COSA DE PRENSA

 

 

  • Primera “piedra” del Hidrocálido
  • Cómo transcurrieron sus inicios
  • “¿El infierno del Pacífico?” Qué va

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., miércoles 24 octubre 2018.- Hoy se conmemora el Trigésimo Séptimo Aniversario del periódico Hidrocálido y deseamos muchas felicidades a las y los periodistas que lo hacen posible. Desde luego, llamó la atención que lo auspiciara un periódico de la Ciudad de México del nivel de El Universal, gracias a las buenas relaciones del entonces gobernador, Rodolfo Landeros Gallegos… Estamos hablando de la primera época de Juan Francisco Ealy Ortiz al frente de El Gran Diario de México, que enfrentaba los desafíos que representaban “limpiar la casa”. Es decir, había siete sindicatos, de todo, y el más aguerrido de ellos era el Nacional de Redactores de la Prensa (SNRP) liderado por Mario Cedeño Rosas, con los contratos colectivos, además, de los periódicos Cine Mundial y Ovaciones. Y la otra misión era dignificar la imagen del periodista. Esta tarea sería encomendada al subdirector editorial Ariel Ramos y la otra, a su sucesor, Jorge Villa Alcalá, que culminaría hasta 1988… Estos eran los valores periodísticos, la piedra angular, sobre los que se fundaría en Aguascalientes el periódico Hidrocálido en 1981, cuya inauguración era parte a aquella primera época de Ealy Ortiz, quien este lunes festejó 49 años al frente de El Universal. Por todo ello, lo que menos se esperaba de Hidrocálido era un buen periodismo, mejor que la competencia, tarea que Agustín Morales Padilla encargó a un solo hombre: Heriberto Bonilla Barrón… Desde agosto de 1980, el hijo de don J. Cruz Bonilla renunciaría a El Sol del Centro, encargándose personalmente de todos los registros oficiales del periódico y la contratación de los servicios de las agencias informativas nacionales e internacionales, como Notimex e Informex, y United Press Internacional, Associated France Press y Reuters, entre otras, así como también de la contratación de personal. En aquel sexenio de Rodolfo Landeros y los primeros años de Hidrocálido fueron de muchas noches sociales que terminaban al día siguiente… La mañana del domingo 25 de octubre, rumiando todavía su orgullo herido, por la regañada que le había dado el patrón horas antes, porque no lo había esperado para cerrar la edición local inaugural, el jefe de Redacción escuchó toquidos en la puerta de su casa. Estaba pensando en regresar a El Sol del Centro donde le habían ofrecido enviarlo de director a El Sol de Irapuato: “Ahí te busca el señor Agustín Morales”, le dijo su esposa. A regañadientes, Heriberto regresó a su puesto de trabajo… En los gobiernos de Miguel Ángel Barberena Vega, Otto Granados y Felipe González, no había convenios de publicidad con los periódicos. Entonces los reporteros competían encarnizadamente por la nota de ocho, la principal de primera plana. Eso empezaría a cambiar cuando arribó Luis Armando Reynoso Femat, donde su jefa de prensa, la discípula de Heriberto, Carolina Rincón, cambiaría las reglas del juego: Los boletines de prensa oficiales empezarían a publicarse a ocho columnas. La fuerte comercialización de los espacios ganó prioridad en las mesas de redacción, donde era común que algún editor con espíritu periodístico fuera duramente regañado por los dueños de los periódicos: “¿Tú me vas a pagar lo que nos pagan por los boletines?” Al mismo tiempo surgían muchas caras nuevas, de “periodistas” que no lo eran, pero que justificaban los grandes presupuestos de la publicidad oficial… En 1998 Agustín Morales convocó a su personal para anunciarle dos cosas: que había pagado el total de su deuda (a Rodolfo Landeros) por lo que el periódico se desvinculaba de El Universal; y la otra fue, el nombramiento como subdirector de Heriberto Bonilla, justo reconocimiento al trabajo desempeñado, invariablemente –permítasenos la metáfora- 25 horas diarias, hasta que se infartó en 2016… Dos años antes, en 1996, el director del Sistema Nacional Penitenciario, Jorge Díaz de León, organizaría un viaje al penal de las Islas Marías. Irían Magdaleno Rodríguez y el presidente del Colegio de Arquitectos, Javier Macías Peña, y Heriberto recibiría la invitación a que los acompañara. La idea era muy periodística: Iban a “El infierno del Pacífico”, pero lo que encontraron fue: “Un paraíso tropical / qué bien se goza / el paraíso tropical”.

LA COSA ES QUE…

No parecía un penal, más bien semejaba un centro vacacional: “Había 12 campamentos turísticos” ¿En lugar de las crujías de Lecumberri? “Sí, como crujías de esa penitenciaría. No había vigilantes (celadores), los internos andaban armados, con machetes para labores del campo, aunque nadie se metía al mar porque estaba infestado de tiburones”, cuenta Heriberto; qué tal.

 

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