COSA DE PRENSA

 

 

  • Ahora nos toca a nosotros

  • El destino ya nos alcanzó

  • Suerte de América a México

Javier Rodríguez Lozano

 

AGUASCALIENTES, Ags., domingo 29 de julio de 2018.- Créame amable Lector, en estos días he visto conmovido hasta la médula cómo se rayan los ojos de un hombre, como pocos, pero los hay, que durante toda su vida acariciara el triunfo de los ideales de la izquierda mexicana.  Incluso –a su manera- combatiría por ellos, arriesgando su vida en el campo violento de la tiranía, donde muchas mujeres y hombres dejaron sus vidas. En mi mocedad y en mi periodismo policiaco conviví con algunos (La Nacha) y vi los cadáveres de otros (Olivia Ledezma Flores, de la Liga 23S). Nunca creí del todo en el Subcomandante Marcos/Galeano, hoy Solalinde me da la razón. Jamás se me ocurrió pensar, aunque siempre me cayera bien, que Carlos Fuentes tuviera razón; nunca creí que una Revolución de las ideas se ganara sin las armas. Hoy he aprendido que debo confiar siempre en lo esencial, como decía  Antoine Saint-Exupery, con aquello que “solo el corazón ve, lo esencial es invisible a los ojos”. Así lo pondera el autor de La silla del águila – que Peña Nieto creía que era de Krauze– al resaltar “la íntima grandeza” de quien con carácter y sin cultura, tiene “una capacidad personal de entender el mundo, de situarse en el mundo y de actuar en consecuencia. Y eso lo tiene poca gente”. Peña Nieto, decía entonces Fuentes, “no merece ser presidente” (el tiempo le daría la razón), y ponderaría su apoyo a Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador… Vaya contexto, ¿no es cierto? Lo que acaba de ocurrir el 1 de julio va mucho más allá de una elección presidencial. Ahora, decimos mi amigo y yo, el peligro real son los vituperios del ciego orden establecido, cómodamente inmerso en la cultura del “valemadrismo”, que ya critica a gritos los primeros pasos -prematuros quizás, desde el punto de vista institucional, pero oportunísimos a partir de la emergencia nacional que vivimos- hacia la Cuarta República. Permítaseme llamarle así a la transformación hacia la que nos dirigimos Usted, los demás y yo, que necesitará de todas y todos los mexicanos, una sola actitud: Creer en México, creer en nosotros mismos como mexicanos. No es AMLO, no es El Peje, no son algunos de su gabinete; es México y a los mexicanos, a los que tenemos sacar adelante nosotros mismos. Nadie va a venir a hacerlo por nosotros… ¿Por qué digo esto? Entre 1918 y 1923 se publicaron los dos volúmenes de La decadencia de Occidente, del alemán Oswald Spengler. El Ciudadano 014-Q, del blog de filosofía “La Sangre del León Verde”, dice en su nota bibliográfica: “El motor del expansionismo, para el filósofo alemán, será una suerte de socialismo que no debemos confundir con comunismo ni con socialdemocracia; este socialismo expansivo tiene muchos nombres pero lo que Spengler consideraba tal hoy recibe el nombre de ‘Gran Gobierno’ o ‘Estado del Bienestar’. ¿Será el afianzamiento del control y la decadencia civilizada que supone este socialismo expansivo el protagonista del cercano decurso histórico?”…Spengler proclamaría entonces que la cultura Occidental se hallaba en su etapa final y afirmaba que era posible “predecir los hechos por venir en la historia del occidente”. Recomendaba al mundo volver sus miradas a las culturas de la India, de China y, sí, la de México; más o menos como en 1988 pronosticara también Manuel J. Clouthier, convencido de que, “La mujer dormida debe dar a luz”, de Ayocuán. Este destino manifiesto nos alcanzaría 30 años después, hace un mes… Por eso, mentes lúcidas de uno de esos hombres excelsos que describe Carlos FuentesJosé Mujica– nos envió un mensaje, impresionantemente coincidente con el de Spengler hace casi un siglo, que dice: “Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos’, dijo Porfirio hace muchos años de la tragedia de México. Es un pueblo maravilloso, asilo de todos los perseguidos del mundo, que a pesar de sus pesares pudo recibir un millón de migrantes en un año sin quejarse”.

LA COSA ES QUE…

¿Nos permite, amable Lector, cerrar este círculo virtuoso el día de mañana martes?; qué tal.

 

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