COSA DE PRENSA

 

  • ¿Desaparece comunicación social?
  • Relaciones del poder y la prensa
  • Político sin prensa, pobre político

 

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., miércoles 1 de agosto de 2018.- En el texto vecino a éste –el del periodista Carlos Ferreyra Carrasco– se habla de cambios en la comunicación social institucional y la relación del futuro presidente Andrés Manuel López Obrador y la prensa. Es un tema con mucho, apasionante, que nos lleva a cuando Lázaro Cárdenas inventara en su plan sexenal, las oficinas de prensa del gobierno. Habían pasado los “cañonazos de 50 mil pesos” de Álvaro Obregón que “nadie podía resistir”. Nuestro amigo hace un rápido recuento de algunos jefes de prensa de los presidentes de la República. Relata cómo el poder político sometía al extinto “cuarto poder” –sustituido ahora por el poder electoral, que muy seguramente será enjuiciado muy pronto- con negocios muy turbios, desde la empresa Productora e Importadora de Papel, S.A. (PIPSA) y hasta homicidios como el del último director de la Cooperativa de Excélsior en 2006, José Manuel Nava Sánchez. Es decir, el poder político  siempre sometió al periodismo a base de negociaciones, donde los reporteros nada tenían que ver… Carlos Salinas de Gortari, estaba muy consciente de lo que le representaba la prensa crítica después de “la caída del sistema” de Manuel Bartlett Díaz, e intentaría un “new deal”, como el de Roosevelt en la Segunda Guerra Mundial, que algunos reporteros llevarían a sus redacciones de los periódicos en su momento. Con gran interés, en la de Bucareli 8, escuchábamos a Fidel Samaniego (+) transmitirnos las inquietudes del entonces candidato, cuando desde la calle de Felipe Villanueva, en San Ángel, transmitía a los periodistas que cubrieran su campaña, lo que quería hacer en materia de una nueva relación del Presidente con los periodistas. Se escuchaba novedoso, bien intencionado, incluso, hasta con mejoras salariales para los periodistas serios, profesionales. La intención era, fue y seguirá siendo siempre, contrarrestar la crítica y la improvisación… Desde este contexto muchos periodistas están inquietos por saber qué pasará cuando asuma la Presidencia Andrés Manuel López Obrador. Algunos ya cambiaron de posición, esto es, han dejado los cargos que tenían, como Ricardo Alemán quien dejaría Televisa, Milenio y Canal 11, aunque luego regresaría a éste último; Rubén Cortés renunció a la dirección del periódico La Razón, luego de nueve años de labores; pero caerá en blandito Rubén Cortés porque sustituirá en la dirección del periódico 24 Horas al periodista Eduardo Salazar, exreportero de Jacobo, quien al igual que Carlos Marín, ya exdirector de Milenio, se irá de asesor a la presidencia de la empresa; y Miguel Ángel Rocha Valencia, exdirector de Unomásuno, deja ABC760AM después de 17 años. Su director también renunció. No son pocos los periodistas que han sido críticos a El Peje, como Raymundo Riva Palacio, Ricardo Rocha, Ciro Gómez Leyva, Leo Zuckermann, Federico Reyes Heroles, Mario Ramón Beteta, entre otros, quienes para muchos están en la mira. Pero vale recordar que los periodistas, como todos los mencionados y muchos más, no dependemos del poder político para sobrevivir como periodistas, y menos ahora con las redes sociales. Ciertamente, cambia nuestro momento, en el que teníamos muchos contactos en los más altos niveles del poder político, y dejamos de tenerlos al salir de tal o cual medio, para empezar una suerte de ostracismo que para los buenos periodistas no es para siempre. Por lo tanto, en el caso de muchos periodistas, nada qué temer con el cambio y al contrario, bienvenido. Todo periodista experimentado sabe que no existen los gobiernos perfectos, que en México no hay Lulas ni Mujicas, y que siempre tendremos qué escribir y con qué criticar a los malos políticos, además de ineficientes, corruptos. Es más fácil que el político acabe reconociendo la valía del periodismo y sus mejores exponentes, a que el periodista se someta a los caprichos de los gobernantes en turno.

LA COSA ES QUE…

Es un hecho que habrá cambios en la relación del poder político con el periodismo y que muy probablemente también desaparezcan las oficinas de prensa. Pero nunca desaparecerá la necesidad del político en que el periodismo consigne su buen desempeño, si es que lo llega a tener; qué tal.

 

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