vimos y estamos viendo, un poco de la nobleza de la política exterior mexicana, con el tratamiento a los migrantes centroamericanos, para quienes la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, acaba de anunciar apoyos, y también cómo está manejando el Presidente López Obrador la Doctrina Estrada, que naciera el 27 de septiembre de 1930, quizá lo único transcendente del gobierno de Pascual Ortiz Rubio, por iniciativa del canciller Genaro Estrada, para no reconocer lo que consideró una práctica denigrante, como era el reconocimiento de un gobierno extranjero a otro. “El Gobierno Mexicano sólo se limita a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos, sin calificar precipitadamente, ni a posterior, el derecho de las naciones para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades”, dice la Doctrina Estrada… Ayer, en la conferencia de prensa del Presidente, el canciller Macelo Ebrard, dijo que a México preocupa la paz, los derechos humanos, las libertades, “y coincidimos con la Organización de las Naciones Unidas, en primer lugar, respecto a que necesitamos hacer esfuerzos para reducir tensiones, evitar un escalamiento que lleve a la violencia y rechazar cualquier tipo de violencia política. También compartimos -y ayer tuvimos conversaciones- con el gobierno del Uruguay, con quienes hemos sostenido posiciones similares en las últimas semanas… México va a seguir esa postura. En síntesis, no intervención y disposición a contribuir con nuestro granito de arena a cualquier proceso que lleve a paz y diálogo. Esa sería la posición mexicana” … El Presidente reiteró: “Para no equivocarnos, lo mejor es ceñirnos a lo que establece la Constitución y poder conjugar en armonía cuatro principios básicos que están en la Constitución sobre esta materia: No intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y respeto a los derechos humanos…No es que estemos a favor o en contra, estamos por el cumplimiento de los principios constitucionales. Respeto absoluto, estricto a estos principios… Y no vamos a entrar en especulación. No queremos confrontación, no queremos pleito. Queremos llevar una relación de amistad con todos los pueblos y con todos los gobiernos del mundo”.

LA COSA ES QUE…

Nosotros preguntamos: ¿Qué pasaría en el ánimo de quienes piden la intervención de México en Venezuela, si el Presidente explicara que repudiar a Maduro y apoyar a Guaidó, sería tanto como traicionar a la Constitución y darle la bienvenida al muro de Trump?; qué tal.

 

 

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